/ lunes 23 de septiembre de 2024

De la pluma de Manuel Gómez Morín / O dejan al PAN o nos vamos

Por Manuel Gómez Morín / Consejero nacional del PAN

Fue en 1997 cuando el PRI, por primera vez desde su fundación en 1929, perdió el control de la Cámara de Diputados. Y en el año 2000 un candidato de oposición, Vicente Fox, ganó la elección presidencial. Todos pensamos que esto había significado el fin del control del país en manos de un partido político hegemónico y el inicio de la consolidación de un sistema democrático. Eso, en teoría, lo confirmaba la alternancia en la presidencia ocurrida en 2012, cuando Peña Nieto ganó la elección presidencial, y posteriormente 2018, con la llegada de López Obrador a la presidencia, lo que logró con el apoyo no de un partido político en el sentido estricto de la palabra, sino de una entidad amorfa llamada “Morena” integrada por expriistas, experredistas, expanistas y otros ex algo, y con el propósito de llevar a cabo la denominada “Cuarta Transformación”, que no es un proyecto de gobierno sino un entramado para dizque transformar de fondo el sistema político, social y económico de nuestro país.

A unos días de terminar el gobierno de López Obrador, con gran preocupación nos damos cuenta de que el referido entramado no es otra cosa que el regreso a los tiempos del partido hegemónico. Y esto sucede en un momento en el que los partidos políticos opositores a Morena, son percibidos por la ciudadanía como causantes en buena medida de esa situación, lo que ha propiciado que la ciudadanía asuma un papel protagónico de primer orden en el esfuerzo por frenar el lamentable regresionismo político.

Para el pesar de muchos, por disposición de ley, los partidos políticos siguen siendo los vehículos para hacer posible el acceso del pueblo de manera organizada, al ejercicio del poder público. Por ende, son los partidos de oposición los únicos que pueden frenar, en el Congreso de la Unión, que continúe la ejecución de los letales planes de Morena. Sin embargo, a la gran mayoría nos queda claro que, para lograr ese cometido, los partidos opositores están obligados a regenerarse, renovarse, reinventarse, y así poder recuperar la confianza ciudadana.

Un grupo de militantes del PAN y ciudadanos sin filiación partidista estamos impulsando la iniciativa O DEJAN AL PAN O NOS VAMOS. Nuestra finalidad es que quienes actualmente controlan al PAN, dejen de hacerlo -esto es, lo liberen del secuestro al que lo tienen sometido- y permitan que su militancia tome las riendas y logre su recuperación. La iniciativa comprende la suspensión de los procesos de renovación de cargos de dirigencia que están en curso y designar un Comité Ejecutivo Nacional provisional que tenga como principales tareas realizar un diagnóstico profundo del partido y su entorno, determinar las medidas correctivas necesarias para poner al PAN al día, comenzar la implementación de las acciones correspondientes y, por último, convocar a elecciones internas con un PAN suficientemente saneado. Entre esas medidas están la revisión y depuración del padrón de militantes, permitir nuevas afiliaciones, abrir el partido a la ciudadanía, formar cuadros, proporcionarle “dientes” a las instancias internas encargadas de prevenir y sancionar la corrupción, mejorar la comunicación y desarrollar nuevas propuestas en las que combine ideas nuevas con los principios y postulados fundacionales, por mencionar algunas. La iniciativa desde luego implica que ni Adriana Dávila ni Jorge Romero tengan la presidencia, lo que no impide que sean parte del Comité provisional.

Los impulsores de la iniciativa hemos ya invitado al diálogo a Jorge Romero, Santiago Creel y Marko Cortés, cabezas visibles de los grupos que tienen controlado al PAN, para concretarla. Hemos también iniciado una gira por todo el país con la finalidad de invitar a los poco más 300 mil militantes del PAN para que se sumen a la iniciativa. Poco a poco lo están haciendo. Desde luego, de no existir respuesta a la invitación al diálogo y poner cuanto antes en marcha la iniciativa, haremos efectiva la amenaza de irnos del partido. Esto es así porque tenemos claro que, en la situación en la que actualmente se encuentra, Acción Nacional de nada le sirve a México.

Por último, aquí no hay un plan B como pudiera ser la formación de un nuevo partido político. Nos iremos del PAN para seguir trabajando desde otras trincheras, que las hay y que constituyen verdaderas expresiones del sentir ciudadano.

Por Manuel Gómez Morín / Consejero nacional del PAN

Fue en 1997 cuando el PRI, por primera vez desde su fundación en 1929, perdió el control de la Cámara de Diputados. Y en el año 2000 un candidato de oposición, Vicente Fox, ganó la elección presidencial. Todos pensamos que esto había significado el fin del control del país en manos de un partido político hegemónico y el inicio de la consolidación de un sistema democrático. Eso, en teoría, lo confirmaba la alternancia en la presidencia ocurrida en 2012, cuando Peña Nieto ganó la elección presidencial, y posteriormente 2018, con la llegada de López Obrador a la presidencia, lo que logró con el apoyo no de un partido político en el sentido estricto de la palabra, sino de una entidad amorfa llamada “Morena” integrada por expriistas, experredistas, expanistas y otros ex algo, y con el propósito de llevar a cabo la denominada “Cuarta Transformación”, que no es un proyecto de gobierno sino un entramado para dizque transformar de fondo el sistema político, social y económico de nuestro país.

A unos días de terminar el gobierno de López Obrador, con gran preocupación nos damos cuenta de que el referido entramado no es otra cosa que el regreso a los tiempos del partido hegemónico. Y esto sucede en un momento en el que los partidos políticos opositores a Morena, son percibidos por la ciudadanía como causantes en buena medida de esa situación, lo que ha propiciado que la ciudadanía asuma un papel protagónico de primer orden en el esfuerzo por frenar el lamentable regresionismo político.

Para el pesar de muchos, por disposición de ley, los partidos políticos siguen siendo los vehículos para hacer posible el acceso del pueblo de manera organizada, al ejercicio del poder público. Por ende, son los partidos de oposición los únicos que pueden frenar, en el Congreso de la Unión, que continúe la ejecución de los letales planes de Morena. Sin embargo, a la gran mayoría nos queda claro que, para lograr ese cometido, los partidos opositores están obligados a regenerarse, renovarse, reinventarse, y así poder recuperar la confianza ciudadana.

Un grupo de militantes del PAN y ciudadanos sin filiación partidista estamos impulsando la iniciativa O DEJAN AL PAN O NOS VAMOS. Nuestra finalidad es que quienes actualmente controlan al PAN, dejen de hacerlo -esto es, lo liberen del secuestro al que lo tienen sometido- y permitan que su militancia tome las riendas y logre su recuperación. La iniciativa comprende la suspensión de los procesos de renovación de cargos de dirigencia que están en curso y designar un Comité Ejecutivo Nacional provisional que tenga como principales tareas realizar un diagnóstico profundo del partido y su entorno, determinar las medidas correctivas necesarias para poner al PAN al día, comenzar la implementación de las acciones correspondientes y, por último, convocar a elecciones internas con un PAN suficientemente saneado. Entre esas medidas están la revisión y depuración del padrón de militantes, permitir nuevas afiliaciones, abrir el partido a la ciudadanía, formar cuadros, proporcionarle “dientes” a las instancias internas encargadas de prevenir y sancionar la corrupción, mejorar la comunicación y desarrollar nuevas propuestas en las que combine ideas nuevas con los principios y postulados fundacionales, por mencionar algunas. La iniciativa desde luego implica que ni Adriana Dávila ni Jorge Romero tengan la presidencia, lo que no impide que sean parte del Comité provisional.

Los impulsores de la iniciativa hemos ya invitado al diálogo a Jorge Romero, Santiago Creel y Marko Cortés, cabezas visibles de los grupos que tienen controlado al PAN, para concretarla. Hemos también iniciado una gira por todo el país con la finalidad de invitar a los poco más 300 mil militantes del PAN para que se sumen a la iniciativa. Poco a poco lo están haciendo. Desde luego, de no existir respuesta a la invitación al diálogo y poner cuanto antes en marcha la iniciativa, haremos efectiva la amenaza de irnos del partido. Esto es así porque tenemos claro que, en la situación en la que actualmente se encuentra, Acción Nacional de nada le sirve a México.

Por último, aquí no hay un plan B como pudiera ser la formación de un nuevo partido político. Nos iremos del PAN para seguir trabajando desde otras trincheras, que las hay y que constituyen verdaderas expresiones del sentir ciudadano.