Mucho se ha hablado sobre la dinámica de pesos, contrapesos, presiones y otras acciones en la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Una idea que a veces tenemos es que la balanza política entre ambos países se encuentra desequilibrada y en ocasiones, poco cargada hacia el lado mexicano. Sin embargo, por más que el poderío hegemónico de los Estados Unidos sea tal, la realidad es que México tiene un peso específico sumamente relevante las distintas administraciones del vecino del norte. Y a veces esta dinámica de poder es más evidente que otras y se puede distinguir con absoluta claridad dónde están los puntos de presión que más duelen en este intercambio.
Vamos por partes. Una vez que hemos dicho lo anterior podemos observar la matriz de esta relación de diversa forma y en diferentes planos. Pongamos dos que tienen un especial significado para ambos: comercio internacional y seguridad bilateral. No es cosa menor que México, con mucha frecuencia y largo tiempo ocupe el lugar número uno como socio comercial de Estados Unidos, por encima incluso de Canadá o cualquier otro socio. No es casualidad tampoco que la frontera es absolutamente dinámica en materia mercantil y comercial. Tampoco es un secreto que México y Estados Unidos cooperan en distinto grado para garantizar la seguridad de ambos, dado que comparten miles de kilómetros de frontera.
La pregunta entonces es: ¿cuál es el punto de presión más importante en esta relación, dado que todos los supuestos anteriores son ciertos? ¿por qué a Estados Unidos no le importa – o pareciera no importarle tanto – lo que sucede en América del Norte a la luz del tratado comercial (T-MEC) que hay entre ambos y los posibles desbalances o inequidades entre ambas naciones? ¿por qué Estados Unidos prefiere alargar la posibilidad de llevar a México a los famosos paneles de solución de controversias, sabiendo que nuestro país puede resultar afectado, buscando acuerdos y soluciones posibles en el campo político? ¿por qué Estados Unidos insiste en convocar e invitar a México a las reuniones internacionales, cuando no ha habido un discurso compartido en ese terreno de forma previa? La realidad es muy simple: con todo y todo, Estados Unidos necesita que nuestro país le ayude a controlar el flujo de migrantes que llegan a su frontera sur y necesita de México para que este problema no se desborde de forma desproporcionada.
A su vez, la razón de lo anterior es porque en Estados Unidos se utiliza el tema migratorio como arma electoral y los republicanos lo hacen con singular maestría (más ahora que tienen mayoría en la Cámara Baja), especialmente aquellos estados del sur y quienes comparten frontera con México de cara a la elección de 2024. México aplica presión justamente allí, sabiendo que la cooperación no es gratuita y por ello, la utiliza como arma a su favor. Al final del día la relación entre ambos es importantemente transaccional y saben dónde se debe aplicar presión para conseguir lo que más les interesa. Pero esto no debería sorprenderle a nadie, sino por el contrario.