/ jueves 20 de junio de 2024

Diplomacia extraviada

Hace unos días se celebró una importante reunión de carácter diplomático en un resort cerca de Lucerna en Suiza. El país de los cantones decidió jugar ajedrez de cuatro dimensiones e invitó a alrededor de 100 delegaciones internacionales (la mayoría países de diversas partes del mundo) para hablar de paz en el mundo, aunque el principal tema a discutir fue la guerra en Ucrania y lo que puede hacer la comunidad internacional para detenerla.

En la reunión estuvo presente el Presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, aunque no el Presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Durante los dos días que duró la reunión, los Jefes de Estado invitados, así como importantes miembros de Cancillerías en todo el mundo, hablaron de diversos temas que tienen que ver sobre la consecución de la paz, como por ejemplo la prohibición del uso de armas atómicas y la proliferación nuclear.

Más de ochenta países suscribieron el communiqué en el que se expresa la necesidad de garantizar la integridad territorial de Ucrania, como la base de cualquier negociación que tienda hacia la solución del conflicto.

El documento fue firmado por la gran mayoría de los países europeos, Estados Unidos y otros países desarrollados. Pero también lo hicieron naciones del llamado "Sur Global" , como Kenia y Somalia. Por parte de América Latina, lo hicieron, entre otros, Ecuador, Argentina y Chile.

Sin embargo, otras naciones y bloques del mundo se negaron a suscribir el documento. De entre este grupo, destacan los países agrupados bajo las siglas BRICS.

En efecto, ninguno de los países que pertenecen a esta organización suscribieron el documento, destacando, por supuesto, China, como la nación más poderosa de ese conglomerado. No podía ser de otra forma si pensamos que Rusia, el país agresor, forma parte del BRICS.

Pero lo que parece entendible en el caso de Rusia y China, junto con otras naciones aliadas naturalmente a ellos, es menos claro en el caso de la posición mexicana en la reunión.

La Cancillería mexicana se negó a firmar el communiqué oficial sin dar razones para ellos. Es interesante que la propia Canciller haya comentado antes del viaje a Suiza que había conversado con su homólogo ruso. A estas alturas es imposible no notar la mayor cercanía que tiene el gobierno mexicano con la parte agresora, Rusia, que con la parte ofendida, Ucrania. Por eso no debe sorprendernos tampoco el hecho de que el gobierno mexicano haya servido de abogado del gobierno de Putin, al insistir que Rusia hubiera sido invitado a la reunión. Esto es entendible en el contexto que vivimos hoy, pero es raro a la luz de la historia mexicana, no exenta de intervenciones de potencias invasoras en su territorio.

Lamentablemente, veremos más de esta reorientación de la política exterior de México que ha pasado de una en favor de las democracias liberales del mundo a una simpatizante de gobiernos autoritarios.