/ martes 9 de marzo de 2021

A la sombra | Olga Sánchez Cordero

“La Cuarta Transformación reconoce los siglos de lucha que han sostenido y las escucha para tomar acciones y trabajar hacia los objetivos que compartimos. La consigna de este gobierno es poner a la mujer al centro de la transformación de nuestro país”, dijo Olga Sánchez Cordero, la titular de la Secretaría de Gobernación, ayer en la mañanera. Alguien debe decirle a la ex consejera de Banorte que eso no es lo que se vive en las calles, ni lo que se piensa de su líder. Por eso cuando dijo esas palabras pudo apreciar algunas sonrisas socarronas entre las reporteras que la escuchaban atentas.

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Nos cuentan que, en el momento en que las mujeres reclaman visibilidad y reconocimiento a sus problemáticas, lo único que ha logrado hacer visible el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de género es el denominado "techo de cristal", concepto que históricamente representa los límites que las sociedades impusieron para inhibir el crecimiento profesional de las mujeres. Por ejemplo, desde Nuevo Laredo la exdiputada federal Yahleel Abdala comparó esa invisible barrera con las vallas que se colocaron alrededor de Palacio Nacional, las cuales hoy se han convertido en un muy sentido memorial.

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“Antes no había esas protestas, empezaron con nuestro gobierno, porque, valiéndose de un movimiento justo, noble, se aprovechan para lanzarse en contra del gobierno”, dijo ayer el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre el 8M. En su mañanera, el mandatario parecía que ahora sí estaba “caliente”, más ciego y sordo que de costumbre, como que las protestas de las mujeres no le gustan y hasta habló de Hitler, Franco y Stalin, sugiriendo que son las mentes maestras detrás de las marchas y el malestar social, de los conservadores que no lo quieren. “Imagínense resistir una campaña de desprestigio, de ataques, todos los días. Sólo el presidente Madero fue más atacado que nosotros, pero él no tenía la posibilidad de defenderse porque no había las redes sociales”. ¿Podrán también en un futuro defenderlo de los benditos libros de historia y de las páginas de los diarios que tanto odia?

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Aunque cada vez con menos personal por las recientes renuncias en su equipo de trabajo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Rosario Piedra tendrá mucho trabajo en estos días. Lo anterior, se comenta, porque ese organismo deberá realizar las recomendaciones y observaciones correspondientes a las administraciones que respondieron con algún tipo de violencia las protestas feministas por el Día Internacional de la Mujer pues hubieron incluso casos en los que las autoridades actuaron contra periodistas que se encontraban únicamente en el ejercicio de sus labores.

“La Cuarta Transformación reconoce los siglos de lucha que han sostenido y las escucha para tomar acciones y trabajar hacia los objetivos que compartimos. La consigna de este gobierno es poner a la mujer al centro de la transformación de nuestro país”, dijo Olga Sánchez Cordero, la titular de la Secretaría de Gobernación, ayer en la mañanera. Alguien debe decirle a la ex consejera de Banorte que eso no es lo que se vive en las calles, ni lo que se piensa de su líder. Por eso cuando dijo esas palabras pudo apreciar algunas sonrisas socarronas entre las reporteras que la escuchaban atentas.

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Nos cuentan que, en el momento en que las mujeres reclaman visibilidad y reconocimiento a sus problemáticas, lo único que ha logrado hacer visible el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de género es el denominado "techo de cristal", concepto que históricamente representa los límites que las sociedades impusieron para inhibir el crecimiento profesional de las mujeres. Por ejemplo, desde Nuevo Laredo la exdiputada federal Yahleel Abdala comparó esa invisible barrera con las vallas que se colocaron alrededor de Palacio Nacional, las cuales hoy se han convertido en un muy sentido memorial.

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“Antes no había esas protestas, empezaron con nuestro gobierno, porque, valiéndose de un movimiento justo, noble, se aprovechan para lanzarse en contra del gobierno”, dijo ayer el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre el 8M. En su mañanera, el mandatario parecía que ahora sí estaba “caliente”, más ciego y sordo que de costumbre, como que las protestas de las mujeres no le gustan y hasta habló de Hitler, Franco y Stalin, sugiriendo que son las mentes maestras detrás de las marchas y el malestar social, de los conservadores que no lo quieren. “Imagínense resistir una campaña de desprestigio, de ataques, todos los días. Sólo el presidente Madero fue más atacado que nosotros, pero él no tenía la posibilidad de defenderse porque no había las redes sociales”. ¿Podrán también en un futuro defenderlo de los benditos libros de historia y de las páginas de los diarios que tanto odia?

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Aunque cada vez con menos personal por las recientes renuncias en su equipo de trabajo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Rosario Piedra tendrá mucho trabajo en estos días. Lo anterior, se comenta, porque ese organismo deberá realizar las recomendaciones y observaciones correspondientes a las administraciones que respondieron con algún tipo de violencia las protestas feministas por el Día Internacional de la Mujer pues hubieron incluso casos en los que las autoridades actuaron contra periodistas que se encontraban únicamente en el ejercicio de sus labores.