Recién iniciado el siglo XXI, el año 2001 representó hasta la fecha, uno de los años paradigmáticos para la humanidad por los cambios que se produjeron desde entonces; por aquél terrible acto de cual ha afectado la vida de todos por las consecuencias de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York.
Marcó un antes y un después que nos obligó a ver el mundo con otros ojos; a buscar explicar por qué el inicio de una nueva centuria no nos traía el tan esperado bienestar y a comenzar a resentir, como vecinos sureños de Estados Unidos, una nueva política defensiva por los sucesos, y ofensiva con sus altibajos, claroscuros e indefiniciones de los diferentes gobiernos norteamericanos. Muchas de las acciones mundiales y nacionales actuales, son todavía su consecuencia y siguen en constante transformación.
Ese es el escenario del que nos ocupamos los observadores y analistas de la realidad internacional y nacional y de quienes tenemos el privilegio de compartir nuestras opiniones con el público y los lectores de medios de comunicación.
En estos casi 17 años he seguido puntualmente las noticias y opinado desde mi perspectiva todos esos aconteceres; rastreando el tema o temas y puntos de vista que pudiesen ser del interés colectivo con el afán de entender más allá de la mera especulación. Así, George Bush, Barack Obama y Donald Trump se convirtieron en invitados frecuentes de mis columnas y una gran cantidad de personajes que han hecho historia tanto en la política, en la cultura, sin faltar el tema de la educación; preocupaciones frecuentes en mi quehacer cotidiano.
Sin duda, en casa, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña me proporcionaron un material inmejorable para mis artículos en cuanto a política exterior se trató, sin dejar de lado a las figuras centrales de la política latinoamericana y europea, y hasta asiática y africana, actores ya insustituibles de la nueva realidad global.
Las elecciones mexicanas de 2018 abren una nueva ilación de lo que vendrá en esta época tan llena de incertidumbres. Creo que por primera vez se verán más claros una serie de factores externos que determinarán también al triunfador a la presidencia de la República; no sólo los imaginarios en el colectivo, sino los que son producto de nuestra percepción y los reales. No será la primera ocasión que elementos extraños influyan o quieran influir. Consta en nuestra historia, desde la Independencia. Hoy los veremos en muchos casos de manera sutil y otros de manera burda. Esto hace de México un país protagónico que juega un papel central en muchos sentidos, con el elemento geopolítico como determinante.
A partir de ahora todo ello lo veré desde otra trinchera analítica. Agradezco a la OEM, a El Sol de México y a todos los colegas y lectores sus deferencias en todos este tiempo, en espera de que pronto nos reencontremos. Un recuerdo muy especial a Don Mario Vázquez Raña quien me invitó a colaborar hace más de 17 años, y a Doña Paquita un saludo cordial.