- En el Centenario de los esfuerzos para la paz
del Beato Carlos de Austria
El tres de octubre del 2004, en la Plaza de San Pedro, su Santidad Juan Pablo II, entonces pontífice de la Iglesia Católica, celebró una misa para beatificar y llevar a los altares al Emperador Carlos I de Austria, el último de los Habsburgos que ostentó los títulos de Emperador de Austria, Rey Apostólico de Hungría, Rey de Bohemia, de Dalmacia, de Croacia, de Eslavonia, de Galicia, de Lodomeria, y de Iliria, Rey de Jerusalén, Archiduque de Austria, Gran Duque de Toscana y de Cracovia, Duque de Lorena, de Salzburgo, de Estiria, de Carintia, de Carniola y de la Bucovina, Gran Príncipe de Transilvania, Margrave de Moravia, Duque de Alta y Baja Silesia, de Módena, Parma, Piacenza y Guastalla, de Auschwitz y Zator, de Teschen, Friuli, Ragusa y Zara, Conde Principesco de Habsburgo y Tirol, de Kyburg, Gorizia y Gradisca, Príncipe de Trento y Brixen, Margrave de Alta y Baja Lusacia y de Istria, Conde de Hohenems, Feldkirch, Bregenz, Sonnenberg, Señor de Trieste, de Cattaro, Gran Voivode del Voivodato de Serbia, Soberano de la Orden del Toisón de Oro… En aquella solemne ocasión, el Santo Padre, en su Homilía exaltó las acciones del Emperador Carlos I que lo llevaron a los altares, diciendo: “La tarea fundamental del cristiano consiste en buscar en todo la voluntad de Dios, descubrirla y cumplirla. Carlos de Austria, jefe de Estado y cristiano, afrontó diariamente este desafío. Era amigo de la paz: a sus ojos la guerra era “algo horrible”. Asumió el gobierno en medio de la tormenta de la primera guerra mundial, y se esforzó por promover las iniciativas de paz de mi predecesor Benedicto XV. Desde el principio, el Emperador Carlos concibió su cargo de soberano como un servicio santo a su pueblo. Su principal aspiración fue seguir la vocación del cristiano a la santidad también en su actividad política. Por eso, para él era importante la asistencia social. Que sea un modelo para todos nosotros, particularmente para aquellos que hoy tienen la responsabilidad política en Europa.” …Pues bien, este 2017 se cumplen 100 años de los esfuerzos del Emperador y Rey Carlos I de Austria por llevar la paz al mundo, inmerso entonces en la más sanguinaria conflagración mundial: la I Gran Guerra llamada Mundial y, por tal motivo, nos cuenta Annie Claire de Habsburgo-Lorena, esposa del archiduque Carlos Felipe de Habsburgo Lorena, nieto del Beato, hay una Liga de Oración del Beato Carlos de Austria en México, presidida por ellos, y que esta Liga lo conmemoró en junio pasado, con una solemne misa de Requiem, efectuada en la Iglesia de San Jacinto de San Ángel este centenario… También nos enseñó el vídeo sobre la Audiencia concedida por el Papa Francisco a la Liga de Oración del Beato Carlos de Austria para la Paz entre las Naciones, y a la Familia Imperial y Real de Austria, presidida por su Alteza Imperial y Real, el Archiduque Lorenz de Austria, efectuada el 14 de octubre último en el Vaticano… Carlos I de Austria y IV de Hungría y III de Bohemia (Karl Francisco José Ludwig Hubert Georg Otto Maria, nació 17 de agosto de 1887 y murió el 1 de abril de 1922, Fue el último Emperador de Austria, el último Rey apostólico de Hungría y el último Rey de Bohemia. Tras el asesinato de su tío el archiduque Francisco Fernando en 1914 en Sarajevo, se convirtió en el sucesor del Emperador Francisco José. El Emperador Carlos I reinó de 1916; en plena Primera Guerra Mundial fue coronado, hasta 1918, cuando “renunció a la participación” en asuntos estatales. Desde 1917 decidió acabar con la guerra cuyos horrores le pesaban, para lo cual entabló conversaciones secretas con los franceses de Clemenceau a través de su cuñado, el Príncipe de Borbón-Parma, y apoyó al papa Benedicto XV en sus esfuerzos de paz, pero no tuvo éxito. Al fin de la guerra, cuando se firmó el armisticio, fue destronado, y el imperio se desmembró en varios países y nacionalidades: polacos, checos, eslovenos, eslovacos, húngaros, e italianos tomaron su camino… Carlos pasó los años restantes de su vida en el exilio -en la isla portuguesa de Madeira, en el Atlántico, donde lo confinaron los Aliados-tratando de restaurar la monarquía, hasta su muerte ocurrida en 1922…Tras su beatificación por el Papa Juan Pablo II en 2004, se le conoce como el Beato Carlos de Austria y se festeja el 21 de octubre, fecha de su matrimonio con la princesa Zita de Borbón-Parma quién en una entrevista afirmó: “Vi el hambre, la miseria, la angustia, el dolor y los esfuerzos sobrehumanos que hacía mi esposo por conseguir la paz. Pero eso la gente no lo sabía, y comprendo que se fraguara una especie de resentimiento contra nosotros. La primera tarea que se propuso Karl fue procurar que la guerra acabase de una vez por todas. Pero existían demasiadas fuerzas interesadas en que el conflicto continuara. Sabíamos que la guerra solo podría tener un triste final y por eso se intentó encontrar una fórmula para atajarla, pero no tuvimos éxito. Yo, ahora, tanto tiempo después, sólo guardo amor por toda aquella gente que nos despreció, porque estaban engañados. No sabían lo que ocurría
realmente”.