/ lunes 16 de enero de 2023

Agenda Confodencial | & ¡Por qué no renuncias Yasmin!

LUIS SOTO

Desde su posición privilegiada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y después de que le “cayeron en la maroma” con el plagio de su tesis, la ministra Yasmin Esquivel pretende convencer a la sociedad y a la opinión pública de que es víctima del machismo, la misoginia, el “clasiracismo” y otras cosas horribles, horribles. Envuelta en la bandera feminista anuncia una contracampaña con el lema: “Quien ataca a una nos ataca a todas”.

La ministra Esquivel se declara honesta y valiente; íntegra, creyente de la transparencia ante lo que califica una “campaña de mentiras y difamaciones sin sustento”, en la que participa, dice, la UNAM, institución de la que hasta hace poquito se sentía orgullosa y consideraba su alma mater, y la que hoy sólo le provoca asco y le causa repudio y vergüenza, confiesa ¡Cuánta ingratitud! Podría exclamar el rector Enrique Graue, quien en los desplegados que ha publicado sobre el penoso asunto de la tesis plagiada y el fallo del Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores de Aragón, no sólo se ha convertido en “tapadera” de la señora sino que se ”ha lavado las manos”, como acusó el presidente de la República, y no le ha querido retirar el título que le otorgó.

A juicio de la “señito”, las pruebas que ha presentado para demostrar que ella no plagió la tesis son suficientes y contundentes, pero como a la UNAM le han parecido insuficientes, ahora la califica como un institución que ”claramente ha perdido su autonomía y ha preferido plegarse a la ambición neoliberal de los enemigos de la Patria” ¡Tómala Quique! “La UNAM, universidad de la que antes me enorgullecía , ha preferido sumarse a los poderes fácticos y perseguirme porque sabe que soy muy incómoda para quienes siempre se han aprovechado del Pueblo”, (así , con mayúscula), afirma Yasmin. O sea que durante casi cuatro décadas – entre las que estudió en la FES Acatlán y las que ejerció como abogada hasta llegar a la Corte como ministra— se sintió orgullosa de su Alma Máter, de ser puma… y después de que “le cayeron en la maroma” le da asquito la UNAM. ¡Pues que…!

Tratando de defender lo indefendible y de explicar lo inexplicable, la ministra insiste en que la persecución de la que ha sido objeto, “también es reflejo del machismo y la misoginia que, aun en el Siglo XXI, prevalecen en las instituciones corrompidas y decimonónicas como la UNAM. Se trata a toda luces de actos de violencia de género y clasiracismo, ante los cuales me mostraré con la valentía e integridad que siempre me han caracterizado”. Y advierte que desde su “humilde trinchera” en la Suprema Corte seguirá luchando por todas las mujeres. ¿Humilde trinchera Mamá? Cuestiona la comunidad universitaria, la sociedad y la opinión pública a quienes trata de convencer que es una mujer íntegra, honesta, transparente. Pues parece haber demostrado lo contrario, según las instancias que analizaron el penoso asunto del plagio de su tesis, pensaría cualquiera.

¡Por qué no renuncias Yasmín! Le grita el respetable. ¡Primero muerta que renunciar al hueso, perdón, al cargo! Podría responder la señora.


LUIS SOTO

Desde su posición privilegiada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y después de que le “cayeron en la maroma” con el plagio de su tesis, la ministra Yasmin Esquivel pretende convencer a la sociedad y a la opinión pública de que es víctima del machismo, la misoginia, el “clasiracismo” y otras cosas horribles, horribles. Envuelta en la bandera feminista anuncia una contracampaña con el lema: “Quien ataca a una nos ataca a todas”.

La ministra Esquivel se declara honesta y valiente; íntegra, creyente de la transparencia ante lo que califica una “campaña de mentiras y difamaciones sin sustento”, en la que participa, dice, la UNAM, institución de la que hasta hace poquito se sentía orgullosa y consideraba su alma mater, y la que hoy sólo le provoca asco y le causa repudio y vergüenza, confiesa ¡Cuánta ingratitud! Podría exclamar el rector Enrique Graue, quien en los desplegados que ha publicado sobre el penoso asunto de la tesis plagiada y el fallo del Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores de Aragón, no sólo se ha convertido en “tapadera” de la señora sino que se ”ha lavado las manos”, como acusó el presidente de la República, y no le ha querido retirar el título que le otorgó.

A juicio de la “señito”, las pruebas que ha presentado para demostrar que ella no plagió la tesis son suficientes y contundentes, pero como a la UNAM le han parecido insuficientes, ahora la califica como un institución que ”claramente ha perdido su autonomía y ha preferido plegarse a la ambición neoliberal de los enemigos de la Patria” ¡Tómala Quique! “La UNAM, universidad de la que antes me enorgullecía , ha preferido sumarse a los poderes fácticos y perseguirme porque sabe que soy muy incómoda para quienes siempre se han aprovechado del Pueblo”, (así , con mayúscula), afirma Yasmin. O sea que durante casi cuatro décadas – entre las que estudió en la FES Acatlán y las que ejerció como abogada hasta llegar a la Corte como ministra— se sintió orgullosa de su Alma Máter, de ser puma… y después de que “le cayeron en la maroma” le da asquito la UNAM. ¡Pues que…!

Tratando de defender lo indefendible y de explicar lo inexplicable, la ministra insiste en que la persecución de la que ha sido objeto, “también es reflejo del machismo y la misoginia que, aun en el Siglo XXI, prevalecen en las instituciones corrompidas y decimonónicas como la UNAM. Se trata a toda luces de actos de violencia de género y clasiracismo, ante los cuales me mostraré con la valentía e integridad que siempre me han caracterizado”. Y advierte que desde su “humilde trinchera” en la Suprema Corte seguirá luchando por todas las mujeres. ¿Humilde trinchera Mamá? Cuestiona la comunidad universitaria, la sociedad y la opinión pública a quienes trata de convencer que es una mujer íntegra, honesta, transparente. Pues parece haber demostrado lo contrario, según las instancias que analizaron el penoso asunto del plagio de su tesis, pensaría cualquiera.

¡Por qué no renuncias Yasmín! Le grita el respetable. ¡Primero muerta que renunciar al hueso, perdón, al cargo! Podría responder la señora.