por Vanessa Matamoros Nava
Los policías se ven afectados por las decisiones y acciones que las autoridades toman con relación a la planeación y protección de los miembros policiacos. Dimensionar la problemática en que se encuentra nuestro país en cuanto a policías asesinados es el primer paso para la elaboración y/o fortalecimiento de las políticas públicas y protocolos orientados a la protección del cuerpo policiaco.
En lo que va del 2024, en México han sido asesinados al menos 225 policías, en promedio, uno por día; los estados con mayor índice de policías asesinados son: Guanajuato (41), Estado de México (22), Nuevo León (16), Chiapas (16), Guerrero (15), Baja California (12), Jalisco (11), Tamaulipas (11) y Michoacán (10). Del 1 de diciembre de 2018 al 26 de septiembre de 2024 se han registrado, al menos, 2,455 policías asesinados en México.
Lo anterior, nos muestra dos situaciones realmente preocupantes; la primera, cifras alarmantes de violencia extrema dirigida a los cuerpos policiacos y, la segunda, una deficiencia en los protocolos, entrenamientos, capacitaciones, equipo y medidas de seguridad de los miembros del cuerpo policial.
Proteger a los policías y garantizar su seguridad es una responsabilidad del Estado que requiere de recursos para mantener el control dentro del territorio nacional; sin embargo, uno de los principales factores por los cuales el índice de policías asesinados en México continúa siendo una de las cifras más alarmantes es porque, en este sexenio, el gobierno ha perdido en materia de seguridad y ha dejado en el descuido al cuerpo policiaco, dejando a la vanguardia a la Guardia Nacional. Aunado a ello, el gobierno niega estar en una situación de crisis en cuanto a seguridad y presume datos de incidencia delictiva no acorde con la realidad de nuestro país. Asimismo, dentro de estos datos, no aparecen cifras de policías asesinados, lo que demuestra que la seguridad y la protección no está dentro de sus prioridades.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó la correlación que existe entre el abatimiento de los policías y las deficiencias que ha tenido el Estado frente a este fenómeno, la cual la resume de la siguiente manera: “menor gasto en materiales y suministros, mayor percepción de corrupción en la policía, mayor disponibilidad de armas de fuego, altas tasas de victimización y menor confianza en los policías”.
Desafortunadamente, por la naturaleza de las funciones del cuerpo policiaco, éste es quien corre mayor riesgo de ser abatido, por lo que, es necesario ampliar las investigaciones que arrojen datos estadísticos certeros de tal forma que, el Estado se percate que estamos perdiendo a quienes nos cuidan.