/ martes 18 de junio de 2024

Agenda confidencial / Xóchitl, el mismo cuento de los partidos

La candidata del PRIAN que participó en la elección presidencial, Xóchitl Gálvez para quienes lo hayan olvidado o no quieran recordarlo después de haberse ilusionado, y de la “madriza” – Jesús Zambrano dixit—que le pusieron, afirma que “fallaron los partidos políticos”, entre otras cosas porque no tienen infraestructura, ni presencia en muchas regiones del país, ni dirigentes respetables… en pocas palabras son un desastre.

¡Magaza, descubriste el hilo negro! Exclaman los observadores políticos quienes afirman que después de cada elección tanto intermedia como presidencial los perdedores salen con el mismo cuento. Esos mismos observadores han presenciado las elecciones de hace seis, doce, dieciocho, veinticuatro años… y en ese lapso han reflexionado sobre el penoso asunto de los partidos políticos, y podría decirse que poco ha cambiado. Hace casi un año, cuando los del PRIAN organizaban la “bufonada” para elegir a su candidato presidencial comentamos en esta columna:

¿Qué han sido los partidos en México desde hace décadas? ¿Canales de participación para la ciudadanía o instrumentos de una clase política? La incipiente democracia en México, decíamos, se caracteriza por algunos de estos aspectos, o por todos ellos: Alta abstención electoral; creciente pérdida de credibilidad; rechazo a los partidos políticos; deterioro acelerado tanto los históricos como los recientes; desconfianza de los ciudadanos de que estén en posibilidades de elegir, mediante los partidos, a “los mejores gobernantes”.

La sociedad no considera que los partidos políticos representen sus intereses, y cree que los políticos tienen como prioridad sus intereses personales. Los partidos no han logrado transformarse a la misma velocidad que la sociedad y han quedado rezagados y relegados. Especialmente aquellos organismos políticos donde el caudillismo sigue siendo el que controla la toma de decisiones.

¿Qué hacer para recobrar la confianza y afianzar a los partidos políticos como instituciones prestigiadas, reconocidas, eficientes y útiles? Preguntaban los observadores. Y ellos mismos respondían: Dos conceptos parecen ser la respuesta clave: representación y participación. Un sistema sólido de partidos puede hacer tres contribuciones importantes a la calidad de la democracia; primero, incrementar la representación política; segundo, aumentar la legitimidad y, finalmente, propiciar la gobernabilidad.

En términos generales, es posible identificar algunas estrategias para conseguir la condición más importante que deberían tener los partidos políticos: la representatividad, aunque hay que reconocer que en nuestro país los partidos están lejos de ese ideal: Abrir los partidos a la participación ciudadana real, y otorgar la misma importancia y prioridad a la integración cualitativa y cuantitativa de los militantes. Elaborar propuestas políticas concretas y creíbles, sobre todo si están en la oposición.

Todo eso y más, mucho más deberían haber hecho los partidos políticos desde hace muchos años, en lugar de quejarse y argumentar, después de cada derrota, sobre todo en la elección presidencial, que fue una elección de Estado, que “hubo mano negra”, que se compraron millones de votos, que fue inequitativa…, además de algunas sandeces políticas.

Lo que no reconoce Xóchitl Gálvez, es que no estaba preparada para ser candidata presidencial, y mucho menos presidenta, como tampoco lo está Claudia Sheinbaum.

@LuisSotoAgenda

La candidata del PRIAN que participó en la elección presidencial, Xóchitl Gálvez para quienes lo hayan olvidado o no quieran recordarlo después de haberse ilusionado, y de la “madriza” – Jesús Zambrano dixit—que le pusieron, afirma que “fallaron los partidos políticos”, entre otras cosas porque no tienen infraestructura, ni presencia en muchas regiones del país, ni dirigentes respetables… en pocas palabras son un desastre.

¡Magaza, descubriste el hilo negro! Exclaman los observadores políticos quienes afirman que después de cada elección tanto intermedia como presidencial los perdedores salen con el mismo cuento. Esos mismos observadores han presenciado las elecciones de hace seis, doce, dieciocho, veinticuatro años… y en ese lapso han reflexionado sobre el penoso asunto de los partidos políticos, y podría decirse que poco ha cambiado. Hace casi un año, cuando los del PRIAN organizaban la “bufonada” para elegir a su candidato presidencial comentamos en esta columna:

¿Qué han sido los partidos en México desde hace décadas? ¿Canales de participación para la ciudadanía o instrumentos de una clase política? La incipiente democracia en México, decíamos, se caracteriza por algunos de estos aspectos, o por todos ellos: Alta abstención electoral; creciente pérdida de credibilidad; rechazo a los partidos políticos; deterioro acelerado tanto los históricos como los recientes; desconfianza de los ciudadanos de que estén en posibilidades de elegir, mediante los partidos, a “los mejores gobernantes”.

La sociedad no considera que los partidos políticos representen sus intereses, y cree que los políticos tienen como prioridad sus intereses personales. Los partidos no han logrado transformarse a la misma velocidad que la sociedad y han quedado rezagados y relegados. Especialmente aquellos organismos políticos donde el caudillismo sigue siendo el que controla la toma de decisiones.

¿Qué hacer para recobrar la confianza y afianzar a los partidos políticos como instituciones prestigiadas, reconocidas, eficientes y útiles? Preguntaban los observadores. Y ellos mismos respondían: Dos conceptos parecen ser la respuesta clave: representación y participación. Un sistema sólido de partidos puede hacer tres contribuciones importantes a la calidad de la democracia; primero, incrementar la representación política; segundo, aumentar la legitimidad y, finalmente, propiciar la gobernabilidad.

En términos generales, es posible identificar algunas estrategias para conseguir la condición más importante que deberían tener los partidos políticos: la representatividad, aunque hay que reconocer que en nuestro país los partidos están lejos de ese ideal: Abrir los partidos a la participación ciudadana real, y otorgar la misma importancia y prioridad a la integración cualitativa y cuantitativa de los militantes. Elaborar propuestas políticas concretas y creíbles, sobre todo si están en la oposición.

Todo eso y más, mucho más deberían haber hecho los partidos políticos desde hace muchos años, en lugar de quejarse y argumentar, después de cada derrota, sobre todo en la elección presidencial, que fue una elección de Estado, que “hubo mano negra”, que se compraron millones de votos, que fue inequitativa…, además de algunas sandeces políticas.

Lo que no reconoce Xóchitl Gálvez, es que no estaba preparada para ser candidata presidencial, y mucho menos presidenta, como tampoco lo está Claudia Sheinbaum.

@LuisSotoAgenda