La salida de Gabriel Yorio González como subsecretario de Hacienda y Crédito Público fue contradictoria, especialmente porque apenas el 12 de septiembre, la misma presidenta electa, Claudia Sheinbaum había confirmado que todo el equipo de la dependencia económica más importante del país se mantendrían en su lugar, salvo Juan Pablo de Botton, a quien mandaron a las filas del gobierno de la Ciudad de México.
Cuentan por ahí que desde la Secretaría de Energía (Sener), con la nueva titular Luz Elena González Escobar y en Petróleos Mexicanos (Pemex) con Víctor Rodríguez Padilla se hicieron sugerencias de un perfil más de confianza y ad-hoc a los ideales de la Cuarta Transformación. Alguien que no pusiera "peros" en las transferencias y apoyos a la empresa estatal.
Se dice que Edgar Amador Zamora será el sustituto, alguien con quien Yorio González no coincidía en decisiones económicas ni tampoco se llevaban bien. Fue y sigue siendo muy cercano a la gobernadora del Banco de México (Banxico), Victoria Rodríguez Ceja, quien lo tenía como investigador técnico dentro del banco central y con un salario bruto de 117,364 pesos mensuales, según la Plataforma de Transparencia.
Al parecer, tampoco era de mucha gracia de los demás subgobernadores. Dicen que Amador Zamora, economista por la UNAM, se ha movido tras bambalinas con directores de bancos y de calificadoras en nombre de la gobernadora del Banxico. Se tienen confianza, y tienen una historia laboral desde la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México. Y de ser subsecretario de Hacienda, será muy evidente la injerencia que tendrá en la política fiscal y monetaria del país.
Parece ser que a la futura mandataria no le gustó "el protagonismo" de Yorio González en ciertos medios de comunicación dando entrevistas para informar sobre cómo estaba la situación económica del país, especialmente tras el lunes negro que vivieron las bolsas bursátiles y el tipo de cambio después de las elecciones de 2 de junio. No le gustó que se saltara al jefe Rogelio Ramírez de la O, que nunca quiere hablar y cuando lo hace deja más dudas que certezas.
De hecho, muy despreocupada, Sheinbaum dijo a los medios sobre la salida de Yorio González que “él quiere ocupar un espacio internacional”, lo que en pocas palabras puede interpretarse que le daba igual que se fuera, a pesar que es de los pocos funcionarios que ha logrado mantener en paz tanto a las calificadoras como analistas e inversionistas.
Quizá, la salida de Yorio González es sólo un mensaje de cómo va a operar esta nueva administración, que como la pasada, aplicó más de una vez el juicio tajante de: estás conmigo o en mi contra.
Circula un documento desde las oficinas de Pemex, donde al parecer ya se tienen asignados los cargos más relevantes para el siguiente secenio como el Director de Finanzas de la petrolera, quien al parecer será Juan Carlos Carpio Fragoso, también extrabajador de la Secretaría de Finanzas de la capital. En la dirección general de Pemex exploración y producción se contempla a Néstor Martínez y en la dirección de Pemex Transformación Industrial, Carlos Armando Lechuga.
Termómetro económico
La semana pasada fue relevante en términos de cómo será la ruta económica para el siguiente gobierno, Banco de México anunció su antepenúltima decisión de política monetaria en la que decidió volver a bajar la tasa de referencia en 25 puntos base para dejarla en 10.50%.
Si bien era lo que esperaba el mercado, los analistas coinciden en que sigue siendo una tasa de interés alta para las finanzas públicas, ya que una tasa a doble dígito implica que el gobierno pague más intereses por su endeudamiento que supera ya los 17 billones de pesos. Este dinero se paga con los impuestos, que no se olvide.
El único que no votó a favor de bajar la tasa de interés fue el subgobernador Jonathan Heath, que no está demás decir que de las y los integrantes de la Junta de Gobierno del banco central es el que mayor experiencia tiene sobre proyecciones económicas. Veremos sus argumentos en la minuta de política monetaria el próximo 10 de octubre.
Además, de Banxico, también Hacienda publicó el reporte de finanzas públicas de agosto. Nada alentador. El déficit del balance del sector público creció 55.4% a más de 833,900 millones de pesos, pero quizá lo más desconcertante es el balance primario (la diferencia entre ingresos y gastos sin considerar el pago de intereses) fue de 158,871 millones de pesos. Recuerde que cuando el balance primario es deficitario básicamente significa que el gobierno se está endeudando para pagar intereses.
En estos últimos ocho meses de enero a agosto, la inversión física que se destina a obras públicas creció 20% anual con 739,771 mdp, sin embargo, los recursos son menores a todo el gasto en burocracia que superó el billón de pesos. Estos son los propios datos de Hacienda que evidencian que en este último año de gobierno de AMLO, la austeridad no fue una realidad.