/ domingo 1 de octubre de 2023

Combatir el desperdicio de alimentos: una llamada a la conciencia

por Lina Pohl

¿Sabías que para cultivar un solo jitomate se requieren 13 litros de agua? Ahora, imagina que ese jitomate nunca llega a ser consumido y se convierte en una pérdida o desperdicio a lo largo de la cadena alimentaria, quizá para muchas personas este acto pasaría inadvertido incluso sin consecuencia alguna, pero este acto lleva consigo graves consecuencias económicas, sociales y ambientales. Implica la pérdida de valiosos recursos como agua, energía, tierra y biodiversidad, que se utilizan en la producción de alimentos. Esto, a su vez, contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero y al agotamiento de nuestros valiosos recursos naturales.

Los alimentos se pierden o desperdician en cada etapa de la cadena de suministro, desde la producción agrícola inicial hasta llegar al consumo final en la mesa de las familias. Es alarmante que, en un mundo donde 783 millones de personas sufren hambre crónica y desnutrición, este peligroso hábito siga ocurriendo.

Según las estadísticas de la FAO, un 13% de los alimentos a nivel mundial se pierde durante su trayecto desde la cosecha hasta su llegada a los estantes de las tiendas, lo que equivale a cerca de 1,300 millones de toneladas por año, mientras que otro 17% se desperdicia en hogares, establecimientos de comida y tiendas minoristas.

En México, el desperdicio y la pérdida de alimentos son un problema generalizado. Cada año, se generan alrededor de 20 millones de toneladas de pérdida y desperdicio de alimentos, desde su origen en las granjas hasta su llegada a las tiendas, lo que representa más del 35% de la producción total de alimentos en el país. Este fenómeno tiene un impacto económico significativo, estimado en unos 25 mil millones de dólares, lo que equivale aproximadamente al 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Ante las anteriores cifras y contexto mencionados, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha creado la Encuesta sobre Residuos Alimenticios y Materia Orgánica (ERAMO) para la generación de datos estadísticos y geográficos precisos y oportunos. Esta iniciativa tiene como objetivo proporcionar apoyo a los responsables de la toma de decisiones en el ámbito de la pérdida y el desperdicio de alimentos y materiales orgánicos, desempeñando así un papel fundamental en el cálculo del impacto ambiental y socioeconómico asociado a este problema y buscando aportar a la solución.

Durante los últimos cuatro años, el Día Internacional para Concientizar sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos – 29 de septiembre- ha estado llamando a la acción. Es crucial que tanto las instituciones públicas como las empresas privadas se unan en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos. Esto se vuelve esencial para transformar nuestros sistemas de producción y distribución de alimentos y, de esta manera, contribuir al logro de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En el camino hacia 2030, tenemos el objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por persona en ventas al por menor y entre consumidores a nivel mundial. También buscamos disminuir las pérdidas de alimentos en toda la cadena de producción y suministro, incluyendo las etapas posteriores a la cosecha.

Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos puede jugar papel importante en la transformación de los sistemas agroalimentarios, es decir, sobre la forma en que producimos, recolectamos, almacenamos, transportamos, transformamos y distribuimos alimentos, podemos mejorar nuestra dieta y nuestro impacto sobre los recursos naturales.

Para finalizar quisiera compartirte algunos breves consejos para contribuir al cuidado de nuestros alimentos:

Planifica tus comidas.

Compra solo lo que necesitas.

No juzgues los alimentos por su apariencia.

Congela las sobras o comida que no se ha consumido.

Da preferencia a los productos producidos localmente y de temporada.

Use menos agua. No podemos producir alimentos sin agua


Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO México.


por Lina Pohl

¿Sabías que para cultivar un solo jitomate se requieren 13 litros de agua? Ahora, imagina que ese jitomate nunca llega a ser consumido y se convierte en una pérdida o desperdicio a lo largo de la cadena alimentaria, quizá para muchas personas este acto pasaría inadvertido incluso sin consecuencia alguna, pero este acto lleva consigo graves consecuencias económicas, sociales y ambientales. Implica la pérdida de valiosos recursos como agua, energía, tierra y biodiversidad, que se utilizan en la producción de alimentos. Esto, a su vez, contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero y al agotamiento de nuestros valiosos recursos naturales.

Los alimentos se pierden o desperdician en cada etapa de la cadena de suministro, desde la producción agrícola inicial hasta llegar al consumo final en la mesa de las familias. Es alarmante que, en un mundo donde 783 millones de personas sufren hambre crónica y desnutrición, este peligroso hábito siga ocurriendo.

Según las estadísticas de la FAO, un 13% de los alimentos a nivel mundial se pierde durante su trayecto desde la cosecha hasta su llegada a los estantes de las tiendas, lo que equivale a cerca de 1,300 millones de toneladas por año, mientras que otro 17% se desperdicia en hogares, establecimientos de comida y tiendas minoristas.

En México, el desperdicio y la pérdida de alimentos son un problema generalizado. Cada año, se generan alrededor de 20 millones de toneladas de pérdida y desperdicio de alimentos, desde su origen en las granjas hasta su llegada a las tiendas, lo que representa más del 35% de la producción total de alimentos en el país. Este fenómeno tiene un impacto económico significativo, estimado en unos 25 mil millones de dólares, lo que equivale aproximadamente al 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Ante las anteriores cifras y contexto mencionados, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha creado la Encuesta sobre Residuos Alimenticios y Materia Orgánica (ERAMO) para la generación de datos estadísticos y geográficos precisos y oportunos. Esta iniciativa tiene como objetivo proporcionar apoyo a los responsables de la toma de decisiones en el ámbito de la pérdida y el desperdicio de alimentos y materiales orgánicos, desempeñando así un papel fundamental en el cálculo del impacto ambiental y socioeconómico asociado a este problema y buscando aportar a la solución.

Durante los últimos cuatro años, el Día Internacional para Concientizar sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos – 29 de septiembre- ha estado llamando a la acción. Es crucial que tanto las instituciones públicas como las empresas privadas se unan en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos. Esto se vuelve esencial para transformar nuestros sistemas de producción y distribución de alimentos y, de esta manera, contribuir al logro de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En el camino hacia 2030, tenemos el objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por persona en ventas al por menor y entre consumidores a nivel mundial. También buscamos disminuir las pérdidas de alimentos en toda la cadena de producción y suministro, incluyendo las etapas posteriores a la cosecha.

Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos puede jugar papel importante en la transformación de los sistemas agroalimentarios, es decir, sobre la forma en que producimos, recolectamos, almacenamos, transportamos, transformamos y distribuimos alimentos, podemos mejorar nuestra dieta y nuestro impacto sobre los recursos naturales.

Para finalizar quisiera compartirte algunos breves consejos para contribuir al cuidado de nuestros alimentos:

Planifica tus comidas.

Compra solo lo que necesitas.

No juzgues los alimentos por su apariencia.

Congela las sobras o comida que no se ha consumido.

Da preferencia a los productos producidos localmente y de temporada.

Use menos agua. No podemos producir alimentos sin agua


Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO México.