Muy plural resulta el equipo triunfador de las elecciones presidenciales, porque, el sábado pasado, llegaron al gobierno una buena parte de resentidos y una mayor de subestimados, quienes con la victoria del 1 de julio demostraron sus grandes capacidades.
Esas mal llamadas tribus que siguieron a López Obrador durante 20 años, derribaron varios de los símbolos creados por el viejo régimen priista y sostenidos durante la “docena trágica” panista como el avión presidencial, la residencia oficial de Los Pinos y los altos salarios a funcionarios de primer nivel, que superaban hasta los 600 mil pesos mensuales.
Sin embargo, con gran inteligencia, los morenistas mantuvieron intactas las estructuras de gobierno. Como cada administración cambió el nombre de algunas secretarías, fusionó otras, no desapareció ninguna y aparecieron otras.
No están dando palos de ciego al disminuir las riquezas de unos y la pobreza de otros, esas son aspiraciones de un pueblo humillado y ofendido, como lo es el mexicano.
También se han dado casos en los que una decisión fue modificada por el reclamo de quienes se sentían afectados, como la propuesta de que los “superdelegados” pudieran inmiscuirse en asuntos de seguridad estatal en los estados.
Ante la queja de los gobernadores al Presidente, durante una reunión el martes en Palacio Nacional, López Obrador corrigió de inmediato la iniciativa y dijo que los “superdelegados” sólo serán observadores en esos temas locales y se harán cargo de los programas sociales y de desarrollo. Con esta medida, se les corta las uñas a quienes las tienen muy largas y les impide el acceso al dinero fácil.
AMLO no sólo llenó las urnas con más de 30 millones de votos, también abarrotó el Zócalo, escenario de sus grandes batallas y de su coronación como Presidente “legítimo” en 2006 después del fraude electoral, que se le hizo en beneficio de Felipe Calderón.
La ceremonia de transición fue vista por millones de personas en el mundo y las calles del Centro Histórico lucieron llenas de seguidores del tabasqueño, que llegaron de todas partes del país. Se volvió una verdadera fiesta de esperanza.
VOLVIÓ EL PASADO PRIISTA EN MORENA
Limpiar el pasado y la estructura priista no le será fácil al grupo de Morena, porque priistas son buena parte de los funcionarios públicos de alto nivel y muy cercanos a la confianza del nuevo Presidente.
El inicio de la cuarta transformación, sin grandes aspavientos, empezó desde el momento en que Andrés Manuel envió al Senado para su discusión y aprobación la supresión del fuero al Presidente de la República, quien sólo podía juzgarse por traición a la patria y otros delitos graves del orden común. La iniciativa establece que podrá enjuiciarse al mandatario por corrupción.
La misteriosa cuenta de nivel, que durante muchas décadas manejaba directamente el Primer Mandatario sin rendir cuentas a nadie, está por desaparecer, junto con todos los excesos como la compra anual de autos, el pago de servicio de celular, gastos médicos mayores en el extranjero, comidas, bebidas, viajes, bacanales y tantos otros abusos que parecían normales para la alta burocracia.
La austeridad no debe detener el desarrollo del país. En primer lugar, porque sólo debe eliminarse el dispendio generalizado; en segundo plano, es necesario reencausar el ahorro para infraestructura o programas sociales.
La primera gran medida en contra del boato y de los gastos millonarios fue devuelta el lunes a los Estados Unidos para ponerla en venta. Se trata de la aeronave Boeing 787-8 que costó 218 millones de dólares y que sólo sirvió durante dos años 10 meses al expresidente Enrique Peña, tiempo suficiente para que presentara falla y dejara de funcionar, al menos, tres ocasiones.
El mismo sábado que López Obrador inició el cambio en la forma de gobernar, se abrieron las puertas de otro símbolo que marcaba la diferencia entre Presidente y el pueblo. Se trata de Los Pinos.
El mantenimiento oneroso de los lujos presidenciales se echó al basurero de la historia y se restituyó al pueblo lo que se le había quitado desde los tiempos de Lázaro Cárdenas, quien decidió mudarse a una sección del Bosque de Chapultepec sólo porque le gustaba el lugar y cambiarle el nombre de rancho “La Hormiga” por el de Los Pinos, en recuerdo al lugar donde conoció a su esposa, doña Amalia, en Tacámbaro, Michoacán.
ADIÓS A LOS EXCESOS PRESIDENCIALES
A la llegada de cada uno de los nuevos presidentes, se hacían adecuaciones según sus “necesidades”. Con Miguel Alemán se construyeron unas cabañas adicionales para su familia. Don Adolfo Ruíz Cortines también construyó una vivienda. Vicente Fox amplió Las Cabañas, que ocupó con toda su familia y la de Marta Sahagún.
Durante las presidencias de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se generaron en Los Pinos dos mil 638 contratos, con poco más de mil proveedores, por más de 30 mil millones de pesos en seguridad, abarrotes, mantelería y alimentos, entre otros rubros.
Esa residencia era imposible que se mantuviera en los tiempos de austeridad y donde se están eliminando los fueros y privilegios.
Ahora, López Obrador ha sido criticado por regresar a Palacio Nacional, donde no vivirá y sólo tendrá su oficina. Además, en su primer mensaje a la Nación únicamente se responsabilizó por las acciones de su hijo menor, de los mayores “ellos son responsables de sus actos”.
El Presidente de la República viaja en autos que no son de lujo, ni blindados lo que sí es un error porque una agresión hacia su persona generaría inestabilidad al país y, posiblemente, hasta una revolución armada.
Hasta ahora, las acciones de López Obrador han generado una revolución sin armas, totalmente pacífica, y poniendo el ejemplo en los renglones más significativos como el sueldo del Presidente que lo disminuyó de 300 mil pesos a 108 mil mensuales.
Quien no crea que México ya cambió, está en un grave error.
Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.
manuelmejidot@gmail.com