En un contexto de gran complejidad internacional tras la pandemia del COVID-19 (de dramáticas consecuencias económicas, políticas, sociales y sanitarias), el mundo observa perplejo la irrupción de un conflicto bélico, absolutamente inesperado, que cumple 100 días desde la invasión de Rusia a Ucrania, obligando a los principales actores gubernamentales a replantear sus prioridades y estrategias para preservar sus intereses y objetivos.
Coincidiendo con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Organización del Atlántico Norte (OTAN), Madrid acogerá una Cumbre clave para reconfigurar las respuestas de la Comunidad Internacional frente a los retos que afronta nuestra seguridad. Los días 29 y 30 de junio, España se convertirá en el epicentro del debate global, en el que las potencias de la Alianza Atlántica (junto a otros Estados invitados) analizarán diversos postulados sobre los que se cimenta la seguridad mundial. Para este país, la Cumbre llega en un momento propicio, dado que uno de sus objetivos principales es salvaguardar la frontera sur y su visión 360° es fundamental para una alianza que quiere ser hacer frente a cualquier amenaza, desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Es indiscutible que la próxima Cumbre de la OTAN tenga una especial relevancia por el contexto histórico que estamos viviendo, pero fundamentalmente lo tiene para la Unión Europea (de los 27 países Estados Miembros de la Unión Europea, 21 son miembros de la OTAN y 6 no lo son: Austria, Chipre, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia), que mantiene fronteras directas con Rusia y que, tras el conflicto armado con Ucrania ha marcado un antes y después en el concepto de seguridad dentro de la Alianza. La guerra entre Rusia y Ucrania es el parteaguas para la evaluación y actualización de un nuevo concepto estratégico (de Lisboa a Madrid).
El nuevo concepto estratégico de Madrid 2022, será la hoja de ruta que responderá y reformulará las nuevas amenazas (las tecnologías emergentes y disruptivas, los ciberataques, el “nuevo terrorismo” multirregión, el cambio climático…), pero también profundizará las amenazas tradicionales (guerra), que se consideraban ampliamente superadas. Veremos también que el nuevo concepto de la alianza sentará las bases para la transformación de las fuerzas armadas y una mayor defensa territorial fronteriza, en definitiva, una OTAN mucho más sólida, que reforzará su visión de organización de seguridad colectiva con carácter regional.
En la Cumbre también se discutirá la adhesión de nuevos países. La organización siempre ha estado abierta a “cualquier otro estado europeo dispuesto a respaldar los principios de este Tratado y contribuir a la seguridad del área del Atlántico Norte”. Fruto de la inestabilidad global (fundamentalmente derivada del conflicto desatado en Ucrania), países como Suecia y Finlandia, tradicionalmente neutrales, han solicitado formalmente su adhesión a la organización como forma de garantizar su integridad territorial y la seguridad física de sus fronteras. Aún y cuando la solicitud de adhesión deba pasar por sus respectivos parlamentos y deban contar con el beneplácito de todos los miembros de la alianza (pese al no de Turquía), estos países se perfilan para ser miembros de pleno derecho antes de que concluya el año.
China jugará un papel crucial en la agenda de la Cumbre, la priorizará como una potencia que debe ser monitoreada de manera constante por su imprevisibilidad en el panorama geoestratégico mundial, especialmente tras la presentación en el “Foro de Boao para Asia 2022”, de su “Iniciativa de Seguridad Global”, alternativa real a la OTAN en la que se reivindica como un actor relevante en materia de seguridad. China representa un gran desafío para la Alianza, pues tiene la intención de convertirse en la primera potencia mundial en inteligencia artificial en la próxima década. Esto supone que los aliados deberán redoblar su cooperación y maximizar sus esfuerzos, deberán invertir más en tecnología (gastar el 2 % del Producto Interno Bruto en defensa y el 20 % del gasto anual de defensa en nuevos equipos importantes para 2024), es decir, estar a la vanguardia para responder a los cambios evidentes que estamos observando en la naturaleza de la paz, la crisis y el conflicto (NATO 2030).
Por lo tanto, en los próximos días, los miembros de la OTAN se preparan para dar una respuesta coordinada y consensuada para hacer frente a los nuevos retos que supone el complejo panorama mundial actual, en el que definirán las líneas estratégicas que marcarán su actuación en los próximos 10 años, una visión mucho más global, en un escenario internacional en el que las amenazas tradicionales convergerán con las modernas, consolidando un desafío histórico para la Comunidad Internacional.
GIORGIANA MARTÍNEZGARNELO Y CALVO es asociada del COMEXI y Directora General del Global Youth Leadership Forum (Naciones Unidas, Banco Mundial y Gobierno de España). Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, España. Ha sido miembro del Business 20 (B-20) del G-20 en Alemania, Argentina, Arabia Saudita, Italia e Indonesia. @GiorgianaCalvo