/ miércoles 4 de septiembre de 2024

¿Cómo construir una política exterior de Estado?

Dr. Jorge A. Schiavon

Universidad Iberoamericana y UER Política Exterior de México, COMEXI

jorge.schiavon@ibero.mx


Para que la administración de Claudia Sheinbaum pueda ejecutar una política externa que sea efectiva para atender los grandes retos internacionales, así como para maximizar la presencia, prestigio e impacto de México en el mundo, necesita construir una política exterior de Estado. El objetivo central de ésta es promover la seguridad, desarrollo y bienestar de México y los mexicanos. Para ello, requiere de una Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) fuerte y con capacidades institucionales suficientes, así como de un Servicio Exterior Mexicano (SEM) eficaz y altamente profesionalizado.

En los años recientes, México no ha tenido una política exterior que opere con visión estratégica, ni con el andamiaje y las capacidades institucionales, presupuestales y de coordinación interinstitucional para prever y responder en congruencia. Por el contrario, la política externa está lejos de tener la alta prioridad que debiera dentro de la acción gubernamental, se encuentra mal coordinada entre los actores relevantes en la materia y, más lejos aún, de ser una política de Estado que detente el respaldo de sectores que son clave en la vida nacional.

Lo anterior ha sido la realidad por lustros. Por ejemplo, el presupuesto de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) siempre ha sido muy bajo, entre el 0.3 y 0.4% del Presupuesto de Egresos de la Federación. Sin embargo, en los años recientes, este fenómeno adverso y costoso para el país se ha acentuado en forma notable. Tal parece que ello ha respondido a una visión estrecha de los gobernantes sobre la naturaleza, el alcance y el potencial que tiene la política exterior para contribuir a la defensa y promoción del interés nacional y, con ello, al progreso y bienestar económico y social de los mexicanos.

Para que la administración Sheinbaum tenga una verdadera política exterior de Estado, que sea efectiva y recupere el prestigio internacional del país, deberá reconstruir el andamiaje institucional y las condiciones para que la SRE cuente con las condiciones políticas e institucionales que son necesarias para cumplir con sus objetivos.

Para ello, es fundamental que, cuando menos, se atiendan las siguientes propuestas en la reconstrucción institucional en la Cancillería: Primero, debe tener todas sus facultades claramente definidas jurídicamente en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF), incluyendo las nuevas responsabilidades de promoción económica y turística internacional. Segundo, es necesario que cumpla cabalmente su función establecida en la LOAPF de coordinar todas las acciones de las instituciones y actores gubernamentales relevantes en materia de política exterior.

Tercero, debe recibir un presupuesto acorde a su importancia y responsabilidades, el cual debe recuperar el casi 25% perdido en términos reales en dólares durante la última década y ser actualizado, cuando menos, de acuerdo con la inflación. Cuarto, es fundamental que posea el personal profesional suficiente para cumplir cabalmente con sus funciones, incrementando las plazas del SEM (las cuales se han mantenido entre 1,200 y 1,300 desde hace casi 50 años), así como aumentando las plazas de personal operativo (las cuales se han reducido en más de 20% en la última década).

Quinto, es recomendable que se amplíen las representaciones de México en el exterior para tener una red diplomática y consular acorde al tamaño del país, estando entre las 15 más importantes del mundo. Sexto, debe definir los criterios y procesos para generar una política exterior de Estado y de una imagen internacional con amplio reconocimiento global. Séptimo, es necesario que posea los mecanismos e instrumentos para una eficaz formulación y una efectiva ejecución de esa política, incluyendo un sistema de información y planeación de inteligencia estratégica que apoye el análisis prospectivo y, con ello, la previsión de los cambios que habrán de darse en el escenario mundial.

Octavo, es esencial que establezca los criterios para asegurar la debida coordinación entre la SRE y las otras secretarías de Estado, así como una colaboración productiva con el Congreso. Finalmente, es fundamental que construya el engranaje que propicie dentro de la sociedad mexicana la mejor comprensión del papel que corresponde a la política exterior y su respaldo a ella.

En suma, es conveniente para la administración Sheinbaum reconstruir las capacidades institucionales de la SRE para poder ejecutar una política exterior de Estado. A través de ella, podrá enfrentar los grandes retos globales y, a la vez, avanzar los intereses de México y los mexicanos a nivel mundial, para promover mayor seguridad, desarrollo y bienestar para el país y sus habitantes.

Dr. Jorge A. Schiavon

Universidad Iberoamericana y UER Política Exterior de México, COMEXI

jorge.schiavon@ibero.mx


Para que la administración de Claudia Sheinbaum pueda ejecutar una política externa que sea efectiva para atender los grandes retos internacionales, así como para maximizar la presencia, prestigio e impacto de México en el mundo, necesita construir una política exterior de Estado. El objetivo central de ésta es promover la seguridad, desarrollo y bienestar de México y los mexicanos. Para ello, requiere de una Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) fuerte y con capacidades institucionales suficientes, así como de un Servicio Exterior Mexicano (SEM) eficaz y altamente profesionalizado.

En los años recientes, México no ha tenido una política exterior que opere con visión estratégica, ni con el andamiaje y las capacidades institucionales, presupuestales y de coordinación interinstitucional para prever y responder en congruencia. Por el contrario, la política externa está lejos de tener la alta prioridad que debiera dentro de la acción gubernamental, se encuentra mal coordinada entre los actores relevantes en la materia y, más lejos aún, de ser una política de Estado que detente el respaldo de sectores que son clave en la vida nacional.

Lo anterior ha sido la realidad por lustros. Por ejemplo, el presupuesto de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) siempre ha sido muy bajo, entre el 0.3 y 0.4% del Presupuesto de Egresos de la Federación. Sin embargo, en los años recientes, este fenómeno adverso y costoso para el país se ha acentuado en forma notable. Tal parece que ello ha respondido a una visión estrecha de los gobernantes sobre la naturaleza, el alcance y el potencial que tiene la política exterior para contribuir a la defensa y promoción del interés nacional y, con ello, al progreso y bienestar económico y social de los mexicanos.

Para que la administración Sheinbaum tenga una verdadera política exterior de Estado, que sea efectiva y recupere el prestigio internacional del país, deberá reconstruir el andamiaje institucional y las condiciones para que la SRE cuente con las condiciones políticas e institucionales que son necesarias para cumplir con sus objetivos.

Para ello, es fundamental que, cuando menos, se atiendan las siguientes propuestas en la reconstrucción institucional en la Cancillería: Primero, debe tener todas sus facultades claramente definidas jurídicamente en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF), incluyendo las nuevas responsabilidades de promoción económica y turística internacional. Segundo, es necesario que cumpla cabalmente su función establecida en la LOAPF de coordinar todas las acciones de las instituciones y actores gubernamentales relevantes en materia de política exterior.

Tercero, debe recibir un presupuesto acorde a su importancia y responsabilidades, el cual debe recuperar el casi 25% perdido en términos reales en dólares durante la última década y ser actualizado, cuando menos, de acuerdo con la inflación. Cuarto, es fundamental que posea el personal profesional suficiente para cumplir cabalmente con sus funciones, incrementando las plazas del SEM (las cuales se han mantenido entre 1,200 y 1,300 desde hace casi 50 años), así como aumentando las plazas de personal operativo (las cuales se han reducido en más de 20% en la última década).

Quinto, es recomendable que se amplíen las representaciones de México en el exterior para tener una red diplomática y consular acorde al tamaño del país, estando entre las 15 más importantes del mundo. Sexto, debe definir los criterios y procesos para generar una política exterior de Estado y de una imagen internacional con amplio reconocimiento global. Séptimo, es necesario que posea los mecanismos e instrumentos para una eficaz formulación y una efectiva ejecución de esa política, incluyendo un sistema de información y planeación de inteligencia estratégica que apoye el análisis prospectivo y, con ello, la previsión de los cambios que habrán de darse en el escenario mundial.

Octavo, es esencial que establezca los criterios para asegurar la debida coordinación entre la SRE y las otras secretarías de Estado, así como una colaboración productiva con el Congreso. Finalmente, es fundamental que construya el engranaje que propicie dentro de la sociedad mexicana la mejor comprensión del papel que corresponde a la política exterior y su respaldo a ella.

En suma, es conveniente para la administración Sheinbaum reconstruir las capacidades institucionales de la SRE para poder ejecutar una política exterior de Estado. A través de ella, podrá enfrentar los grandes retos globales y, a la vez, avanzar los intereses de México y los mexicanos a nivel mundial, para promover mayor seguridad, desarrollo y bienestar para el país y sus habitantes.