“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales.”
Gandhi
La raza humana, a lo largo de la historia, en su afán individualista y la falsa idea de ser un ente superior en su hábitat, ha abusado, maltratado y ocasionado intencionalmente la muerte de animales con los cuales debería aprender a coexistir. Por esta razón, la Proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales establece que todos los seres nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia.
El maltrato animal se define como aquel comportamiento que causa dolor innecesario, sufrimiento o estrés a un animal; puede ir desde la negligencia en los cuidados básicos, hasta el asesinato malicioso e intencional. Para contrarrestar estos abusos, en la Ciudad de México nos hemos dado a la tarea de diseñar un marco jurídico enfocado en un claro Estado de Derecho que considere a todos los grupos y especies que cohabitamos en la capital.
En este sentido, la legislación de la CDMX ha sido vanguardista al reconocer dentro de su Constitución a los animales como “seres sintientes”. El brindar a los animales no humanos una definición legal diferente a la de una “cosa” resultó en un cambio de paradigma que no solamente transformó sus vidas, sino las de nuestra propia especie.
Por otra parte, la Ley Constitucional de Derechos Humanos y sus Garantías de la Ciudad de México establece, entre otros, que se crearán establecimientos para la atención de animales en abandono, fomentando la cultura de la adopción; y que las autoridades equiparán y operarán brigadas de vigilancia animal para responder a las necesidades de protección y rescate de animales en situación de riesgo. Además, coadyuvarán con asociaciones civiles en la protección y canalización de animales a centros de atención, refugios y albergues.
Hemos logrado avances importantes en el diseño de leyes y políticas públicas pro-animal, pero debemos de seguir dando pasos certeros y brindar especial atención a su tenencia responsable. El camino es largo: el combate al abuso y maltrato animal sigue siendo objeto de diversas propuestas de iniciativas que el Congreso local debe atender y resolver.
Los números son crudos: el maltrato animal representa el 49.6% de las denuncias recibidas desde 2019 a la fecha. Sólo en 2020, del total de denuncias recibidas por la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), 52% fueron por maltrato animal y, en lo que va de 2021, estas denuncias ya suman más del 57%.
Dando eco a las demandas de grupos animalistas, el compromiso resulta ineludible: sociedad y gobierno debemos ponernos de acuerdo en aras de robustecer el marco jurídico que regula los derechos de los animales, y avanzar en la armonización normativa. Demos voz a aquellos sin voz y fomentemos su garantía de tutela.