/ lunes 23 de septiembre de 2024

Trump sufre segundo atentado y Zedillo critica atentado contra la democracia en reforma judicial

A dos meses de que Donald Trump fuera víctima de un atentado en un mitin en Pensilvania, el pasado 15 de septiembre sufrió un segundo intento de asesinato, esta vez jugando golf en el Trump International Golf Club. Este suceso ha generado una efervescencia mediática alrededor del candidato republicano al sumarse a su cuestionado desempeño en el debate con Kamala Harris y a su pelea en redes sociales con Taylor Swift, agudizando la polarización en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Como era de esperarse, Trump intentó capitalizar este segundo atentado al mandar un correo electrónico a su lista de donantes para informarles que se encontraba a salvo y, de paso, acusar a los demócratas de provocar esta agresión por su lenguaje incendiario.

Finalmente, un día después del segundo atentado, Trump difundió en sus redes sociales el mensaje: “Fight, fight, fight, fight”, dejando en claro que el caos es el lugar en el que mejor se desenvuelve y que no dudará en seguir en pie de lucha y crecerse ante la adversidad.

La situación que vivió Donald Trump no es aislada, como lo han querido hacer ver el presidente Joe Biden y la candidata demócrata a la presidencia Kamala Harris al decir que la violencia no tiene cabida en su país. No obstante a estas aseveraciones, desde 1776 que se fundó la nación de los Estados Unidos, los asesinatos de presidentes o candidatos son numerosos.

El primer mandatario asesinado fue Abraham Lincoln en 1865 por defender los derechos de las personas de raza negra, según historiadores. James Garfield fue el segundo presidente asesinado, en 1881. William Mckinley fue el tercer mandatario asesinado, en 1901. Y el caso más recordado, posiblemente por lo dramático de las escenas, fue el de John F. Kennedy, asesinado en 1963. Agresiones de este tipo siguen marcando la historia política en el país vecino y llenando los encabezados de los principales medios a nivel mundial.

Coincidentemente, el mismo día que Donald Trump sufrió el segundo atentado, el expresidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, dio el mensaje inaugural de la Conferencia Anual 2024 de la Internacional Bar Association (la cual reúne a 190 barras de abogados y 80 mil abogados de todo el mundo). Traigo a colación a Zedillo no sólo por el mensaje que dio en este importante evento, también porque fue nombrado candidato sustituto a la presidencia de la república por el Partido Revolucionario Institucional, precisamente, por el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994.

Regresando a su discurso ante los abogados, Zedillo advirtió que la reforma al Poder Judicial (publicada el mismo 15 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación con una desesperación pasmosa), “destruirá al sistema judicial mexicano y, con ello, enterrará la democracia y lo que quede del frágil estado de derecho”.

La voz de Zedillo viene a escucharse después de un exilio de opinión al que él mismo se ensimismó desde que concluyó su mandato. Y lo hace para sumarse a las voces que se han alzado para calificar a la reforma al Poder Judicial como el golpe más letal en la historia reciente de México, sobre todo, por las consecuencias económicas que puede traer a nuestra nación.

Como hemos visto, pasamos un 15 de septiembre lleno de eventualidades. Por una parte, el segundo atentado a Donald Trump lo pone nuevamente en la palestra mediática y, como suele hacerlo cada vez que se encuentra en el ojo del huracán, le puede ayudar a revertir en la recta final de la campaña la tendencia negativa que venía arrastrando en las encuetas.

Finalmente, estamos a dos semanas de que inicie “la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación” y el panorama luce complejo para la nueva administración. No sólo es la reforma al Poder Judicial la que tiene nerviosos a los mercados internacionales y a un sector muy numeroso e importante de la población mexicana, también la incertidumbre se alimenta por la eliminación de los órganos autónomos y la sobrerrepresentación del oficialismo en el poder legislativo.

Ahora, el único contrapeso para el gobierno federal que entra en funciones el 1 de octubre de este 2024 será la conciencia de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Mientras en EEUU atentados contra candidato, en México atentados contra la democracia.

Facebook: @Juan Hernandez

Twitter: @JuanHernandezS

Instagram: dr.juanhernandez

A dos meses de que Donald Trump fuera víctima de un atentado en un mitin en Pensilvania, el pasado 15 de septiembre sufrió un segundo intento de asesinato, esta vez jugando golf en el Trump International Golf Club. Este suceso ha generado una efervescencia mediática alrededor del candidato republicano al sumarse a su cuestionado desempeño en el debate con Kamala Harris y a su pelea en redes sociales con Taylor Swift, agudizando la polarización en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Como era de esperarse, Trump intentó capitalizar este segundo atentado al mandar un correo electrónico a su lista de donantes para informarles que se encontraba a salvo y, de paso, acusar a los demócratas de provocar esta agresión por su lenguaje incendiario.

Finalmente, un día después del segundo atentado, Trump difundió en sus redes sociales el mensaje: “Fight, fight, fight, fight”, dejando en claro que el caos es el lugar en el que mejor se desenvuelve y que no dudará en seguir en pie de lucha y crecerse ante la adversidad.

La situación que vivió Donald Trump no es aislada, como lo han querido hacer ver el presidente Joe Biden y la candidata demócrata a la presidencia Kamala Harris al decir que la violencia no tiene cabida en su país. No obstante a estas aseveraciones, desde 1776 que se fundó la nación de los Estados Unidos, los asesinatos de presidentes o candidatos son numerosos.

El primer mandatario asesinado fue Abraham Lincoln en 1865 por defender los derechos de las personas de raza negra, según historiadores. James Garfield fue el segundo presidente asesinado, en 1881. William Mckinley fue el tercer mandatario asesinado, en 1901. Y el caso más recordado, posiblemente por lo dramático de las escenas, fue el de John F. Kennedy, asesinado en 1963. Agresiones de este tipo siguen marcando la historia política en el país vecino y llenando los encabezados de los principales medios a nivel mundial.

Coincidentemente, el mismo día que Donald Trump sufrió el segundo atentado, el expresidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, dio el mensaje inaugural de la Conferencia Anual 2024 de la Internacional Bar Association (la cual reúne a 190 barras de abogados y 80 mil abogados de todo el mundo). Traigo a colación a Zedillo no sólo por el mensaje que dio en este importante evento, también porque fue nombrado candidato sustituto a la presidencia de la república por el Partido Revolucionario Institucional, precisamente, por el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994.

Regresando a su discurso ante los abogados, Zedillo advirtió que la reforma al Poder Judicial (publicada el mismo 15 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación con una desesperación pasmosa), “destruirá al sistema judicial mexicano y, con ello, enterrará la democracia y lo que quede del frágil estado de derecho”.

La voz de Zedillo viene a escucharse después de un exilio de opinión al que él mismo se ensimismó desde que concluyó su mandato. Y lo hace para sumarse a las voces que se han alzado para calificar a la reforma al Poder Judicial como el golpe más letal en la historia reciente de México, sobre todo, por las consecuencias económicas que puede traer a nuestra nación.

Como hemos visto, pasamos un 15 de septiembre lleno de eventualidades. Por una parte, el segundo atentado a Donald Trump lo pone nuevamente en la palestra mediática y, como suele hacerlo cada vez que se encuentra en el ojo del huracán, le puede ayudar a revertir en la recta final de la campaña la tendencia negativa que venía arrastrando en las encuetas.

Finalmente, estamos a dos semanas de que inicie “la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación” y el panorama luce complejo para la nueva administración. No sólo es la reforma al Poder Judicial la que tiene nerviosos a los mercados internacionales y a un sector muy numeroso e importante de la población mexicana, también la incertidumbre se alimenta por la eliminación de los órganos autónomos y la sobrerrepresentación del oficialismo en el poder legislativo.

Ahora, el único contrapeso para el gobierno federal que entra en funciones el 1 de octubre de este 2024 será la conciencia de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Mientras en EEUU atentados contra candidato, en México atentados contra la democracia.

Facebook: @Juan Hernandez

Twitter: @JuanHernandezS

Instagram: dr.juanhernandez