Hay nueva administración y nueva presidenta y un país con viejas deudas que esperan ser saldadas: el 99 % de la extracción de carbón en México ocurre en Coahuila, en la región carbonífera -16 mil kilómetros cuadrados- y tiene un saldo de más de 3 mil muertes , debido a las deficientes operaciones en materia de higiene y seguridad generadas por la minería clandestina y la autoridad ni se ruboriza, históricamente prefiere mirar hacia otro lado.
Nomás échele cuentas y piense en que estas extracciones clandestinas, llamadas “pocitos”, se hacen a profundidades que pueden alcanzar los 100 metros, y que estos depósitos están asociados con reservas de gas metano.
El mayor número de lesiones de mineros en esas instalaciones irregulares tiene que ver con la presencia de metano, pues una chispa puede desencadenar el infierno y causar la muerte, amputaciones o lesiones permanentes.
Queda claro que la minería clandestina es la madre de todas las malas prácticas que cobran vidas. En contraste, también está la posibilidad de extraer carbón bajo la técnica de cielo abierto, la misma que el gobierno se empeña en prohibir.
Lo cierto es que el carbón de Coahuila sigue siendo importante para dos industrias fundamentales en México: producción de acero y generación de energía; para esto último, en México tenemos tres centrales carboeléctricas: José López Portillo y Carbón II en Coahuila, y Plutarco Elías Calles, en Guerrero.
En 1982 se instaló la primera carboeléctrica en Coahuila y la CFE compró carbón a los productores regionales. Lo que representa en gran medida el sostén económico de miles de familias, pero las carboeléctricas emiten grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del aire y del suelo con sustancias tóxicas, combustible y lubricantes; de igual forma, las partículas de polvo y carbón, y los gases emitidos a altas temperaturas afectan los procesos de fotosíntesis y reproductivos de las plantas. Y para rematar, los contaminantes de las plantas dañan la salud a niños y adultos mayores.
Por lo pronto, la nueva titular del Ejecutivo tiene un buen tema añejo que requiere atención urgente. Quien quite y sea una de las primeras medallas para la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, y para el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Digo, en lo que el gobierno emprende la transición energética en serio y con verdadera voluntad. Sería un verdadero campanazo en materia ambiental y de seguridad industrial. Uno nunca sabe.
A cielo abierto
1- Afectaciones económicas a la industria minera, por las decisiones en política pública del gobierno de López Obrador, que le hereda a Claudia Sheinbaum y tendrá que resolver el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. La cifra que se ha detenido en inversiones en el periodo 2018 a 2024 son unos 11 mil 500 millones de dólares. Estos proyectos están parados por la falta de respuesta, sobre todo de la Semarnat. Además hay una larga lista de solicitudes de otorgamiento de concesiones mineras que se pararon durante todo el sexenio. Estamos hablando de más de 50 mil empleos directos sin detonarse, en las zonas más agrestes de este país.
2.-Los estados con actividad minera a cielo abierto son Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Coahuila, Durango, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Nuevo León, Puebla, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas. Lo que se sabe es que los gobernadores de todas estas entidades buscaron gestionar con el anterior gobierno y se toparon con pared ¿Será la misma historia?