/ viernes 23 de febrero de 2024

A dos años del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania

Por Sofía Pacheco Niño de Rivera*

A dos años del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, las incógnitas sobre el futuro que les depara continúan aumentando, y hoy Ucrania se divide entre la esperanza y el desgaste.

Dos años se dicen fácil. Sin embargo, son 730 días, que se traducen en más de 10 millones de desplazados dentro y fuera de Ucrania, más de 3 billones de dólares en costo para la economía mundial, y 400 mil soldados ucranianos muertos en el frente de batalla.

El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin, presidente de Rusia, rompió el alto al fuego en Donbas, una región al este de Ucrania ubicada como enclave estratégico en el conflicto por sus reservas de carbón y por su inclinación pro rusa.

El gobierno de Putin reconoció territorios dentro de esta región como repúblicas independientes, lo cual puso en el máximo punto de estrés las tensiones diplomáticas, y a los pocos días fue inminente el inicio de una guerra abierta, con ataques por mar, tierra y aire.

La escala de los enfrentamientos ha sido sumamente agresiva y ha sumergido al comercio mundial en una crisis que se está volviendo un gran desafío resolver.

No obstante, tal ritmo de destrucción no es sostenible al mismo ritmo durante tanto tiempo, por lo que ahora podríamos decir que la guerra se encuentra en un momento de estancamiento, donde ninguna de las dos partes ha podido consolidar sus objetivos estratégicos.

A estas alturas, los principales frentes de guerra se ubican en el este y sur del territorio ucraniano.

El invierno ha frenado la dispersión de otros centros de batalla, y en otras zonas faltan armas y militares; los soldados de ambos bandos viven un ánimo de cansancio y explotación recurrente aunado a la falta de envío de municiones.

Sin embargo, aún no llega el derrotismo a las filas del ejército y esperan pronto recibir, principalmente por parte de Europa, armas de largo alcance, tanques, drones, misiles, sistemas de defensa aérea, como aviones de combate F-16, C-130 súperhercules y aeronaves de transporte C-17 globemaster.

Nuevas ofensivas se vislumbran para primavera y verano, ya que Ucrania consiga este arsenal armamentístico y renueve tropas que la ley marcial le permite reclutar, mientras que rusia sigilosamente también refuerza su capacidad militar.

Apenas recientemente, Estados Unidos declaró que Rusia se encuentra preparando el desarrollo de un arma nuclear espacial que pudiera servir para atacar satélites de occidente y hacer un boicot de las comunicaciones a nivel mundial.

Mientras tanto, ante este contexto y con una economía paralizada, lejos de ver comprometida la ayuda en fondos económicos, Ucrania ve cada vez más complicadas las negociaciones para formar parte de la Unión Europea, ya que el bloque de países ha querido apoyar a Vladimir Zelenski, presidente ucraniano, pero dichos apoyos le han causado a Europa un gran choque con los intereses de sus ciudadanos, principalmente en el sector agrícola, por lo que en un año electoral, como el 2024, podría ser que la Unión Europea opte por priorizar sus asuntos internos y retirar parcialmente el apoyo a los afectados por la guerra.

La otra esperanza de Ucrania radica en Estados Unidos, que también atravesará elecciones este año, por lo que el resultado podría ser una especie de péndulo para el conflicto.

Si Donald Trump ganara nuevamente la Presidencia, podría retar a que Rusia atacara más agresivamente, a cuenta de que China, Irán y Corea del Norte le están dando un apoyo contundente.

Un posible regreso de Trump a la Casa Blanca también podría reeditar la cercanía que mantuvo con Putin durante su gobierno, de 2017 a 2021.

Un nivel de sintonía que hubiera sido difícil de creer entre Washington y Moscú en la Guerra Fría. No obstante, la relación Putin-Trump no necesariamente borra del mapa la rivalidad histórica entre las dos potencias por la hegemonía mundial.

*Sofía Pacheco Niño de Rivera es especialista en derecho internacional y comercio exterior. Ha participado en la negociación de múltiples acuerdos comerciales de México, principalmente el TMEC. Actualmente se desempeña como Secretaria de Asuntos Internacionales en la Red Nacional del PRI y Secretaria Ejecutiva de la COPPPAL Juvenil. Participa como analista internacional en medios de comunicación y es asociada del PJ COMEXI.