Esta es una gran noticia para el planeta. Ningún extremo es bueno dentro de los espectros ideológicos de pensamiento político. Los extremos siempre llevarán a los conflictos y a generar reacciones más fuertes de sus opositores. Para ninguna democracia es sano. Sin embargo, en los últimos años la extrema derecha había tenido un avance importante en la llegada a presidencias de diferentes países como Italia, Hungría, Brasil, etc. Una tendencia que se está reflejando en Argentina donde este fin de semana se celebró la elección presidencial en primera vuelta con un candidato sumamente polémico, Javier Milei.
Esta era una situación preocupante por las convicciones extremistas de este personaje libertario de ultraderecha que irrumpirá en la política Argentina de una forma que, aunque tuviera algunas buenas propuestas, convertiría al país en un territorio de conflicto ideológico que se sumaría a la crisis económica que lleva viviendo esta república desde hace años. Sin embargo, en las elecciones de este domingo quedó en segunda posición contrario a las expectativas. El próximo 19 de noviembre veremos si Argentina termina la misión de derrotar al intento de ultraderecha latinoamericana.
México va por el mismo camino. Hace meses el actor Eduardo Verástegui, anunció su intención de lanzarse a la presidencia por la vía independiente como preámbulo de la creación de un partido político el próximo año. Ellos vieron la oportunidad de llenar ese espacio que el PAN dejó vacío a la hora que se acercó al PRD y PRI. En un inicio parecía que ese movimiento iba a tomar más fuerza pero con el paso del tiempo hemos visto que Verástegui, a pesar de su fama, no ha logrado recabar ni el 3% de las firmas necesarias para poder obtener su candidatura a la presidencia de la república.
La figura de Verástegui también nos ha demostrado que la popularidad y el carisma no siempre se traducen en apoyo político. La complejidad de la política requiere más que solo un rostro conocido. La incapacidad de Verastegui para obtener el respaldo necesario también nos podría estar dando señales de que la sociedad no quiere más polarización y que está consciente que estas ideas conservadoras ya no son apropiadas en el actual siglo XXI. Ojala este mensaje lo escuchen al interior del PAN, para que reafirme su convicción de alejarse más de esas ideas.
Las agendas de centro, las que contemplan ideas de izquierdas y derechas, son las que construyen mayor progreso en el mediano y largo plazo. Son las que generan más consensos y menos polarización. Son esas propuestas a las que les debemos apostar como sociedad para poder revertir el proceso de división en la sociedad en la que, tristemente, nos ha metido el actual gobierno federal sin necesidad alguna.
En última instancia, la democracia es un proceso dinámico, y cada elección es una oportunidad para que la sociedad exprese sus deseos, valores y visión de país. Esperemos que estos eventos sirvan como presagio de una sociedad más centrada, tolerante, visionaria y generadora de consensos.