por Yoanna Shubich Green
El conflicto palestino israelí es uno de los más largos y no resueltos hasta el día de hoy. Éste es un conflicto polarizado, mediático que genera muchas pasiones, por lo mismo es necesario entender lo ocurrido.
Hay que dejar claro que esta es una guerra entre Israel contra Hamás, quienes en el pasado ya se han enfrentado y no entre Israel y los palestinos, donde sus aspiraciones de independencia e igualdad son legítimas; sin embargo, Hamás no representa estos anhelos y desde 2007 hay una rivalidad y un poder dual en la Autoridad Nacional Palestina, donde Al Fatah gobierna Cisjordania y Hamás Gaza de forma autoritaria. Para tener una mayor comprensión, se dará un contexto regional:
Existen países como Turquía, Arabia Saudita e Irán que aspiran a ser potencias regionales en el Medio Oriente. Desde principios del siglo XXI, Irán ha desarrollado un programa nuclear que no tiene fines pacíficos y fabrica misiles de mayor precisión, amenazando y rompiendo el equilibrio del poder en la zona.
Irán, al intentar aumentar su influencia, ha financiado y entrenado a diferentes milicias como Hamás, Hezbollah (en el Líbano), Hutíes (Yemen) y apoya al presidente sirio Bashar Al Assad, acentuando su rivalidad con Arabia Saudita.
Durante el mandato del entonces presidente estadounidense, Barack Obama, Estados Unidos (EE.UU.) se replegó del Medio Oriente por su rivalidad con China y trasladó su poderío militar hacia Asia, dejando sin respaldo a sus aliados Israel y Arabia Saudita.
Ante tal situación, los países del Golfo Pérsico tuvieron un acercamiento con Israel para que éste les brinde protección y seguridad en una zona muy conflictiva. Lo anterior se concretó en el año 2020 con la firma de los “Acuerdos de Abraham”, donde Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Marruecos establecieron relaciones diplomáticas con Israel, marginando la causa palestina.
El inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia ha relegado aún más el conflicto palestino-israelí. Asimismo, en las últimas semanas, se anunció un acercamiento entre Israel y Arabia Saudita auspiciado por EE.UU. y aunque los saudíes hicieron demandas a favor de los palestinos, estos verán por sus intereses. Ante este contexto regional, dicho acuerdo debía ser descarrilado, ya que olvidaba la causa palestina.
De acuerdo con el periódico The Wall Street Journal, hace meses, EE.UU. desbloqueó 6 mil millones de dólares de Irán por la liberación de cinco presos políticos estadounidenses y se cree que parte de este dinero pudo financiar a grupos terroristas.
Por otro lado, Israel ha tenido una crisis política: el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tiene acusaciones de corrupción y se alió con partidos de extrema que han presionado para extender asentamientos en Cisjordania, lo que ha provocado tensiones con esa población; además, mandó una reforma judicial que dividió a la población israelí; finalmente, el gobierno ha atacado sin precedentes a altos oficiales de del ejército y jefes de otras organizaciones de seguridad, por lo que se advertían los riesgos de la vulnerabilidad que sería aprovechados por los enemigos de Israel.
El ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre sorprendió a Israel y que no tiene precedentes por:
Supone una preparación, coordinación y organización previa, probablemente apoyado por Irán.
Hamás lanzó continuamente 2,500 misiles hacia Israel, pero era una distracción para que cientos de terroristas se infiltraran por cielo, mar y tierra al sur de Israel –estrategia similar a la usada por el Estado Islámico (ISIS)–, entraran a poblados, casas y kibutzim, asesinaran y secuestraran a población civil desarmada: bebés, niños y adultos mayores, incluyendo jóvenes que estaban en un festival de música. Solo de estos hay 260 asesinados y rehenes de diversas nacionalidades, entre ellos mexicanos, para lograr un intercambio de prisioneros con Israel. Por ello, es condenable este terrorismo en todas sus formas, ya que el blanco no fue militar.
Lo anterior fue difundido en redes sociales por Hamás para causar terror y miedo y dar un mensaje de victoria, lograr el apoyo de su población y de los países musulmanes, así como bloquear el acuerdo entre Israel y Arabia Saudita.
Así, este conflicto vuelve a la escena internacional, restándole importancia a la guerra de Ucrania-Rusia. EE.UU. ya envió armamento y un portaviones a Israel para disuadir cualquier acción de diferentes grupos o países.
Qué esperar:
Israel responderá con fuerza para recuperar su capacidad de disuasión frente a Hamás con bombardeos y quizás incursione por tierra en Gaza.
En el norte, Israel deberá contener a Hezbollah para que no apoye a Hamás.
Israel estará atento a posibles acciones de la población en Cisjordania o árabes israelíes.
Desafortunadamente, sólo se condena a ambas poblaciones a un ciclo interminable de guerras y derramamiento de sangre.
Coordinadora Académica de la Facultad de Estudios Globales