/ miércoles 25 de septiembre de 2024

Apuntes de un anfitrión de plataforma

Desde hace un par de años administro un departamento en el Centro Histórico dentro de dos plataformas de estancia temporal. La forma en que llegué a hacerlo es quizá parte de otro problema: habito una vivienda rentada y como familia nos es muy difícil capitalizarnos para comprar algo equivalente a lo arrendado. Por ello decidimos comprar una propiedad pequeña que se pague sola.

Para ser Ciudad de México, el inmueble lo adquirí a muy buen precio, pero la misma cifra me permitiría comprar algo tres veces más grande en ciudades baratas como Pachuca o León. Habilitarlo para una plataforma representó una inversión considerable, muebles y otras instalaciones, y el tiempo mismo para tenerlo listo y subirlo a las plataformas.

Una o dos veces por semana se hace limpieza; cada que sale un cliente camino a la lavandería más cercana con 5 kilos de ropa y los traigo de vuelta días después. En lo que salen o llegan los huéspedes trabajo con mi computadora en los cafés cercanos. Contribuyo a la economía local, pues.

Lo peor ha sido nuestro vecino: una gran obra federal que ha violado el Reglamento de Construcciones de mil maneras todos los días, exceso de decibeles, ocupación de las calles aledañas, trabajos día y noche y algunas calificaciones negativas en las plataformas por las afectaciones.

Recién se estableció la obligación de registrar los inmuebles en plataformas. Me parece una regulación adecuada. Ahora se ha presentado una iniciativa de reforma a la Ley de Turismo que sí puede afectar a propietarios, pero sin elevar los beneficios sociales.

Por un lado, pretenden que no vendamos más del 50% de las noches a través de las plataformas. Con las tarifas actuales, mi punto de equilibrio requiere que venda más de 200 noches al año. Si se establece esta restricción la solución es muy sencilla: elevaré los precios 15 - 20% para no llegar a las 180 noches. El problema es que eso dejará una demanda que yo no atenderé ... pero alguien más sí. Es decir, quieren limitar las plataformas, pero esto ampliará el mercado de las plataformas. Microeconomía para tontos.

El otro tema que se busca regular es que la vivienda social no forme parte de la oferta de alquiler por día. Esto suena lógico ... pero no lo es tanto y hasta es inequitativo e invasivo. En el fondo, no le reconozco “plena propiedad” a los dueños de vivienda social, pues les tengo que decir qué pueden o no hacer. El abordaje debería ser distinto: por ejemplo, limitar a una propiedad sólo cuando reciban un beneficio especial por programas de promoción de vivienda social.

Por un lado, tenemos la probable retroactividad de esta regulación, es decir, hay vivienda que podría estar en los nuevos supuestos de la ley que ya se esté rentando a través de plataformas. Por otro lado, la propuesta mantiene este modelo de servicio sólo en las colonias más cotizadas de la ciudad y para beneficio de los arrendatarios más pudientes.

Yo creo que hay que diagnosticar mejor qué está ocurriendo en el sector, quiénes concentran la oferta y cómo hacer que ésta impacte menos en los precios de las rentas por mes. No soy partidario de la iniciativa presentada por el Jefe de Gobierno Martí Batres al Congreso de la Ciudad de México, más allá de lo que me impacte a mí: hay que entender las historias detrás de quienes ofrecemos habitaciones por día antes de regular por regular, buscando que el emprendimiento pueda salirse de la misma burbuja social y geográfica de siempre y facilitando los beneficios en todos los sectores sociales.

Desde hace un par de años administro un departamento en el Centro Histórico dentro de dos plataformas de estancia temporal. La forma en que llegué a hacerlo es quizá parte de otro problema: habito una vivienda rentada y como familia nos es muy difícil capitalizarnos para comprar algo equivalente a lo arrendado. Por ello decidimos comprar una propiedad pequeña que se pague sola.

Para ser Ciudad de México, el inmueble lo adquirí a muy buen precio, pero la misma cifra me permitiría comprar algo tres veces más grande en ciudades baratas como Pachuca o León. Habilitarlo para una plataforma representó una inversión considerable, muebles y otras instalaciones, y el tiempo mismo para tenerlo listo y subirlo a las plataformas.

Una o dos veces por semana se hace limpieza; cada que sale un cliente camino a la lavandería más cercana con 5 kilos de ropa y los traigo de vuelta días después. En lo que salen o llegan los huéspedes trabajo con mi computadora en los cafés cercanos. Contribuyo a la economía local, pues.

Lo peor ha sido nuestro vecino: una gran obra federal que ha violado el Reglamento de Construcciones de mil maneras todos los días, exceso de decibeles, ocupación de las calles aledañas, trabajos día y noche y algunas calificaciones negativas en las plataformas por las afectaciones.

Recién se estableció la obligación de registrar los inmuebles en plataformas. Me parece una regulación adecuada. Ahora se ha presentado una iniciativa de reforma a la Ley de Turismo que sí puede afectar a propietarios, pero sin elevar los beneficios sociales.

Por un lado, pretenden que no vendamos más del 50% de las noches a través de las plataformas. Con las tarifas actuales, mi punto de equilibrio requiere que venda más de 200 noches al año. Si se establece esta restricción la solución es muy sencilla: elevaré los precios 15 - 20% para no llegar a las 180 noches. El problema es que eso dejará una demanda que yo no atenderé ... pero alguien más sí. Es decir, quieren limitar las plataformas, pero esto ampliará el mercado de las plataformas. Microeconomía para tontos.

El otro tema que se busca regular es que la vivienda social no forme parte de la oferta de alquiler por día. Esto suena lógico ... pero no lo es tanto y hasta es inequitativo e invasivo. En el fondo, no le reconozco “plena propiedad” a los dueños de vivienda social, pues les tengo que decir qué pueden o no hacer. El abordaje debería ser distinto: por ejemplo, limitar a una propiedad sólo cuando reciban un beneficio especial por programas de promoción de vivienda social.

Por un lado, tenemos la probable retroactividad de esta regulación, es decir, hay vivienda que podría estar en los nuevos supuestos de la ley que ya se esté rentando a través de plataformas. Por otro lado, la propuesta mantiene este modelo de servicio sólo en las colonias más cotizadas de la ciudad y para beneficio de los arrendatarios más pudientes.

Yo creo que hay que diagnosticar mejor qué está ocurriendo en el sector, quiénes concentran la oferta y cómo hacer que ésta impacte menos en los precios de las rentas por mes. No soy partidario de la iniciativa presentada por el Jefe de Gobierno Martí Batres al Congreso de la Ciudad de México, más allá de lo que me impacte a mí: hay que entender las historias detrás de quienes ofrecemos habitaciones por día antes de regular por regular, buscando que el emprendimiento pueda salirse de la misma burbuja social y geográfica de siempre y facilitando los beneficios en todos los sectores sociales.

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