/ jueves 9 de febrero de 2023

Cable Diplomático | El Estado de la Unión 

El estado de la Unión es fuerte, dijo el presidente Biden el martes pasado durante el “informe de gobierno” (State of the Union, por su nombre en inglés) en una sesión bicameral en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, D.C. Como pocas veces se ha visto, el presidente de Estados Unidos se mostró vigoroso y hasta combativo durante su discurso. Conforme iban pasando los minutos, Joe Biden se enganchaba más y más con la audiencia. Utilizó todos los trucos de la oratoria para mantener la atención del público, pero tampoco le dio miedo confrontarse con los legisladores republicanos. Incluso – con una habilidad política extraordinaria – los llevó a estar de acuerdo con algunas de sus posiciones y los comprometió públicamente a aprobar leyes relevantes para su mandato.

Por supuesto que quienes les escribieron su discurso sabían lo que estaban haciendo, pero debemos reconocer que Biden hizo un extraordinario papel por sí mismo, porque a veces sus discursos han caído en el lugar común, con monotonía y sin demasiado entusiasmo. Este es uno de los negativos más grandes que tiene él como presidente y cuando la gente opina, lo refiere como “débil” o “anciano”. Pues, todo lo contrario. El de esta semana fue uno de los mejores momentos del presidente Biden en toda su presidencia. Podríamos decir que se encuentra en la cúspide, donde algunas cosas importantes le han salido bien últimamente y ha tenido logros importantes que destacar en fechas recientes.

Durante el discurso además utilizó bromas que conectan muy bien con su audiencia y con el ciudadano promedio, como por ejemplo cuando dice que los costos extra de equipaje que cobran las aerolíneas son bastante malos ya de por sí. Esos detalles resuenan muy bien con su público. Además, tomó partido y posicionó temas álgidos de forma clara: el aborto, las armas, el presupuesto para los veteranos, el apoyo financiero y militar a Ucrania. Y al final tuvo todavía un gesto amistoso para los republicanos, llamándolos a colaborar con él. A pesar de ello, los republicanos no le tomarán la palabra y preferirán beneficiarse de la polarización existente, porque ello hará más fácil que recuperen la Casa Blanca en 2024.

No obstante todo lo anterior, la realidad es que Biden pocas veces se muestra enérgico, seguro, encantador y hasta bromista, al tiempo que marca sus límites de forma precisa, manteniendo a raya a un congreso que ciertamente le resulta hostil en buena parte. Y con todo ello salió airoso. Esto tendrá efectos y consecuencias en los días y semanas que vienen, porque los republicanos tendrán un camino largo que recorrer. Pero no será un “paseo en el parque” como dicen acá (o sea, será complicado).

La muestra del arduo camino que sigue por delante es que, a pesar del gran discurso de Biden, él sigue teniendo poca aprobación en las encuestas inmediatas y ello se debe a que la gente ya no escucha lo que dice el contrario. Ya no se escucha la voz del que piensa diferente. En cualquier caso, esta es una clara victoria para el presidente y su partido.

El estado de la Unión es fuerte, dijo el presidente Biden el martes pasado durante el “informe de gobierno” (State of the Union, por su nombre en inglés) en una sesión bicameral en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, D.C. Como pocas veces se ha visto, el presidente de Estados Unidos se mostró vigoroso y hasta combativo durante su discurso. Conforme iban pasando los minutos, Joe Biden se enganchaba más y más con la audiencia. Utilizó todos los trucos de la oratoria para mantener la atención del público, pero tampoco le dio miedo confrontarse con los legisladores republicanos. Incluso – con una habilidad política extraordinaria – los llevó a estar de acuerdo con algunas de sus posiciones y los comprometió públicamente a aprobar leyes relevantes para su mandato.

Por supuesto que quienes les escribieron su discurso sabían lo que estaban haciendo, pero debemos reconocer que Biden hizo un extraordinario papel por sí mismo, porque a veces sus discursos han caído en el lugar común, con monotonía y sin demasiado entusiasmo. Este es uno de los negativos más grandes que tiene él como presidente y cuando la gente opina, lo refiere como “débil” o “anciano”. Pues, todo lo contrario. El de esta semana fue uno de los mejores momentos del presidente Biden en toda su presidencia. Podríamos decir que se encuentra en la cúspide, donde algunas cosas importantes le han salido bien últimamente y ha tenido logros importantes que destacar en fechas recientes.

Durante el discurso además utilizó bromas que conectan muy bien con su audiencia y con el ciudadano promedio, como por ejemplo cuando dice que los costos extra de equipaje que cobran las aerolíneas son bastante malos ya de por sí. Esos detalles resuenan muy bien con su público. Además, tomó partido y posicionó temas álgidos de forma clara: el aborto, las armas, el presupuesto para los veteranos, el apoyo financiero y militar a Ucrania. Y al final tuvo todavía un gesto amistoso para los republicanos, llamándolos a colaborar con él. A pesar de ello, los republicanos no le tomarán la palabra y preferirán beneficiarse de la polarización existente, porque ello hará más fácil que recuperen la Casa Blanca en 2024.

No obstante todo lo anterior, la realidad es que Biden pocas veces se muestra enérgico, seguro, encantador y hasta bromista, al tiempo que marca sus límites de forma precisa, manteniendo a raya a un congreso que ciertamente le resulta hostil en buena parte. Y con todo ello salió airoso. Esto tendrá efectos y consecuencias en los días y semanas que vienen, porque los republicanos tendrán un camino largo que recorrer. Pero no será un “paseo en el parque” como dicen acá (o sea, será complicado).

La muestra del arduo camino que sigue por delante es que, a pesar del gran discurso de Biden, él sigue teniendo poca aprobación en las encuestas inmediatas y ello se debe a que la gente ya no escucha lo que dice el contrario. Ya no se escucha la voz del que piensa diferente. En cualquier caso, esta es una clara victoria para el presidente y su partido.