Por: Larry Rubin / Director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF)
En esta ocasión, estimados lectores, quiero llevar su atención al hecho de que invertir en salud es una de las decisiones más inteligentes que un gobierno puede tomar para reducir el impacto de las enfermedades en el sistema de salud, así como en la economía del País y de las familias.
Voy a los hechos: En México la carga socioeconómica total de enfermedades crónicas como la diabetes, relacionada con la discapacidad y la mortalidad, fue de 3.6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2022, lo que equivale a 46 mil 700 millones de dólares.
Esta información fue revelada por el estudio “Carga socioeconómica de las principales enfermedades en ocho países latinoamericanos”, que fue realizado por el instituto alemán de investigación económica WifOR, en colaboración con la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (FIFARMA).
En dicha investigación se estimó el costo de pérdidas de productividad e impactos económicos derivados de enfermedades como afecciones cardiovasculares, neoplasias, enfermedad isquémica del corazón, diabetes tipo 2, infecciones respiratorias inferiores, cáncer de mama y migraña. Los países de Latinoamérica donde se estudiaron los impactos de las enfermedades mencionadas fueron Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Perú.
Interconexión entre salud y crecimiento económico
Los resultados fueron impactantes. El costo social y económico de estas enfermedades representó en promedio el 3.9% del PIB de cada país en 2022. La pérdida económica de 2018 a 2022 osciló entre 12 mil 500 millones de dólares (Costa Rica) y 367 mil 400 millones de dólares (Brasil). Argentina, Brasil y México experimentaron las mayores pérdidas económicas.
El estudio afirma que durante el período 2018-2022, las economías latinoamericanas dejaron de producir 895 mil millones de dólares por pérdidas de productividad causadas por estas enfermedades, lo que equivale a 2 mil 145 dólares per cápita.
La salud no es un gasto, es una inversión
El resultado de este estudio propone un cambio de paradigma donde el presupuesto en salud no sea considerado un gasto, sino una inversión crucial para el crecimiento económico, la prosperidad, la innovación y el bienestar social. La carga de la enfermedad no sólo afecta a los individuos que la padecen, sino que también tiene repercusiones a nivel social y económico, impacta en la productividad laboral, los costos de atención médica y la calidad de vida de la población.
Todos los actores del sector salud debemos trabajar conjuntamente para reducir estos efectos en los países. Se necesitan políticas públicas robustas, que incluyan acciones preventivas y educativas, así como un acceso efectivo a tratamientos innovadores. La inversión en salud debe responder a todas estas necesidades, en beneficio de la productividad y el crecimiento de México.