Pablo A. Pintos T., Minerva Maldonado G. y Cuitláhuac Hernández S. (UMAR y CIBNOR)
La disminución drástica de las capturas pesqueras ha llevado a modificar la dieta en detrimento de los pueblos costeros y, en algunos casos, migrar a otras regiones se ha vuelto una constante en las nuevas generaciones. Es por ello que se requiere reactivar el suministro de alimento de buena calidad para la población de esas comunidades, contribuir a mejorar la actividad económica en las costas del país y, a la vez, dar alivio sustentable a las especies explotadas, mediante su crianza.
El cultivo de especies marinas tiene varias ventajas en nuestros días.
Una de ellas es la reducción de la presión pesquera en las poblaciones silvestres; otra, el buen manejo que se le puede ofrecer a los organismos, aumentando su cuidado, alimentación y procesamiento hasta la mesa del consumidor, y finalmente, al producir un alimento manejado con responsabilidad desde su nacimiento, se obtiene un producto de mayor calidad, se accede a mercados más estrictos y se proporciona mayores beneficios a los productores.
La implementación de estos cultivos se logra a través de diversas oportunidades tecnológicas, entre las que contamos el cultivo marino en jaulas flotantes que está tomando importancia en México; esta biotecnología se basa en el principio de aprovechar el entorno natural, aplicando el conocimiento del manejo de producción animal, en conjunto con transferencias de técnicas básicas de acuacultura, pesca y manejo ambiental.
Como se intuye, el proceso de cultivo marino en jaulas flotantes puede ser complejo y requiere conocimientos de diversas áreas, además de gran responsabilidad con el medio ambiente. Sin embargo, una vez reunidos los recursos humanos necesarios, puede ser una gran herramienta de desarrollo social o empresarial para las regiones costeras del país.
Las jaulas flotantes se fabrican de diversos materiales, formas y componentes, siempre y cuando cumplan la función de contener óptimamente a los organismos que se pretendan cultivar y que estas estructuras sean capaces de mantenerse íntegras, sin deformarse ni ser arrastradas fuera del área en donde sean colocadas.
También pueden variar en tamaño y profundidad de la red bolso, en función de los objetivos y alcances de la empresa o grupo de trabajo que los esté implementando. De esa forma, tenemos jaulas de unos pocos metros de diámetro y profundidad, hasta algunas que alcanzan varias decenas de metros, como en el caso de las estructuras para atunes en el norte del país. Cabe mencionar que, a mayor tamaño y cantidad de jaulas, su manejo se complica y los costos se elevan considerablemente.
Es importante considerar que trabajar con jaulas flotantes puede ser muy rentable, debido a que no requiere la adquisición de un terreno y no necesita de infraestructura eléctrica para el bombeo de agua y aireación que suelen elevar considerablemente el gasto de inversión y mantenimiento de una granja.
Sin embargo, existen cuidados inherentes al manejo de una actividad en áreas federales que precisan conocimientos y mucho compromiso para evitar dañar esos espacios públicos. Tener los documentos del grupo de trabajo en orden, un proyecto aprobado por CONAPESCA, así como la autorización de SEMARNAT en materia ambiental por el uso del espacio marino son necesarios para obtener el permiso de cultivo de fomento o comercial, en su caso.
Un aspecto a tomar en cuenta es el sitio de instalación, el cual debe contar con características de corrientes y oleaje que sean suficientes para contribuir al buen desempeño de la oxigenación y limpieza del área, pero no tan excesivas que lleguen a comprometer la integridad de las estructuras; una buena planeación de la producción ayudará a programar la actividad para sortear las épocas de mayor energía de estos y otros parámetros ambientales.
Asimismo, es indispensable contar con un programa de manejo ambiental que asegure la correcta administración ambiental de las instalaciones en los aspectos preventivos, correctivos y de urgencias, y que proteja el medio ambiente de posibles impactos.
Recientemente, un grupo de investigadores de varias instituciones públicas ha iniciado un proyecto financiado por el CONACYT con el fin de capacitar a pescadores en la fabricación y manejo de jaulas flotantes para el cultivo de peces marinos que pueda ayudar a sus familias a fortalecer su economía, a la vez de contribuir significantemente en la soberanía alimentaria de sus regiones de origen y, con ello, del país.
De esa manera, la Universidad del Mar (UMAR) de Oaxaca, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), ambas instituciones de la Paz, B. C. S., y el Centro Regional de Investigación en Acuacultura y Pesca (CRIAP) de Colima, perteneciente al Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA), están uniendo esfuerzos para lograr estos objetivos.
Se trata de la implementación de diversos talleres teórico-prácticos en donde las cooperativas seleccionadas aprenden a fabricar sus propias jaulas con materiales de fácil acceso en sus localidades, que sean capaces de engordar los peces sembrados en ellas hasta tallas comerciales para su aprovechamiento. Los organismos juveniles (semilla) serán proporcionados por el CIBNOR y el CRIAP Manzanillo, instituciones que tienen los laboratorios adecuados para la producción de huevos y larvas de peces marinos necesarios como el jurel, el pargo y el robalo.
En ese sentido, se está trabajando para el equipamiento de otros laboratorios de producción de semilla que puedan alimentar la demanda a lo largo de las costas del país. Los talleres también incluirán capacitación para que los productores elaboren el alimento para sus peces a partir de los deshechos de la pesca, como vísceras, cabezas y huesos, que pueden aprovecharse y ahorrar muchos recursos, ya que la harina de pescado es el ingrediente más caro en el alimento comercial de los peces.
Finalmente, podemos observar que las perspectivas del cultivo de especies marinas en jaulas flotantes son muy buenas, y los datos tecnológicos y científicos así lo están demostrando. Debido a ello, la actividad está teniendo una gran aceptación entre los productores y cada vez son más los que se capacitan en estas técnicas.
Es importante resaltar la necesidad de un buen acompañamiento técnico en todo momento en aspectos de construcción de las jaulas, manejo de la producción y de la parte ambiental que aseguren las buenas prácticas de producción, pues estas serán las que determinen en gran medida el éxito o fracaso de estos proyectos.
El presente proyecto está siendo apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en el año 2022 con número de referencia Proyecto de Incidencia PRONACE 321279, aprobado en la XVII sesión extraordinaria del CTA del programa de presupuestos F003, convocatoria FOP07-2022-01, así como el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste S. C., (CIBNOR) y el Proyecto 20464 con la empresa Kampachi Farms.
Esta iniciativa ha formado el Grupo de peces Marinos, ¡síguenos! en
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Autores
Ocean. Pablo A. Pintos Terán, Dra. Minerva Maldonado García, M.A.I.A. Cuitláhuac Hernández Santiago. El oceanógrafo Pintos y el M.A.I.A Hernández laboran en la Universidad del Mar (UMAR). Por su parte, la doctora Maldonado es investigadora en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR).
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