/ viernes 9 de agosto de 2024

Antena / Gobierno o IFT: De dos sopas

En las últimas tres décadas el sector telecomunicaciones y radiodifusión ha estado regulado por dos modelos: el primero, político-gubernamental y el actual bajo un regulador autónomo.

El primero desde los años cuarenta a cargo del gobierno federal en turno por conducto de la Secretaría de Comunicaciones, que posteriormente en 1996, fue "auxiliado" por un organismo desconcentrado denominado Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL). Fue hace una década que, mediante reforma constitucional, se crea un organismo autónomo conocido como Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) pero, en este proceso político-transformador de la 4T se ha propuesto su desaparición, para regresar al primer modelo.

Se puede decir que el sector telecomunicaciones y radiodifusión ha probado de las dos sopas, en términos generales se puede decir que tanto uno como otro modelo tienen sus cosas buenas o malas, aunque como acostumbra a decirse, todo es "perfectible".

Del modelo gubernamental se puede afirmar que reflejaba una visión de gubernamental sexenal, verticalidad en las decisiones, con monopolios estatales, donde la política cambiaba cada seis años a pesar de buenas medidas, y que a raíz del TLCAN se empezó a modular para crear una agencia independiente (COFETEL) que tenía como principal problema la llamada “doble ventanilla”, en razón de que sus decisiones se tenían que convalidar por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o por el propio Presidente, considerando además una incipiente competencia con la entrada de operadores privados, pero permaneciendo un monopolio privado derivado de la “privatización” del monopolio público en telefonía.

En tanto del IFT su visión fue crear un órgano técnico y especializado a través de un riguroso examen de selección de sus integrantes; independiente del cambio sexenal con nombramientos escalonados; con la clara misión de acabar con la falta de condiciones de competencia; se le dotaron de facultades ejecutivas que no podían suspenderse judicialmente, y además se ordenó la imposición de medidas asimétricas al monopolio existente, la principal falla ha sido la falta de voluntad para establecer medidas más efectivas contra el preponderante aunado a que desde 2019 la 4T ha dejado de nombrar a 3 comisionados, debilitándolo institucionalmente a través de la crítica política y una inercia presupuestal a la baja.

Como se aprecia el segundo modelo no ha terminado de “cuajar”, ya que en los últimos 6 años se ha socavado por vías de hecho, pero una ventaja del IFT fue que su naturaleza quedo protegida en el TMEC, ahora se quiere regresar al modelo gubernamental con monopolio privado y alimentando nuevos monopolios públicos sobre todo en internet.

Lo que tiene que pensar en serio la próxima administración, es que desaparecer al IFT provocaría una problemática con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, ya que se violaría el TMEC que ordena la existencia de un organismo regulador de telecomunicaciones independiente e imparcial, tendría que esperar hasta 2026, cuando hay una revisión. Al final del día deberá de valorar cuál de las dos sopas elige.

En las últimas tres décadas el sector telecomunicaciones y radiodifusión ha estado regulado por dos modelos: el primero, político-gubernamental y el actual bajo un regulador autónomo.

El primero desde los años cuarenta a cargo del gobierno federal en turno por conducto de la Secretaría de Comunicaciones, que posteriormente en 1996, fue "auxiliado" por un organismo desconcentrado denominado Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL). Fue hace una década que, mediante reforma constitucional, se crea un organismo autónomo conocido como Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) pero, en este proceso político-transformador de la 4T se ha propuesto su desaparición, para regresar al primer modelo.

Se puede decir que el sector telecomunicaciones y radiodifusión ha probado de las dos sopas, en términos generales se puede decir que tanto uno como otro modelo tienen sus cosas buenas o malas, aunque como acostumbra a decirse, todo es "perfectible".

Del modelo gubernamental se puede afirmar que reflejaba una visión de gubernamental sexenal, verticalidad en las decisiones, con monopolios estatales, donde la política cambiaba cada seis años a pesar de buenas medidas, y que a raíz del TLCAN se empezó a modular para crear una agencia independiente (COFETEL) que tenía como principal problema la llamada “doble ventanilla”, en razón de que sus decisiones se tenían que convalidar por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o por el propio Presidente, considerando además una incipiente competencia con la entrada de operadores privados, pero permaneciendo un monopolio privado derivado de la “privatización” del monopolio público en telefonía.

En tanto del IFT su visión fue crear un órgano técnico y especializado a través de un riguroso examen de selección de sus integrantes; independiente del cambio sexenal con nombramientos escalonados; con la clara misión de acabar con la falta de condiciones de competencia; se le dotaron de facultades ejecutivas que no podían suspenderse judicialmente, y además se ordenó la imposición de medidas asimétricas al monopolio existente, la principal falla ha sido la falta de voluntad para establecer medidas más efectivas contra el preponderante aunado a que desde 2019 la 4T ha dejado de nombrar a 3 comisionados, debilitándolo institucionalmente a través de la crítica política y una inercia presupuestal a la baja.

Como se aprecia el segundo modelo no ha terminado de “cuajar”, ya que en los últimos 6 años se ha socavado por vías de hecho, pero una ventaja del IFT fue que su naturaleza quedo protegida en el TMEC, ahora se quiere regresar al modelo gubernamental con monopolio privado y alimentando nuevos monopolios públicos sobre todo en internet.

Lo que tiene que pensar en serio la próxima administración, es que desaparecer al IFT provocaría una problemática con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, ya que se violaría el TMEC que ordena la existencia de un organismo regulador de telecomunicaciones independiente e imparcial, tendría que esperar hasta 2026, cuando hay una revisión. Al final del día deberá de valorar cuál de las dos sopas elige.