Al parecer Antonio Martínez Dagnino se perfila para continuar como el jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y su tarea no será nada fácil, pues deberá cumplir las metas que le asigne Rogelio Ramírez de la O, desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en materia de ingresos tributarios.
Recuerde que actualmente, de todos los ingresos que obtiene el gobierno federal, más de 60% provienen del cobro de impuestos como el ISR, IVA, IEPS, entre otros. Estos recursos dependen en gran medida de cuánto crezca la economía mexicana, de la generación de empleo y del consumo.
Bajo ese escenario, una de las estrategias por las que más ha apostado el SAT es precisamente la fiscalización a los Grandes Contribuyentes, ya sea a través de auditorías más estrictas o ganar juicios contra estos causantes como ha sucedido con Grupo Salinas, que ha recurrido a un sinfín de amparos para no pagar adeudos.
Martínez Dagnino fue básicamente el brazo derecho de Raquel Buenrostro, cuando ella era la jefa del SAT, ya que se desempeñaba como el titular de la Administración General de Grandes Contribuyentes, es decir, era quien le entregaba la lista negra a la Dama de Hierro sobre quiénes percibían ingresos mayores a los 1,500 millones de pesos anuales y no estaban al corriente o estaban evadiendo al fisco.
Actualmente, los Grandes Contribuyentes representan menos de 1% del padrón de personas registradas ante el SAT. Sin embargo, de los Grandes Contribuyentes se obtiene más de 90% de la recaudación del ISR, de ahí la importancia de aumentar la supervisión en estos usuarios.
Otro aspecto que ha sido relevante y parte de la estrategia del SAT son los juicios fiscales. Tan sólo en el primer trimestre de este año, se presentaron 4,013 juicios, de los cuales 55.6% fueron ganados por el SAT, y de los cuales logró recuperar 28,330 millones de pesos. De acuerdo con los índices de eficiencia del SAT, de cada peso invertido en los actos de fiscalización se multiplicó por 201.6 por medio de la recuperación de cifras cobradas.
Para algunos especialistas, la estrategia de fiscalizar a los Grandes Contribuyentes ha sido eficiente, sin embargo, es un mecanismo que tarde o temprano se va a agotar, por lo que será necesario pensar en otro plan B que permita tener ingresos de manera recurrente y que aumenten para hacer frente a las presiones de gasto que hoy viven las finanzas públicas.
Si bien se cuenta con el denominado Régimen de Simplificación de Confianza (Resico) que considera a aquellas personas cuyos ingresos no excedan los 35 millones de pesos al año, son poco más de 3.3 millones de personas registradas que no aportan ni 50% del gasto.
Quizá, ahora la estrategia vaya en poner más atención en las plataformas digitales como Amazon, DIDI, Uber y demás, para considerar un buen nivel de ingresos que ayuden a poner a México al menos por arriba del promedio de los países de la OCDE que recaudan más respecto de su PIB. Y más que eso, ayudar a reducir el déficit histórico de 4.9% del PIB y la deuda que rebasará los 17 billones de pesos al cierre de este año.
Sin duda, Martínez Dagnino tendrá la titánica labor de demostrar que el país no requiere de una reforma fiscal y que será a través de una ardua supervisión y cobro eficiente para mejorar los ingresos tributarios del país.
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