/ sábado 4 de marzo de 2023

Cuchillito de palo | ¡Nos está achicharrando! 

Porque ya decir ¡quemando! se queda corto. Somos el hazmerreír a nivel internacional y solo aquellos que le están sacando jugo a la pleitesía, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, hablan bien de un presidente mexicano, que deja al país que dice representar, por los suelos.

Por los suelos, porque en el extranjero se preguntan cómo es posible que haya arrasado en las urnas y que aún cuente con una pasable puntuación a su favor. Hace alarde de estas cifras, pero la realidad es que, cualquiera de sus predecesores, salvo Peña Nieto, las tenían similares y más altas.

Quisiéramos en el gremio, poder evadir sus desplantes y evitar la sola mención de su nombre, pero el daño que provoca es tan lastimoso, que es casi imposible hacerlo a un lado. La semana que termina -y cada vez vamos a peor- se arrancó contra todo y todos los que se mueven a su alrededor y en el resto del planeta. Una de sus fuentes más socorridas en la actualidad es la presidenta de Perú, la señora Boluarte, que tuvo la desgracia de tener que substituir al sátrapa corrupto de Pedro Castillo, mostrenco que se dio el lujo de intentar un golpe de estado.

Poco le importó al tabasqueño que sea militante del mismo partido de Izquierda, que el ahora bajo proceso, y que, en razón del cargo que ocupaba le tocó en suerte llegar a la máxima magistratura. No hay día que no la llame espuria y usurpadora, a extremos de que la liga está a punto de romperse y afectar las relaciones con el enclave sudamericano. Tampoco lo convenció el respaldó de los ejecutivos chileno, argentino y Lula de Brasil, a quien cuenta con todas las credenciales para ejercer el puesto. El actúa a capricho sin escuchar una voz razonable.

Luego salió con su circo de amenazar a Elon Musk, conque tenía que poner su millonaria inversión de una planta de Tesla, en Hidalgo o el sureste mexicano, o le negarían los indispensables permisos federales. ¡De no creerse que, un personaje que hace alarde de que jamás ha hecho un cheque meta las narices en las inversiones foráneas y crea que le pueda dar órdenes al hombre más rico del planeta! El ridículo lo arrastró, como nunca antes, cuando tuvo que dar marcha atrás y aceptar el que se haga en Monterrey. De orates intentar manipular a quien tiene la sartén por el mango y, de imbéciles poner en peligro la entrada de un capital tan grueso, que redituará miles de empleos.

Busca llamar la atención a como dé lugar, con injerencias absurdas y tonterías tan infantiloides como la foto de un “aluxe” -especie de fantasma característico del sureste-. Fue la comidilla de los más destacados periódicos de Estados Unidos y de uno de los cómicos de mayor audiencia, quien se burló del tlatoani, hasta las lágrimas. Un analista político de peso, declaró que creía que AMLO estaba mal de sus facultades y lo debería revisar un médico. De esos calibres fueron las críticas internacionales.

Estamos en la olla y son pocas las perspectivas de que, en lo que le resta de desgobierno, modifique el rumbo. Falta lo peor: en su soberbia infinita, está convencido de que la está haciendo bien.

México deja de aparecer en el espectro de las naciones, como el territorio pujante y en pleno desarrollo de apenas hace unos años, para convertirse en el hazmerreír de un globo terráqueo cada vez más comunicado, gracias a la pobreza intelectual, la mediocridad, la chabacanería y el bananerismo puro de su presidente. ¡Lastima e indigna!

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