/ martes 15 de octubre de 2024

Agenda Confidencial / Ni “guerra”, ni “abrazos no balazos” ¿Entonces qué?

A los observadores políticos objetivos e imparciales les llamó la atención que durante la presentación de la Estrategia Nacional de Seguridad para el segundo piso de la cuarta transformación la presidenta Claudia Sheinbaum haya declarado que “no va a regresar la guerra contra el narco, de Calderón”.

¿Por qué referirse a Felipe Calderón cada vez que se habla del combate al narcotráfico y a la delincuencia organizada, como lo hizo durante todo su sexenio Andrés Manuel López Obrador, después de doce años de que aquél dejó la Presidencia de la República? ¿Por qué AMLO no acusó a Enrique Peña Nieto de haberle dejado como herencia casi el doble de muertos a causa de la violencia que se registró en la administración calderonista? ¿Por qué Claudia Sheinbaum no habló de los 200 mil muertos que le dejó su antecesor y del fracaso de la “estrategia”, o como quiera llamársele, de “abrazos no balazos”? Parece que para ninguna de estas preguntas hay respuestas, afirman los susodichos observadores.

Tal vez, el objetivo tanto de López Obrador como de la presidenta Sheinbaum sea

desarraigar de la memoria colectiva la definición “guerra” que el propio presidente Felipe Calderón dio a la “poderosa y frontal acción” que emprendió desde el principio de su gobierno en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada en todas sus manifestaciones. Y de paso seguirle dando “cepilladas” al expresidente.

Para quienes lo hayan olvidado, más de tres años después de haber comenzado las operaciones policiacas y militares contra las bandas criminales, la comunicación oficial pretendió sustituir el término “guerra” utilizado por Calderón por otros de connotaciones menos comprometedoras para el gobierno. Una de las razones para ese cambio fue que los medios y la sociedad en general se preguntaban con frecuencia: “Si esta es una guerra, ¿quién la va ganando?”, y tanto los medios como la sociedad nunca se convencieron de que la respuesta fuera: el gobierno.

Hoy, dieciocho años después del inició de lo que Calderón llamó “guerra”, los medios y la sociedad se preguntan diariamente: ¿Quién va perdiendo?

Agenda previa

Un caso de homonimia. Después de 11 años de permanecer en prisión, injustamente, dicen sus abogados defensores, Miguel Ángel Treviño Morales envió una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum pidiendo su intervención porque, afirma, se le ha vinculado de manera equivocada con una persona de apodo Z-40 como líder de esa organización.

Su defensa, encabezada por Juan Manel Delgado, asegura que las pruebas que ha presentado la Fiscalía General de la República son insuficientes; incluso varios testigos protegidos afirman que Treviño Morales no es el líder de los Zetas; se han realizado análisis de ADN que corrobora la existencia de otra persona, señalan. “En base a las pruebas de cargo, se comprobó la existencia de dos personas con el mismo nombre”, le hace saber Treviño Morales a la presidenta de la República. “Soy inocente y esto es una verdad jurídica con el carácter de cosa juzgada, y una verdad irrefutable, por lo cual no es posible que me vuelvan a acusar de haber pertenecido a una organización criminal”, insiste. Le hace saber también que es requerido por los Estados Unidos en extradición, por los mismos hechos por los que ya fue juzgado en México, lo que considera doblemente injusto. Vamos a ver qué le responden.

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