/ martes 19 de noviembre de 2024

Aguinaldo: justicia para las trabajadoras del hogar

Por Ana Laura Huerta

El fin de año es una época de reflexión, gratitud y celebración. En esta temporada, muchas personas hacen un alto para reconocer los logros alcanzados y expresar agradecimiento a quienes les acompañaron en el camino. Sin embargo, hay un grupo de personas trabajadoras que, aunque fundamentales para el bienestar de los hogares, frecuentemente pasan desapercibidas: las trabajadoras del hogar. Reconocer su labor no solo es justo, sino necesario, y el aguinaldo es una de las formas más claras de hacerlo.

El aguinaldo no es un regalo ni una dádiva; es un derecho laboral. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo en México, toda persona trabajadora tiene derecho a recibir esta prestación, incluidas las trabajadoras del hogar. El monto equivale a al menos 15 días de salario, y debe entregarse a más tardar el 20 de diciembre de cada año. Este ingreso adicional no solo les permite disfrutar de las festividades con mayor tranquilidad, sino que también representa un alivio económico para atender necesidades básicas o cumplir metas personales.

Sin embargo, muchas veces este derecho no se respeta. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay más de 2.3 millones de personas trabajadoras del hogar, de las cuales el 90% son mujeres. Aunque su labor es esencial, menos del 2% de ellas cuenta con un contrato formal, lo que dificulta que accedan a prestaciones como el aguinaldo. Esta realidad no solo es injusta, sino que refleja una desigualdad estructural que persiste en nuestra sociedad.

Para muchas personas empleadoras, el aguinaldo puede parecer un trámite más o un gasto extra en el cierre del año. Sin embargo, es mucho más que eso: es un reconocimiento tangible a la dedicación, esfuerzo y cuidado que las trabajadoras del hogar brindan día tras día. ¿Cuántas veces hemos llegado a casa y encontrado un espacio limpio, ropa perfectamente planchada o una comida lista gracias a ellas? Su trabajo es lo que permite que muchas familias mantengan su rutina diaria, un detalle que a menudo pasa desapercibido.

Además de ser una cuestión de justicia laboral, el pago del aguinaldo es también un acto de empatía y humanidad. Es comprender que detrás de cada trabajadora hay una persona con sueños, responsabilidades y seres queridos que dependen de su ingreso. Es recordar que el respeto por sus derechos no debería depender de la "buena voluntad" de los empleadores, sino de un cumplimiento cabal de la ley.

Para las personas empleadoras, cumplir con esta obligación no tiene que ser complicado. Si tienes dudas sobre cómo calcularlo, aquí hay una guía sencilla: multiplica el salario diario de tu trabajadora por 15. Si no ha trabajado el año completo, el monto se calcula proporcionalmente al tiempo laborado. También es importante entregar el aguinaldo en efectivo, salvo que la trabajadora haya acordado otra forma de pago.

Cumplir con el pago del aguinaldo es una oportunidad para fortalecer la confianza y el respeto en la relación laboral. Es también un paso hacia la dignificación del trabajo del hogar, un sector históricamente invisibilizado, pero que sostiene la vida cotidiana de millones de familias en el país.

Finalmente, en estas fechas en las que el espíritu de solidaridad y gratitud está más presente, recordemos que no hay mejor forma de agradecer que respetando los derechos de quienes nos cuidan y apoyan. El aguinaldo no solo es un deber legal, es un acto de reconocimiento y justicia que todas las trabajadoras del hogar merecen.

Hagamos del cierre de año una oportunidad para reflexionar y actuar con responsabilidad, asegurándonos de que nuestras acciones estén alineadas con los valores de respeto, equidad y dignidad que deseamos ver en nuestra sociedad. Porque cuando cuidamos de quienes cuidan de nosotros, construimos un mundo más justo para todas y todos.

Coordinadora de la Causa Trabajo Digno en Nosotrxs

Por Ana Laura Huerta

El fin de año es una época de reflexión, gratitud y celebración. En esta temporada, muchas personas hacen un alto para reconocer los logros alcanzados y expresar agradecimiento a quienes les acompañaron en el camino. Sin embargo, hay un grupo de personas trabajadoras que, aunque fundamentales para el bienestar de los hogares, frecuentemente pasan desapercibidas: las trabajadoras del hogar. Reconocer su labor no solo es justo, sino necesario, y el aguinaldo es una de las formas más claras de hacerlo.

El aguinaldo no es un regalo ni una dádiva; es un derecho laboral. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo en México, toda persona trabajadora tiene derecho a recibir esta prestación, incluidas las trabajadoras del hogar. El monto equivale a al menos 15 días de salario, y debe entregarse a más tardar el 20 de diciembre de cada año. Este ingreso adicional no solo les permite disfrutar de las festividades con mayor tranquilidad, sino que también representa un alivio económico para atender necesidades básicas o cumplir metas personales.

Sin embargo, muchas veces este derecho no se respeta. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay más de 2.3 millones de personas trabajadoras del hogar, de las cuales el 90% son mujeres. Aunque su labor es esencial, menos del 2% de ellas cuenta con un contrato formal, lo que dificulta que accedan a prestaciones como el aguinaldo. Esta realidad no solo es injusta, sino que refleja una desigualdad estructural que persiste en nuestra sociedad.

Para muchas personas empleadoras, el aguinaldo puede parecer un trámite más o un gasto extra en el cierre del año. Sin embargo, es mucho más que eso: es un reconocimiento tangible a la dedicación, esfuerzo y cuidado que las trabajadoras del hogar brindan día tras día. ¿Cuántas veces hemos llegado a casa y encontrado un espacio limpio, ropa perfectamente planchada o una comida lista gracias a ellas? Su trabajo es lo que permite que muchas familias mantengan su rutina diaria, un detalle que a menudo pasa desapercibido.

Además de ser una cuestión de justicia laboral, el pago del aguinaldo es también un acto de empatía y humanidad. Es comprender que detrás de cada trabajadora hay una persona con sueños, responsabilidades y seres queridos que dependen de su ingreso. Es recordar que el respeto por sus derechos no debería depender de la "buena voluntad" de los empleadores, sino de un cumplimiento cabal de la ley.

Para las personas empleadoras, cumplir con esta obligación no tiene que ser complicado. Si tienes dudas sobre cómo calcularlo, aquí hay una guía sencilla: multiplica el salario diario de tu trabajadora por 15. Si no ha trabajado el año completo, el monto se calcula proporcionalmente al tiempo laborado. También es importante entregar el aguinaldo en efectivo, salvo que la trabajadora haya acordado otra forma de pago.

Cumplir con el pago del aguinaldo es una oportunidad para fortalecer la confianza y el respeto en la relación laboral. Es también un paso hacia la dignificación del trabajo del hogar, un sector históricamente invisibilizado, pero que sostiene la vida cotidiana de millones de familias en el país.

Finalmente, en estas fechas en las que el espíritu de solidaridad y gratitud está más presente, recordemos que no hay mejor forma de agradecer que respetando los derechos de quienes nos cuidan y apoyan. El aguinaldo no solo es un deber legal, es un acto de reconocimiento y justicia que todas las trabajadoras del hogar merecen.

Hagamos del cierre de año una oportunidad para reflexionar y actuar con responsabilidad, asegurándonos de que nuestras acciones estén alineadas con los valores de respeto, equidad y dignidad que deseamos ver en nuestra sociedad. Porque cuando cuidamos de quienes cuidan de nosotros, construimos un mundo más justo para todas y todos.

Coordinadora de la Causa Trabajo Digno en Nosotrxs