Por: Andrés Pérez Rocha Caudillo
Desde el surgimiento de las civilizaciones antiguas, el ser humano ha aprendido a vivir en comunidad por medio del lenguaje. Esta habilidad ha sido estudiada, a lo largo de los años, para evaluar el poder que posee sobre el sentido de la vida misma; pero sobre todo la influencia que posee sobre las personas.
Cuando una creencia, cultura o identidad es compartida y aceptada dentro de una comunidad, esta será heredada a las siguientes generaciones. Dentro del género llegan, por consecuencia, los estereotipos. Definidos como “representaciones simbólicas de lo que mujeres y hombres deberían ser y sentir; son ideas excluyentes entre sí que al asignarnos una u otra reafirman un modelo de feminidad y otro de masculinidad” (INMUJERES, 2021).
Los hombres, a lo largo de sus vidas, han sido adoctrinados a través de “roles” y “deberes”, generando a su vez una serie de estereotipos aceptados en generaciones pasadas que conforman la idea de ser hombre. Muchas de estas visiones y costumbres de la masculinidad son muy tóxicas para el desarrollo de la personalidad y las conocemos cuando son expresadas en la sociedad. Estas prácticas reprimen la libertad de expresión y solamente resultan en una experiencia negativa.
Según la página web “Gobierno de México”, el machismo “es el conjunto de actitudes y comportamientos que violentan injustamente la dignidad de la mujer en comparación con el varón” (Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, 2016). Por lo tanto, es importante detectar actitudes y comportamientos machistas, tanto en otros como en nosotros mismos, para deconstruir y transformar nuestra percepción de la realidad. Como hombres debemos abrir los ojos a otras realidades, aprender a escuchar y promover valores de respeto mutuo y equidad de género.
La corriente social en la que vivimos lucha por la deconstrucción de los estereotipos de género. Se busca cambiar la perspectiva de lo que es la masculinidad para las nuevas generaciones. Esto con la intención de crear hombres que promuevan el
respeto, la igualdad y paz para todxs dentro de la sociedad mexicana. Para trabajar en ello debemos reconocer nuestros comportamientos machistas y, a su vez, deconstruirlos.
Aún existen estereotipos muy claros que marcan las dinámicas y perspectivas sociales. Pero, como sociedad, debemos ser cada vez más conscientes de ello. Para construir una sociedad donde las personas sean iguales sin importar el sexo, el género, característica que posean o la identidad que deseen adoptar. Y así aportar dentro de la construcción de paz.