/ domingo 25 de octubre de 2020

Acordanza

Chernóbil inaugura la historia de las catástrofes: Svetlana Alexievich

He leído Voces de Chernobil de la periodista Svetlana Alexievich, premio Nobel de Literatura 2015. El libro es un abanico de testimonios y crónicas de personas que padecieron el accidente de la Planta de la Central Eléctrica Atómica Vladimir Ilich Lenin generadora de electricidad a base de energía nuclear, ubicada cerca del pueblo de Chernobil, (antigua URSS y hoy república de Ucrania). Su radiación afectó Ucrania, Rusia, y Bielorrusia o Belarus…

El 26 de abril de 1986 estalló y se incendió uno de sus cuatro reactores nucleares esparciendo una radiación superior a cinco mil 200 bombas detonadas en Hiroshima. El fuego arrojó material radioactivo (uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio) en la zona circunvecina y en la atmósfera. Sólo en Bielorrusia cayó el 70% de los radionúclidos, y el 23% su territorio quedó contaminado. “Debido a la constante acción de las pequeñas dosis de radiación, cada año crece el número de enfermos de cáncer y nacen personas con deficiencias mentales, disfunciones neuropatológicas y mutaciones genéticas”, nos dice Svetlana en su libro. Para luchar contra el fuego y evitar que se siguiera extendiendo el material radiactivo, se enviaron a Chernobil unas 600 mil personas. Se las llamó “liquidadores"…

Aproximadamente 135 mil gentes tuvieron que abandonar sus hogares…

Tal fue el caso de la ciudad de Pripyat. Sus 50 mil habitantes fueron evacuados 36 horas después del accidente y la ciudad quedó completamente abandonada hasta hoy. Todo el ecosistema de la zona se afectó: plantas, animales, suelos…

Miles de los que participaron en la limpieza de la zona murieron prematuramente por cáncer y otras afecciones.…

El 15 de diciembre del 2000, se cerró en definitiva la central nuclear….

Svetlana Alexievich, a través de más de 500 entrevistas retrató el alma de quienes vieron trastocada su vida por esta catástrofe…

En el capítulo llamado La Entrevista de la autora consigo misma omitida, y sobre por qué Chernobil pone en tela de juicio nuestra visión del mundo, afirma: “Ha comenzado la historia de las catástrofes. El hombre como especie biológica no estaba preparado para esto: la radiación que no se ve ni tiene olor ni sonido. Es incorpórea”.…

El accidente se convirtió en un escenario bélico…

Para ella, Chernobil “es ante todo una catástrofe del tiempo”…

Ella se dedica a “la historia omitida”, “las huellas imperceptibles de nuestro paso por la Tierra y por el tiempo. Escribo y recojo la cotidianidad de los sentimientos, los pensamientos y las palabras. Intento captar la vida cotidiana del alma”…

“Chernobil es un enigma que aún debemos descifrar…

Un signo que no sabemos leer. Tal vez el enigma del siglo XXI”. El libro de Svetlana es desgarrador, con el panorama palpable de “muertos vivientes”…

Nos previene desde el título: esto sucedió en el pasado en Chernobil, pero es que antes hacíamos las crónicas de las guerras, ahora la de las catástrofes…

Al leer sus páginas pensé en nuestro México, donde tenemos una planta nuclear generadora de electricidad en Laguna Verde, Veracruz, a 65 km de la ciudad de Jalapa. Después del desastre de Chernobil hay que reforzar el cuidado de esta central nuclear, para que nunca suceda una catástrofe como la reseñada por la Premio Nobel, pues como dice, los átomos para la paz son hermanos de los átomos de la guerra...

Chernóbil inaugura la historia de las catástrofes: Svetlana Alexievich

He leído Voces de Chernobil de la periodista Svetlana Alexievich, premio Nobel de Literatura 2015. El libro es un abanico de testimonios y crónicas de personas que padecieron el accidente de la Planta de la Central Eléctrica Atómica Vladimir Ilich Lenin generadora de electricidad a base de energía nuclear, ubicada cerca del pueblo de Chernobil, (antigua URSS y hoy república de Ucrania). Su radiación afectó Ucrania, Rusia, y Bielorrusia o Belarus…

El 26 de abril de 1986 estalló y se incendió uno de sus cuatro reactores nucleares esparciendo una radiación superior a cinco mil 200 bombas detonadas en Hiroshima. El fuego arrojó material radioactivo (uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio) en la zona circunvecina y en la atmósfera. Sólo en Bielorrusia cayó el 70% de los radionúclidos, y el 23% su territorio quedó contaminado. “Debido a la constante acción de las pequeñas dosis de radiación, cada año crece el número de enfermos de cáncer y nacen personas con deficiencias mentales, disfunciones neuropatológicas y mutaciones genéticas”, nos dice Svetlana en su libro. Para luchar contra el fuego y evitar que se siguiera extendiendo el material radiactivo, se enviaron a Chernobil unas 600 mil personas. Se las llamó “liquidadores"…

Aproximadamente 135 mil gentes tuvieron que abandonar sus hogares…

Tal fue el caso de la ciudad de Pripyat. Sus 50 mil habitantes fueron evacuados 36 horas después del accidente y la ciudad quedó completamente abandonada hasta hoy. Todo el ecosistema de la zona se afectó: plantas, animales, suelos…

Miles de los que participaron en la limpieza de la zona murieron prematuramente por cáncer y otras afecciones.…

El 15 de diciembre del 2000, se cerró en definitiva la central nuclear….

Svetlana Alexievich, a través de más de 500 entrevistas retrató el alma de quienes vieron trastocada su vida por esta catástrofe…

En el capítulo llamado La Entrevista de la autora consigo misma omitida, y sobre por qué Chernobil pone en tela de juicio nuestra visión del mundo, afirma: “Ha comenzado la historia de las catástrofes. El hombre como especie biológica no estaba preparado para esto: la radiación que no se ve ni tiene olor ni sonido. Es incorpórea”.…

El accidente se convirtió en un escenario bélico…

Para ella, Chernobil “es ante todo una catástrofe del tiempo”…

Ella se dedica a “la historia omitida”, “las huellas imperceptibles de nuestro paso por la Tierra y por el tiempo. Escribo y recojo la cotidianidad de los sentimientos, los pensamientos y las palabras. Intento captar la vida cotidiana del alma”…

“Chernobil es un enigma que aún debemos descifrar…

Un signo que no sabemos leer. Tal vez el enigma del siglo XXI”. El libro de Svetlana es desgarrador, con el panorama palpable de “muertos vivientes”…

Nos previene desde el título: esto sucedió en el pasado en Chernobil, pero es que antes hacíamos las crónicas de las guerras, ahora la de las catástrofes…

Al leer sus páginas pensé en nuestro México, donde tenemos una planta nuclear generadora de electricidad en Laguna Verde, Veracruz, a 65 km de la ciudad de Jalapa. Después del desastre de Chernobil hay que reforzar el cuidado de esta central nuclear, para que nunca suceda una catástrofe como la reseñada por la Premio Nobel, pues como dice, los átomos para la paz son hermanos de los átomos de la guerra...

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