/ jueves 24 de noviembre de 2022

Cable Diplomático | De vuelta a la realidad 

Hemos sido testigos recientemente de acontecimientos importantes que suceden en la esfera pública en ambos lados de la frontera y del Río Bravo. Sucede, como pocas veces, que en 2024 se empalman los procesos electorales de México y de Estados Unidos y por tanto, para ambos gobiernos el tiempo comienza a agotarse. Quedan menos de dos años antes que terminen las actuales administraciones y venga el famoso proceso electoral del año 2024. ¿Qué va a pasar en ese momento? Si algo ha quedado claro es que las predicciones que los opinadores y quienes realizan las encuestas han quedado exhibidos (me incluyo) por hacer pronósticos que acaban siendo totalmente lo contrario. Pero lo único que sabemos en este momento es vivimos tiempos definitorios que habrá de marcar el rumbo político y de los meses por venir.

Debemos apuntar que los gobiernos – ambos – tienen un especial interés en continuar con su proyecto de nación y por ende, necesitan solidificar y asegurar su postura, candidatos y acciones de gobierno en este último trecho porque creo que ambos entienden lo que están en juego, y aunque las cosas parezcan lo contrario, en política no hay nada escrito nunca.

Los gobiernos y los gobernantes comenzarán a tocar la realidad cada vez más cercanamente. Lo bueno y lo malo de ella. Lo mucho que puede anclar y proveer de cimientos, pero también lo mucho que puede convertirse en una pesada carga sobre los hombros. Lo cierto es que nadie escapa a ella y cada vez veremos a los mandatarios mucho más ansiosos y en contacto con los distintos escenarios del año 2024. Para México, por supuesto que la próxima elección será una especie de referéndum para mostrar la cantidad de personas que desean continuar con el actual proyecto y confrontarlas con quienes quieren lo contrario (si es que alguien de la oposición logra unificar esta línea de pensamiento). Y las acciones gubernamentales tienen que leerse con este matiz: de allí la prisa por demostrar y asegurar la posición rumbo al fin del sexenio. Pero quizá en Estados Unidos, como en pocas ocasiones, la elección presidencial de 2024 signifique un referéndum incluso más profundo: entre quienes apoyan las estructuras democráticas del sistema político estadunidense, o bien, quienes desean romper el statu quo. Lo que hemos podido ver es que tanto la Casa Blanca como Palacio Nacional han demostrado lo mucho que lo anterior les importa; desde allí debemos codificar los discursos, las acciones y las estrategias que los gobiernos persiguen. Cada vez veremos tareas más directas, menos adornadas, más transaccionales y menos románticas sobre lo que significa gobernar, sobre los problemas y sobre las esperanzas. En ambos lados saben que se juegan todo por el todo y que no se pueden dar el lujo de perder. Ante escenario tan extremos, los gobiernos se preguntarán qué es todo aquello que estarían dispuestos a sacrificar con tal de alcanzar lo anterior. Así de realista y compleja la realidad. Aunque si lo pensamos bien, en realidad es muy sencillo de entender: Nadie quiere perder su oportunidad dentro de dos años.