/ martes 31 de mayo de 2022

Derecho a la ciudad

Ximena Mejía González

La reivindicación del espacio urbano es un tema cuyo interés se ha visto exacerbado en los últimos años, debido al crecimiento exponencial de las ciudades, el acceso a los recursos y fenómenos como la gentrificación, entre otras cosas. Consecuencia de esto, se ha retomado con fuerza el concepto del derecho a la ciudad; este, desde la década de 1960, es considerado por Henry Lefebvre como el derecho al uso pleno de las ciudades como puntos de encuentro social y cultural, así como un ámbito del desarrollo urbano que busca intensificar la participación ciudadana activa.

Con la responsabilidad de su garantía a través de la administración pública, el derecho a la ciudad consiste en poder darle una voz única a cada comunidad a través de la preservación de las dinámicas locales, en armonía con el cumplimiento de los estándares que permiten una ciudad accesible, limpia, segura e incluyente. A nivel internacional, el tema del derecho a la ciudad es observado por UNICEF y ONU-Hábitat dentro del sistema de Naciones Unidas, dándole responsabilidad a países como México frente a la creación de ciudades sostenibles.

Sucesos como la reciente eliminación de rótulos en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México atentan contra las expresiones de cultura popular características de la capital del país, sin las cuales, se elimina una parte elemental de la estética construida colectivamente por generaciones de familias que habitan, comercian, alimentan, divierten, apoyan y dan vida a la zona. Actuar en nombre del beneficio al espacio público, sin consultar a quienes lo ocupan diariamente, tiene como resultado políticas públicas carentes de empatía y consciencia.

En la actualidad, con ciudades cuyas poblaciones son cada vez más densas, la preservación de la cultura e identidad de los asentamientos urbanos alrededor del mundo se ha vuelto una necesidad ante fenómenos como el desplazamiento de comunidades resultado del desarrollo económico. Esta necesidad se puede observar en movimientos alrededor de diferentes megalópolis como, por ejemplo, Nueva York; en este caso, diversos grupos han reclamado a través de organizaciones no gubernamentales que el espacio público de la ciudad sea mejor aprovechado. Esto, refiriéndose a poder ocuparlos como centros de actividad entre diversos grupos étnicos y culturales que buscan dónde preservar sus costumbres.

En lugares como Gurugram en India se sufren los estragos de una ciudad planeada de manera contraria a las tradiciones del uso del suelo local, pues en la época de monzones sus calles se inundan debido a la mala consideración de las necesidades locales. Debido a querer construirla con rapidez en una ciudad moderna y avanzada, la población sufre de irregularidades en el acceso a la luz y al agua al vivir en el resultado de un proyecto que no consideró a sus habitantes.

Aunque modificar esto puede parecer un reto monumental, estos cambios comienzan desde la organización comunitaria y el diálogo con las esferas políticas que gobiernan los lugares, siguiendo los estándares propuestos a nivel internacional para reconfigurar los espacios como se conocen actualmente.

* Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Anáhuac México