/ martes 19 de noviembre de 2024

Agenda Confidencial / Sembrar arbolitos para alcanzar la paz  

Desde Río de Janeiro y a ritmo de samba, la presidenta Claudia Sheinbaum planteó que las naciones que conforman el G20 destinen el 1 por ciento del gasto militar para poner en marcha el programa de reforestación más importante de la historia global con el fin de "sembrar paz" en lugar de "sembrar guerras".

¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza? Resulta absurdo, sinsentido, que haya más gasto en armas que para atender la pobreza o el cambio climático", expuso la presidenta, quien con esas preguntas “les dejó la víbora chillando” a los líderes mundiales.

Según las cuentas de la presidenta Sheinbaum, para “sembrar la paz en lugar de guerras” se tendrían que destinar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia. “Con ello ayudaríamos a mitigar el calentamiento global y restauraríamos el tejido social, ayudando a las comunidades a salir de la pobreza. La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida", dijo.

También se reduciría el hambre si prevalecen el amor y la generosidad por encima del odio y la dominación; “reduciríamos la migración, el hambre, si tan solo elevamos la palabra amor por encima del odio, la generosidad de la persona humilde y desposeída, por encima de la avaricia y el deseo de dominación”, precisó.

La propuesta de la presidenta Sheinbaum dejó perplejos a los asistentes a dicha reunión, quienes no alcanzaban a entender cómo sembrado arbolitos frutales y de navidad, de maderas preciosas se acabarían las guerras, se mitigaría el calentamiento global, se reduciría el hambre y se acabaría con la pobreza.

¿Es verdad que con la siembra de arbolitos se acabarían las guerras en el mundo y los flagelos mencionados? Preguntaron los perplejos. Pues dense una vueltecita por México para que comprueben que el programa “sembrando vida” ha sido de gran utilidad… pero no para lo que presumen los funcionarios del gobierno, sino para asegurar el voto de los pobres que durante décadas han sido abandonados a su suerte.

Qué le hace suponer a la presidenta Sheinbaum que si las naciones del G-20 le regalan dinero a sus pobladores y una tarjetita con sentidas palabras como “I love you”, se acabarán las guerras, se erradicará la pobreza y el hambre, se mitigará el cambio climático.

¡Seriedad señores y señoras en sus propuestas para combatir al cambio climático! Sugirieron en la cumbre del G-20.


Desde Río de Janeiro y a ritmo de samba, la presidenta Claudia Sheinbaum planteó que las naciones que conforman el G20 destinen el 1 por ciento del gasto militar para poner en marcha el programa de reforestación más importante de la historia global con el fin de "sembrar paz" en lugar de "sembrar guerras".

¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza? Resulta absurdo, sinsentido, que haya más gasto en armas que para atender la pobreza o el cambio climático", expuso la presidenta, quien con esas preguntas “les dejó la víbora chillando” a los líderes mundiales.

Según las cuentas de la presidenta Sheinbaum, para “sembrar la paz en lugar de guerras” se tendrían que destinar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia. “Con ello ayudaríamos a mitigar el calentamiento global y restauraríamos el tejido social, ayudando a las comunidades a salir de la pobreza. La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida", dijo.

También se reduciría el hambre si prevalecen el amor y la generosidad por encima del odio y la dominación; “reduciríamos la migración, el hambre, si tan solo elevamos la palabra amor por encima del odio, la generosidad de la persona humilde y desposeída, por encima de la avaricia y el deseo de dominación”, precisó.

La propuesta de la presidenta Sheinbaum dejó perplejos a los asistentes a dicha reunión, quienes no alcanzaban a entender cómo sembrado arbolitos frutales y de navidad, de maderas preciosas se acabarían las guerras, se mitigaría el calentamiento global, se reduciría el hambre y se acabaría con la pobreza.

¿Es verdad que con la siembra de arbolitos se acabarían las guerras en el mundo y los flagelos mencionados? Preguntaron los perplejos. Pues dense una vueltecita por México para que comprueben que el programa “sembrando vida” ha sido de gran utilidad… pero no para lo que presumen los funcionarios del gobierno, sino para asegurar el voto de los pobres que durante décadas han sido abandonados a su suerte.

Qué le hace suponer a la presidenta Sheinbaum que si las naciones del G-20 le regalan dinero a sus pobladores y una tarjetita con sentidas palabras como “I love you”, se acabarán las guerras, se erradicará la pobreza y el hambre, se mitigará el cambio climático.

¡Seriedad señores y señoras en sus propuestas para combatir al cambio climático! Sugirieron en la cumbre del G-20.