/ sábado 25 de noviembre de 2017

Destapando al tapado

El protagonismo que caracteriza a Luis Videgaray Caso lo ha llevado en varias ocasiones a meter la pata en fea forma. “Desfacer sus entuertos” normalmente le pasa la factura a su jefe, sobre quien tiene una notoria y enorme influencia, que, sin embargo, no alcanza a ser absoluta, como hemos podido comprobar.

El canciller Videgaray se deshizo en elogios para José Antonio Meade (su gran amigo y colega de muchos años en la Secretaría de Hacienda), al punto de equipararlo nada más y nada menos que con Calles -¡Oh, mi Dios! como dicen en los doblajes- y con tal letanía de alabanzas le hizo a su amigo un flaquísimo favor y provocó el enojo del Presidente.

Ante los reporteros de la fuente, el presidente Peña Nieto no tardó en mandar su “danzón dedicado”: “Yo creo que andan bien despistados todos, porque yo creo que el PRI no habrá de elegir a su candidato, seguro estoy, a partir de elogios o aplausos”. ¡Saz! Con esta declaración Peña dejó muy en claro que el conato de destape no provenía de él.

No hay duda, pues, de que el Presidente será quien tome la decisión de elegir al candidato y de que el elenco lo integran Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Enrique de la Madrid, José Narro y José Antonio Meade y también es inobjetable que en el “nuevo” PRI la pasarela de antaño ha quedado en el pasado y ahora sí, “fuera caretas”, será Peña y nadie más que Peña quien tome la decisión que conoceremos en los primeros días de la próxima semana. Así que muy pronto, si no es que ya sucedió, el ungido habrá recibido la gran llamada que marcará no solamente su destino, sino el del país.

Con el desprestigio y la desaprobación generalizada que ha ganado a lo largo de estos años la administración de Peña Nieto, la elección del próximo candidato del PRI a la presidencia reviste una enorme complejidad que exige un análisis que separe filias y fobias y anteponga realmente el interés personal y hasta partidario por el bien del país.

Mientras esto sucede, el eterno candidato “Rayito de esperanza”, maestro del ajedrez político, seguramente estará armando una estrategia para cada escenario, de acuerdo con el candidato que surja en el PRI.

El partido en el poder la tiene muy difícil. El frente ciudadano opositor posiblemente se desintegrará cuando llegue el momento de escoger candidato a la presidencia, no es posible saber ahora hacia dónde irán los votos que obtendría cada uno de los partidos que lo integra hasta hoy.

Los independientes, incluida Margarita Zavala, no tienen ninguna oportunidad de ganar; sin embargo, el hecho de que participen en esta elección ya es un enorme avance democrático.

El presidente Peña Nieto tiene sobre sus espaldas un peso enorme. Tal vez, efectivamente, José Antonio Meade sea el prospecto con más fortalezas, pero no es priista y eso puede jugar fuertemente en su contra. En el mismo caso está José Narro. Enrique de la Madrid, es hijo del expresidente del mismo apellido, quien, por cierto, enarboló la “renovación moral Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño son parte del gabinete peñista; el primero tiene en su contra el incontenible crecimiento de la violencia. Y por lo que hace a Aurelio Nuño, con todo y sus aciertos, está todavía muy verde para asumir la presidencia.

Pronto terminarán las especulaciones. Hoy, estoy segura, nadie quisiera estar en los zapatos del Presidente.

 

andreacatano@gmail.com

El protagonismo que caracteriza a Luis Videgaray Caso lo ha llevado en varias ocasiones a meter la pata en fea forma. “Desfacer sus entuertos” normalmente le pasa la factura a su jefe, sobre quien tiene una notoria y enorme influencia, que, sin embargo, no alcanza a ser absoluta, como hemos podido comprobar.

El canciller Videgaray se deshizo en elogios para José Antonio Meade (su gran amigo y colega de muchos años en la Secretaría de Hacienda), al punto de equipararlo nada más y nada menos que con Calles -¡Oh, mi Dios! como dicen en los doblajes- y con tal letanía de alabanzas le hizo a su amigo un flaquísimo favor y provocó el enojo del Presidente.

Ante los reporteros de la fuente, el presidente Peña Nieto no tardó en mandar su “danzón dedicado”: “Yo creo que andan bien despistados todos, porque yo creo que el PRI no habrá de elegir a su candidato, seguro estoy, a partir de elogios o aplausos”. ¡Saz! Con esta declaración Peña dejó muy en claro que el conato de destape no provenía de él.

No hay duda, pues, de que el Presidente será quien tome la decisión de elegir al candidato y de que el elenco lo integran Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Enrique de la Madrid, José Narro y José Antonio Meade y también es inobjetable que en el “nuevo” PRI la pasarela de antaño ha quedado en el pasado y ahora sí, “fuera caretas”, será Peña y nadie más que Peña quien tome la decisión que conoceremos en los primeros días de la próxima semana. Así que muy pronto, si no es que ya sucedió, el ungido habrá recibido la gran llamada que marcará no solamente su destino, sino el del país.

Con el desprestigio y la desaprobación generalizada que ha ganado a lo largo de estos años la administración de Peña Nieto, la elección del próximo candidato del PRI a la presidencia reviste una enorme complejidad que exige un análisis que separe filias y fobias y anteponga realmente el interés personal y hasta partidario por el bien del país.

Mientras esto sucede, el eterno candidato “Rayito de esperanza”, maestro del ajedrez político, seguramente estará armando una estrategia para cada escenario, de acuerdo con el candidato que surja en el PRI.

El partido en el poder la tiene muy difícil. El frente ciudadano opositor posiblemente se desintegrará cuando llegue el momento de escoger candidato a la presidencia, no es posible saber ahora hacia dónde irán los votos que obtendría cada uno de los partidos que lo integra hasta hoy.

Los independientes, incluida Margarita Zavala, no tienen ninguna oportunidad de ganar; sin embargo, el hecho de que participen en esta elección ya es un enorme avance democrático.

El presidente Peña Nieto tiene sobre sus espaldas un peso enorme. Tal vez, efectivamente, José Antonio Meade sea el prospecto con más fortalezas, pero no es priista y eso puede jugar fuertemente en su contra. En el mismo caso está José Narro. Enrique de la Madrid, es hijo del expresidente del mismo apellido, quien, por cierto, enarboló la “renovación moral Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño son parte del gabinete peñista; el primero tiene en su contra el incontenible crecimiento de la violencia. Y por lo que hace a Aurelio Nuño, con todo y sus aciertos, está todavía muy verde para asumir la presidencia.

Pronto terminarán las especulaciones. Hoy, estoy segura, nadie quisiera estar en los zapatos del Presidente.

 

andreacatano@gmail.com

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