Por: Rosalva Landa. Asesora externa del CCA
En el texto inicial de presentación del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND) está prácticamente ausente no sólo el tema del agua, sino de los recursos naturales en su conjunto. De una primera lectura al documento extenso, hace falta una mirada formal y reflexiva hacia la base natural del desarrollo, que son los recursos naturales. Habría que recordar que, la búsqueda del bienestar de los pueblos requiere de una estratégica inclusión de la dimensión ambiental en la planeación del desarrollo.
De alguna manera, la alineación del plan de gobierno a la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” de las Naciones Unidas se logra en el objetivo 1.9 del Eje sobre Justicia y Estado de Derecho, en los objetivos 2.5, 2.6 y 2.8 del Eje de Bienestar y en los objetivos 3.5, 3.8 y 3.10 en el eje de Desarrollo Económico. Adicionalmente se considera el Eje Transversal 3 “Territorio y Desarrollo sostenible”. No obstante, a la estructura del PND le hace falta mayor coherencia con elementos de sustentabilidad y en el caso del agua, considerarla más que como tema secundario del bienestar.
Los principios plasmados en el PND que regirán la política hídrica deben fortalecerse para introducir los contenidos del Programa Nacional Hídrico PNH 2019-2024. La gestión del agua debe concebirse como central para el desarrollo y contemplarse suficientemente en los apartados de Política Social y Economía. Como parte de los derechos humanos la inclusión sobre agua debe ser explícita en el PND y suficientemente clara en sus mecanismos de implementación en el PNH.
Como parte del gran Eje General de Bienestar, se dedica al tema del agua el objetivo 2.6 : “Promover y garantizar el acceso incluyente al agua potable en calidad y cantidad y al saneamiento, priorizando a los grupos históricamente discriminados, procurando la salud de los ecosistemas y cuencas”. De las seis estrategias que se desglosan para el logro del objetivo, tres de ellas se relacionan con agua y saneamiento, una a información, investigación y uso del agua, una a contaminación y la última de ellas a mantener y restablecer, bajo un enfoque de cuenca, la integridad de los ecosistemas relacionados con el agua. Esta definición de estrategias incorpora el cuidado del recurso pero requiere ajustes para brindar mayor margen de maniobra para la elaboración del PNH -que derivará como programa especial-, ya que se dejan de lado temas fundamentales como participación, planeación, orden jurídico, instrumentos y mecanismos de financiamiento, cooperación internacional; entre otros.
En lo que corresponde, es importante dar un sustento en el PND que permita incorporar en el PNH la gestión de riesgos como parte de la gestión integral del agua. El cambio climático se introduce en el objetivo 1.9 del PND y se incorpora en el 3.10 del Eje 3, asociando el cumplimiento de éste último a un único indicador sobre intensidad de carbono y dejando de lado la importancia de la gestión integral de los recursos hídricos para la adaptación a los impactos del cambio climático.
Lo anterior deja ver que el nuevo gobierno en su PND considera que la implementación del derecho humano al agua será suficiente en la política hídrica nacional, y que dicha implementación se resolverá con la ampliación de la cobertura de servicios de agua potable y saneamiento. Es necesario enfatizar en la preservación de la base natural que hace posible el ciclo hidrológico; la infraestructura hidráulica por si misma no resolverá los problemas del agua en nuestro país.
En lo general, las ausencias y vacíos ambientales pueden tener varias razones. La primera de ellas es que el gobierno de la 4T desconoce la importancia de nuestro capital natural. Segunda, es intencional dejar vacíos de política que posibiliten continuar con prácticas que degradan, agotan y permiten el saqueo de recursos naturales con una visión de ganancia económica de corto plazo, como son por ejemplo el fracking y la minería a cielo abierto; ésta última hoy ilegalmente instaurada en áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad. Tercera, es mejor dejarlo ambiguo para no contar con limitaciones en la implementación de proyectos como corredor transístmico, tren maya o termoeléctrica en Huexca; por mencionar algunos.
Por otra parte, los principales temas en el PNH se centran en agua potable, acceso, saneamiento, usos consuntivos con énfasis en uso agrícola, administración del agua. Se ha incluido también la salud de cuencas, la resiliencia y la seguridad hídrica; elementos que brindan una plataforma para la integración de políticas hídricas y ambientales en diversos rubros. El texto del PNH ha sufrido modificaciones para su mejora los últimos días, sin embargo se confunde la “seguridad hídrica” con la “reducción de riesgos de desastre”. Es verdaderamente grave desconocer las diferencias. Lograr la seguridad hídrica significa satisfacer las necesidades humanas así como las de los ecosistemas, por ello la insistencia en fortalecer la mirada sobre lo trascendente del cuidado del ciclo hidrológico. Si se retoma el significado de seguridad hídrica en su más amplio sentido, habría varios ajustes que hacer tanto al PND como al PNH; esto es muy trascendental para los mexicanos.
Los recursos hídricos del país y el medio ambiente son asuntos de seguridad nacional y como tal debieran incluirse explícitamente en los documentos rectores de la Administración Pública Federal.