/ viernes 28 de junio de 2024

Ante más polarización, más conversación

Por Stefany Rocha Del Liito

Vivimos en un mundo que mete todo en cajitas, que busca identidades, que nos obliga a tomar bandos y que tengamos siempre un lado “definido”. Vivimos en una sociedad donde los puntos medios, simplemente, no son opción. ¿Por qué? Porque la polarización ya nos ganó.

Este fenómeno, más allá ser ser un caldo de cultivo para guerras y violencia, es un disruptor gigante para el tejido social y la paz. No necesitamos ser un científico de la Nasa para deducir qué es lo que pasa cuando una sociedad se deja de escuchar y comienza a validar sólo sus propias ideas.

Hubo un experimento muy sencillo sobre este tema llevado a cabo por Jake Teeny (2023) en EEUU, poniendo a conversar personas que se sentían altamente identificados como demócratas o republicanos, claramente pocos querían entablar una conversación con “el de enfrente”. Al preguntarles a los participantes el porqué no, la respuesta que obtuvieron los investigadores fue muy sencilla: “porque no me van a escuchar”.

La clave para poder despolarizar esta sociedad que busca bandos, recae, no en saber quién tiene la razón o quién tiene los mejores argumentos, sino saber escuchar a quien tenemos enfrente. Y ojo aquí lector, porque la idea que cruce por tu cabeza puede ser: que caso tiene si el otro no me va a entender. Precisamente ahí, está la clave para despolarizar, abrir la conversación sin el objetivo de tener la argumentación ganadora, de cambiar puntos de vista o convencer al otro, sino de escuchar.

Bien lo dicen los estudios de narrativas llevados a cabo por el IFIT, las narrativas no desaparecen porque las ignoramos y les demos la espalda, al contrario, lucharán siempre por salir y ver la luz. Para ser reconocidas y vistas.

René Pérez nos lo dice muy simple en una canción: “La guerra pierde todas las luchas cuando los enemigos se escuchan, la guerra no aguanta la vida por eso se esconde en la muerte”. No dejemos que la polarización le de muerte a nuestro tejido social y que la vida del diálogo y la conversación entre los seres humanos, se esconda en la muerte del desinterés y la cerrazón.

Empecemos a abrir conversaciones complejas, donde el objetivo no sea tener la razón, sino abrir el espacio para que tanto nosotros como los otros tengan la posibilidad de sentir que de verdad, tienen voz.

Por Stefany Rocha Del Liito

Vivimos en un mundo que mete todo en cajitas, que busca identidades, que nos obliga a tomar bandos y que tengamos siempre un lado “definido”. Vivimos en una sociedad donde los puntos medios, simplemente, no son opción. ¿Por qué? Porque la polarización ya nos ganó.

Este fenómeno, más allá ser ser un caldo de cultivo para guerras y violencia, es un disruptor gigante para el tejido social y la paz. No necesitamos ser un científico de la Nasa para deducir qué es lo que pasa cuando una sociedad se deja de escuchar y comienza a validar sólo sus propias ideas.

Hubo un experimento muy sencillo sobre este tema llevado a cabo por Jake Teeny (2023) en EEUU, poniendo a conversar personas que se sentían altamente identificados como demócratas o republicanos, claramente pocos querían entablar una conversación con “el de enfrente”. Al preguntarles a los participantes el porqué no, la respuesta que obtuvieron los investigadores fue muy sencilla: “porque no me van a escuchar”.

La clave para poder despolarizar esta sociedad que busca bandos, recae, no en saber quién tiene la razón o quién tiene los mejores argumentos, sino saber escuchar a quien tenemos enfrente. Y ojo aquí lector, porque la idea que cruce por tu cabeza puede ser: que caso tiene si el otro no me va a entender. Precisamente ahí, está la clave para despolarizar, abrir la conversación sin el objetivo de tener la argumentación ganadora, de cambiar puntos de vista o convencer al otro, sino de escuchar.

Bien lo dicen los estudios de narrativas llevados a cabo por el IFIT, las narrativas no desaparecen porque las ignoramos y les demos la espalda, al contrario, lucharán siempre por salir y ver la luz. Para ser reconocidas y vistas.

René Pérez nos lo dice muy simple en una canción: “La guerra pierde todas las luchas cuando los enemigos se escuchan, la guerra no aguanta la vida por eso se esconde en la muerte”. No dejemos que la polarización le de muerte a nuestro tejido social y que la vida del diálogo y la conversación entre los seres humanos, se esconda en la muerte del desinterés y la cerrazón.

Empecemos a abrir conversaciones complejas, donde el objetivo no sea tener la razón, sino abrir el espacio para que tanto nosotros como los otros tengan la posibilidad de sentir que de verdad, tienen voz.