/ martes 6 de agosto de 2024

Agenda Confidencial / De la hipnosis colectiva a la delirante realidad 

En un capítulo más de su “gira del adiós”, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en informarle al “pueblo sabio” que transmitirá a su sucesora los “poderes mágicos” para que continúe resolviendo los flagelos que azotan al país: La inseguridad, la miseria, la desigualdad, la corrupción, entre otros.

Claudia Sheinbaum será “la mejor presidenta del mundo mundial”, afirma el líder de masas e ídolo de multitudes, quien ha logrado en seis años lo que no pudo hacer el PRI en las ocho décadas que gobernó, ni el PAN en su “docena trágica”: Sacar del estado hipnótico que se producía cada seis años con el cambio de gobierno que hacía abrigar esperanzas e ilusiones de millones de mexicanos que pensaban que “ahora sí con el próximo gobierno nos va a ir muy bien”, para convertirlo en la “delirante realidad” de que seguirán “requetebién”. La próxima presidenta de México “será mejor que yo”, subraya el líder, lo que festejan las multitudes coreando: ¡No te vayas AMLO… te queremos!

Nadie puede negarle a López Obrador que el “nuevo enfoque” de regalar dinero a los pobres inscritos en los programas sociales, diseñados e instrumentados por diversos gobiernos priistas y panistas fue la “receta mágica” que hoy tiene al presidente saliente “en los cuernos de la luna”. La próxima presidenta ha prometido que seguirá con la misma estrategia, mejor todavía, la ampliará a otros sectores de la población que nunca fueron considerados por los regímenes anteriores: Las mujeres de 60 a 64 años, las niñas y los niños en edad escolar, y otros tantos desamparados, lo que “enloquece a esas multitudes”, que, como decía Sigmund Freud, perdieron su capacidad de raciocinio ante las ilusiones propiciadas por el “líder”; en la medida que el individuo convierte en su realidad los ideales sostenidos, las masa se convierten en fieles seguidores, agregaba Freud.

A esas masas no les importa que el líder herede a su sucesora un país hundido en la inseguridad y la violencia que ha generado en el sexenio de la 4T cerca de 200 mil muertos, casi el doble de los que Peña Nieto le dejó a AMLO, y más el triple de los que se registraron en el sexenio de Felipe Calderón. Tampoco importa que el sistema de salud pública prácticamente haya desaparecido, que las medicinas “brillen por su ausencia”, y que el combate a la corrupción siga siendo un mito genial.

Lo único que les interesa a los poco más de 35 millones que votaron por Claudia Sheinbaum, es que el reparto del “cash” no sólo en los programas sociales sino también en los programas del Bienestar para la Producción, dirigido a los integrantes del “campo pobre”, se mantenga y amplie seis años más.

Se acabó pues, la incomprensible tradición de una liturgia política sexenal, en la que millones de mexicanos esperaban que el nuevo gobierno federal hiciera realidad las esperanzas y convirtiera en hechos las ilusiones. Pasaremos en el próximo sexenio de la hipnosis colectiva a la delirante realidad.

@LuisSotoAgenda

En un capítulo más de su “gira del adiós”, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en informarle al “pueblo sabio” que transmitirá a su sucesora los “poderes mágicos” para que continúe resolviendo los flagelos que azotan al país: La inseguridad, la miseria, la desigualdad, la corrupción, entre otros.

Claudia Sheinbaum será “la mejor presidenta del mundo mundial”, afirma el líder de masas e ídolo de multitudes, quien ha logrado en seis años lo que no pudo hacer el PRI en las ocho décadas que gobernó, ni el PAN en su “docena trágica”: Sacar del estado hipnótico que se producía cada seis años con el cambio de gobierno que hacía abrigar esperanzas e ilusiones de millones de mexicanos que pensaban que “ahora sí con el próximo gobierno nos va a ir muy bien”, para convertirlo en la “delirante realidad” de que seguirán “requetebién”. La próxima presidenta de México “será mejor que yo”, subraya el líder, lo que festejan las multitudes coreando: ¡No te vayas AMLO… te queremos!

Nadie puede negarle a López Obrador que el “nuevo enfoque” de regalar dinero a los pobres inscritos en los programas sociales, diseñados e instrumentados por diversos gobiernos priistas y panistas fue la “receta mágica” que hoy tiene al presidente saliente “en los cuernos de la luna”. La próxima presidenta ha prometido que seguirá con la misma estrategia, mejor todavía, la ampliará a otros sectores de la población que nunca fueron considerados por los regímenes anteriores: Las mujeres de 60 a 64 años, las niñas y los niños en edad escolar, y otros tantos desamparados, lo que “enloquece a esas multitudes”, que, como decía Sigmund Freud, perdieron su capacidad de raciocinio ante las ilusiones propiciadas por el “líder”; en la medida que el individuo convierte en su realidad los ideales sostenidos, las masa se convierten en fieles seguidores, agregaba Freud.

A esas masas no les importa que el líder herede a su sucesora un país hundido en la inseguridad y la violencia que ha generado en el sexenio de la 4T cerca de 200 mil muertos, casi el doble de los que Peña Nieto le dejó a AMLO, y más el triple de los que se registraron en el sexenio de Felipe Calderón. Tampoco importa que el sistema de salud pública prácticamente haya desaparecido, que las medicinas “brillen por su ausencia”, y que el combate a la corrupción siga siendo un mito genial.

Lo único que les interesa a los poco más de 35 millones que votaron por Claudia Sheinbaum, es que el reparto del “cash” no sólo en los programas sociales sino también en los programas del Bienestar para la Producción, dirigido a los integrantes del “campo pobre”, se mantenga y amplie seis años más.

Se acabó pues, la incomprensible tradición de una liturgia política sexenal, en la que millones de mexicanos esperaban que el nuevo gobierno federal hiciera realidad las esperanzas y convirtiera en hechos las ilusiones. Pasaremos en el próximo sexenio de la hipnosis colectiva a la delirante realidad.

@LuisSotoAgenda