/ domingo 10 de abril de 2016

La muy noble, insigne y muy leal e imperial Ciudad de México | Jorge Schiaffino Isunza*

El texto La muy Noble, Insigne y muy Leal e Imperial Ciudad de México presentado por Sonia Lombardo de Ruiz, relata la historia de la toma de México-Tenochtitlan, rendida el 13 de agosto de 1521 y describe la destrucción sistemática de la ciudad prehispánica. La invasión de los nuevos colonizadores españoles encabezados por Hernán Cortés de Monroy y Pizarro (1485-1547), fue trágica, ya que se trataba de una estrategia militar que acabó por destruir todas las edificaciones que a lo largo de muchos años construyeron los mexicas. Los hombres de Cortés destruyeron las obras por varias razones: para evitar ser atacados desde las azoteas, para cortar el agua potable a los mexicanos y cegar las acequias para dar vía franca a las tropas españolas, quedando así la ciudad materialmente devastada.

En aquella época, como lo relata Sonia Lombardo de Ruiz, la destrucción se dio para evitar que fueran atacados los nuevos colonizadores, hoy a cientos de años de distancia, después de haber pasado por muchos hechos históricos, nuestra ciudad otrora “La ciudad de los palacios”, se ha colapsado y la responsabilidad de lo ocurrido la tienen quienes con gobiernos populistas para mantener el poder por el poder, tomaron decisiones clientelares, mirando más a cómo mantenerse en el poder, en lugar de orientar las políticas públicas al desarrollo de la ciudad, sobre todo en materia de obra pública, que beneficiara a la capital de todos los mexicanos. Antes de 1997, cuando nuestra ciudad era gobernada por el Presidente de la República a través de un jefe del Departamento del Distrito Federal, la prioridad era dar servicios a la ya creciente ciudad denominada también en otro tiempo como la ciudad más grande del mundo.

En efecto, las obras particularmente que mejoraban la vialidad y la transportación de los ciudadanos, hoy llamada movilidad, nunca en los cambios de Gobierno se frenaron, así se dio paso a la construcción de grandes avenidas, a su pavimentación, al Periférico, al Viaducto, a los ejes viales y de manera particular en el sexenio de Díaz Ordaz, bajo la jefatura del Distrito Federal del general Corona del Rosal, se dio paso a la magna obra de transporte público denominado Metro, que se fue desarrollando además con un plan maestro que en el año 2020 aproximadamente, debía contar con diversas líneas que transportaran a los mexicanos de la capital y a sus visitantes por toda la ciudad.

Se iniciaron también grandes obras de infraestructura hidráulica para satisfacer del vital líquido a toda la ciudad, sin importar la clase social que habita las diversas colonias de nuestra ciudad, así se fue desarrollando la Ciudad de México en la historia contemporánea, con grandes problemas que también no se lograron superar como la integración de un transporte público de superficie que pudiera satisfacer la creciente demanda, particularmente cuando desaparecieron los transportes eléctricos denominados tranvías.

La Ciudad de México, de manera particular en la segunda mitad del siglo XXI, tuvo también grandes problemas de malas decisiones y de la propia naturaleza, como los disturbios del 68 y los terremotos del 57 y 85 por mencionar solo algunos de ellos.

Sin embargo, nada se compara a la tragedia que empezó a vivir la Ciudad de México desde 1997, que instauró como sistema de Gobierno el populismo, las ocurrencias como decisión política y el clientelismo para mantener en el poder con un Gobierno de falsa de izquierda, que estaba en formación y que agrupó a diversas organizaciones antagónicas, todas ellas al sistema político mexicano, ambiciosas de poder político y poder económico y como primera decisión fue suspender la construcción del acuaférico, que debía quedar concluido en 2003 y que dotaría de agua potable a las delegaciones de Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta y parte de Xochimilco, hoy condenados a no tener el vital líquido y seguir en pleno siglo XXI abriendo sus llaves y recibiendo el agua de tamarindo, como ellos mismos lo llaman, por el color y la descomposición como la reciben.

Si la Organización Editorial Mexicana me lo permite, en los dos siguientes artículos trataremos de sintetizar el por qué del colapso en el que hoy se encuentra nuestra querida ciudad.

* Exlegislador                       jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx

/arm

El texto La muy Noble, Insigne y muy Leal e Imperial Ciudad de México presentado por Sonia Lombardo de Ruiz, relata la historia de la toma de México-Tenochtitlan, rendida el 13 de agosto de 1521 y describe la destrucción sistemática de la ciudad prehispánica. La invasión de los nuevos colonizadores españoles encabezados por Hernán Cortés de Monroy y Pizarro (1485-1547), fue trágica, ya que se trataba de una estrategia militar que acabó por destruir todas las edificaciones que a lo largo de muchos años construyeron los mexicas. Los hombres de Cortés destruyeron las obras por varias razones: para evitar ser atacados desde las azoteas, para cortar el agua potable a los mexicanos y cegar las acequias para dar vía franca a las tropas españolas, quedando así la ciudad materialmente devastada.

En aquella época, como lo relata Sonia Lombardo de Ruiz, la destrucción se dio para evitar que fueran atacados los nuevos colonizadores, hoy a cientos de años de distancia, después de haber pasado por muchos hechos históricos, nuestra ciudad otrora “La ciudad de los palacios”, se ha colapsado y la responsabilidad de lo ocurrido la tienen quienes con gobiernos populistas para mantener el poder por el poder, tomaron decisiones clientelares, mirando más a cómo mantenerse en el poder, en lugar de orientar las políticas públicas al desarrollo de la ciudad, sobre todo en materia de obra pública, que beneficiara a la capital de todos los mexicanos. Antes de 1997, cuando nuestra ciudad era gobernada por el Presidente de la República a través de un jefe del Departamento del Distrito Federal, la prioridad era dar servicios a la ya creciente ciudad denominada también en otro tiempo como la ciudad más grande del mundo.

En efecto, las obras particularmente que mejoraban la vialidad y la transportación de los ciudadanos, hoy llamada movilidad, nunca en los cambios de Gobierno se frenaron, así se dio paso a la construcción de grandes avenidas, a su pavimentación, al Periférico, al Viaducto, a los ejes viales y de manera particular en el sexenio de Díaz Ordaz, bajo la jefatura del Distrito Federal del general Corona del Rosal, se dio paso a la magna obra de transporte público denominado Metro, que se fue desarrollando además con un plan maestro que en el año 2020 aproximadamente, debía contar con diversas líneas que transportaran a los mexicanos de la capital y a sus visitantes por toda la ciudad.

Se iniciaron también grandes obras de infraestructura hidráulica para satisfacer del vital líquido a toda la ciudad, sin importar la clase social que habita las diversas colonias de nuestra ciudad, así se fue desarrollando la Ciudad de México en la historia contemporánea, con grandes problemas que también no se lograron superar como la integración de un transporte público de superficie que pudiera satisfacer la creciente demanda, particularmente cuando desaparecieron los transportes eléctricos denominados tranvías.

La Ciudad de México, de manera particular en la segunda mitad del siglo XXI, tuvo también grandes problemas de malas decisiones y de la propia naturaleza, como los disturbios del 68 y los terremotos del 57 y 85 por mencionar solo algunos de ellos.

Sin embargo, nada se compara a la tragedia que empezó a vivir la Ciudad de México desde 1997, que instauró como sistema de Gobierno el populismo, las ocurrencias como decisión política y el clientelismo para mantener en el poder con un Gobierno de falsa de izquierda, que estaba en formación y que agrupó a diversas organizaciones antagónicas, todas ellas al sistema político mexicano, ambiciosas de poder político y poder económico y como primera decisión fue suspender la construcción del acuaférico, que debía quedar concluido en 2003 y que dotaría de agua potable a las delegaciones de Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta y parte de Xochimilco, hoy condenados a no tener el vital líquido y seguir en pleno siglo XXI abriendo sus llaves y recibiendo el agua de tamarindo, como ellos mismos lo llaman, por el color y la descomposición como la reciben.

Si la Organización Editorial Mexicana me lo permite, en los dos siguientes artículos trataremos de sintetizar el por qué del colapso en el que hoy se encuentra nuestra querida ciudad.

* Exlegislador                       jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx

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