- José Roberto Ruiz Saldaña
El próximo lunes 27 de febrero, el Instituto Nacional Electoral (INE) presentará formalmente la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, esfuerzo que refleja una experiencia también acumulada de la institución para consolidar la calidad de nuestra democracia.
De una mera tarea de promoción de los valores de la democracia, en los orígenes del entonces Instituto Federal Electoral, se transitó a Planes y Estrategias trianuales y quinquenales de promoción de competencias en los ciudadanos para lograr una ciudadanía activa e integral, hasta llegar ahora a una visión mucho más sólida y articulada, toda vez que la Enccivica tiene un diseño de política pública, ocho líneas de acción, la pretensión de articular esfuerzos entre aliados estratégicos, una línea de tiempo mayor, esto es, de siete años, la obligación de su revisión anual y, sobre todo, la obligación de crear un sistema de monitoreo y de indicadores que permitirá revisar quién hace qué, cómo y cuándo en materia de cultura cívica en el país.
En el contexto de la presentación nacional de la Enccivica, el INE también aprovechará para suscribir 32 convenios generales con los organismos públicos locales electorales, los cuales permitirán poner bases comunes para el trabajo conjunto en la implementación de dicha estrategia. El trabajo articulado también en esta materia entre la autoridad electoral nacional y las autoridades electorales locales es muy importante, toda vez que se requiere evitar la dispersión de esfuerzos y armonizar el trabajo y las acciones tan heterogéneas precisamente con los objetivos y líneas de la Enccivica.
La Estrategia Nacional de Cultura Cívica pone a México en una ruta más precisa para crear ciudadanía, como se dijo, por la concepción de su diseño. Sin embargo, hay que ser conscientes que aun con una implementación al pie de la letra, el desafío para el país en la construcción de ciudadanía es de enormes dimensiones.
Factores sociales, económicos y legales están presentes y determinan en gran parte la posibilidad de lograr ciudadanos que, por hábito, conozcan cuáles son sus derechos, los exijan y controlen a los gobernantes, involucrándose en los asuntos públicos. La enorme pobreza y desigualdad es un freno al trabajo de culturización. Si bien es posible y deseable llevar a los sectores más empobrecidos esos contenidos, lo cierto es que es condición previa cubrir sus derechos sociales. Por su parte, la notable limitación de recursos o la inexistencia de partidas presupuestales en muchas instituciones para la cultura cívica es otra gran limitante. Además, es claro que debiera existir una institución con facultades incluso constitucionales de coordinación de estos esfuerzos, dedicada de tiempo completo a atender la problemática para que la construcción de ciudadanía fuera una tarea del Estado mexicano.
No obstante esas limitaciones estructurales, el horizonte que ofrece la Enccivica es prometedor, hay empeño institucional por su éxito y optimismo en la batalla cultural que conlleva. Consejero electoral del INE
@Jose_Roberto77
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