/ martes 30 de julio de 2024

Agenda Confidencial / Manchitas al tigre

El combate a la corrupción en la 4T se convirtió en un mito genial. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, presume que logró erradicarla casi por completo.

“Una de las cosas que más lamento fue el fraude a Segalmex”, confesó la semana pasada el presidente. Tratando de explicar qué fue lo que ocurrió en esa empresa, argumentó que “fue un descuido, mala suerte” reconoció que “es la mancha que se lleva”. ¿Descuido de quién? ¿De las instituciones que supuestamente se encargan de vigilar que no se comentan ese tipo de actos? Preguntan los observadores.

Si así fue, pues entonces habría que castigar a esos “descuidados”, sugieren. ¿“Mala suerte de quién”? Insisten en cuestionar los mismos observadores. ¿De Ignacio Ovalle, a quien él nombró director de dicha empresa, sabiendo que este personaje dejó una estela de corrupción durante su paso por Conasupo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari? Cuando Ovalle fue removido de su cargo – en abril del 2023--, López Obrador afirmó: “Yo tengo una opinión muy buena, lo considero una gente con principios, una gente honesta. Lo traicionaron, gente que venía de tiempo atrás con él, del antiguo régimen”. Y para “curarle las heridas” le dio otro cargo en la administración pública Federal.

Afortunadamente, en el fraude de Segalmex, los responsables están en la cárcel y se recuperó el dinero, según el presidente. La realidad es que varios de los involucrados la han librado, y del dinero recuperado nadie sabe dónde está. Además, “es un caso aislado, no hay nada, nada, nada, que haya significado, como era antes, un acto de corrupción mayor, o muchos actos de corrupción, como sucedía en los anteriores gobiernos, por eso puedo sacar el pañuelo blanco, no hemos permitido la corrupción de nadie”, subrayó.

¿Caso aislado? Vuelven a preguntar los observadores políticos quienes durante el sexenio de la 4T se han referido en múltiples ocasiones a los que ocurre en las 31 aduanas que existen en el país, donde “la corrupción es el pan de todos los días”. Para combatir el flagelo, el primer mandatario ordenó, primero, cambiarle el nombre a la Dirección General de Aduanas, Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), y segundo, diseñar e instrumentar una estrategia donde participó la Secretaría de la Defensa Nacional; la primera acción que se les ocurrió fue remplazar a todo el personal civil operativo y administrativo por personal militar en todas las plazas, pues se decía, nada más se decía , que a los civiles les “habían crecido las uñas”. Nombró primero al general Rafael Marín Mollinedo, quien sustituyó el civil Horacio Duarte, quien al igual que sus antecesores presumió que estaba combatiendo ferozmente la corrupción en aduanas, lo que era falso. Mollinedo duró casi siete meses en el cargo y fue sustituido por el general André Georges Foullon Van Lissum. Digan lo que digan, la corrupción en las aduanas del país sigue “a todo galope”, afirman todos aquellos importadores y exportadores que son víctimas del flagelo.

Y si “se le rasca tantito” se puede documentar que la corrupción en nuestro país en varios organismos públicos, desde hace lustros, décadas… no ha sido producto de “mala suerte” ni “descuidos”.

@LuisSotoAgenda

El combate a la corrupción en la 4T se convirtió en un mito genial. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, presume que logró erradicarla casi por completo.

“Una de las cosas que más lamento fue el fraude a Segalmex”, confesó la semana pasada el presidente. Tratando de explicar qué fue lo que ocurrió en esa empresa, argumentó que “fue un descuido, mala suerte” reconoció que “es la mancha que se lleva”. ¿Descuido de quién? ¿De las instituciones que supuestamente se encargan de vigilar que no se comentan ese tipo de actos? Preguntan los observadores.

Si así fue, pues entonces habría que castigar a esos “descuidados”, sugieren. ¿“Mala suerte de quién”? Insisten en cuestionar los mismos observadores. ¿De Ignacio Ovalle, a quien él nombró director de dicha empresa, sabiendo que este personaje dejó una estela de corrupción durante su paso por Conasupo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari? Cuando Ovalle fue removido de su cargo – en abril del 2023--, López Obrador afirmó: “Yo tengo una opinión muy buena, lo considero una gente con principios, una gente honesta. Lo traicionaron, gente que venía de tiempo atrás con él, del antiguo régimen”. Y para “curarle las heridas” le dio otro cargo en la administración pública Federal.

Afortunadamente, en el fraude de Segalmex, los responsables están en la cárcel y se recuperó el dinero, según el presidente. La realidad es que varios de los involucrados la han librado, y del dinero recuperado nadie sabe dónde está. Además, “es un caso aislado, no hay nada, nada, nada, que haya significado, como era antes, un acto de corrupción mayor, o muchos actos de corrupción, como sucedía en los anteriores gobiernos, por eso puedo sacar el pañuelo blanco, no hemos permitido la corrupción de nadie”, subrayó.

¿Caso aislado? Vuelven a preguntar los observadores políticos quienes durante el sexenio de la 4T se han referido en múltiples ocasiones a los que ocurre en las 31 aduanas que existen en el país, donde “la corrupción es el pan de todos los días”. Para combatir el flagelo, el primer mandatario ordenó, primero, cambiarle el nombre a la Dirección General de Aduanas, Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), y segundo, diseñar e instrumentar una estrategia donde participó la Secretaría de la Defensa Nacional; la primera acción que se les ocurrió fue remplazar a todo el personal civil operativo y administrativo por personal militar en todas las plazas, pues se decía, nada más se decía , que a los civiles les “habían crecido las uñas”. Nombró primero al general Rafael Marín Mollinedo, quien sustituyó el civil Horacio Duarte, quien al igual que sus antecesores presumió que estaba combatiendo ferozmente la corrupción en aduanas, lo que era falso. Mollinedo duró casi siete meses en el cargo y fue sustituido por el general André Georges Foullon Van Lissum. Digan lo que digan, la corrupción en las aduanas del país sigue “a todo galope”, afirman todos aquellos importadores y exportadores que son víctimas del flagelo.

Y si “se le rasca tantito” se puede documentar que la corrupción en nuestro país en varios organismos públicos, desde hace lustros, décadas… no ha sido producto de “mala suerte” ni “descuidos”.

@LuisSotoAgenda