/ sábado 15 de junio de 2024

Disco duro / ¿Qué sigue para la oposición? 

Periodista con más de tres décadas de experiencia, ocupando siempre puestos editoriales desde columnista de negocios turísticos, redactor de temas de seguridad nacional, Subdirector de Opinión. Cotitular de programas informativos en Radio ABC y Radio Ibero. Coautor del libro "México Armado, Crónica de la Guerrilla en México 1943-1981". Analista de temas de seguridad de la cadena NTN24. Tengo maestría en Administración por la Universidad Iberoamericana. Actualmente soy el Coordinador nacional de Opinión de la Organización Editorial Mexicana. Voy Pumas y disfruto el tenis.

Primero que nada, dividirse. Romper la coalición Fuerza y Corazón por México, amasijo creado sólo para la coyuntura electoral pero sin rumbo ideológico claro.

De sus integrantes sólo el PAN cuenta con una base social más o menos homogénea, clasemediera, con simiente de partido político. Su lastre, sin embargo, es su grupo compacto dirigente, encabezado por Marko Cortés, el torpe pero presidente de Acción Nacional, secundado por personajes como Jorge Romero, el verdadero artífice del cártel inmobiliario en la alcaldía Benito Juárez, y que han desplazado a los panistas de calle, de bardas y banquetas, que sí están en contacto con la ciudadanía. Son personajes muy lejanos ideológica y éticamente a gente como Carlos Castillo Peraza, no se diga a Gómez Morín, Luis Bravo Mena o a los verdaderos doctrinarios panistas.

Queda para la historia de la ignominia política la propia revelación de Cortés de cómo él y su grupo se repartían notarías en Coahuila rumbo a la elección estatal. Clavos como ese cerraron el ataúd electoral de Xóchitl.

Hasta hace poco el PRI presumía su base dura, pero el domingo 2 de junio quedó claro que eso ya no existe. El impresentable Alejandro “Alito” Moreno fue un pasivo más que un activo en la campaña, y tendría que irse, con todo y sus Ferraris y Lamborghinis al cementerio político, pero se aseguró senaduría plurinominal y seguirá aferrado al mando del tricolor para usufructo personal. Los gobernadores que pudieron se vendieron al poder y consiguieron algunas embajadas. Un desastre.

Del PRD, ya sin registro, sólo quedan los huesos que dejó López Obrador, quien se fue con todo y tribus oportunistas a Morena. Los cansados Chuchos (Zambrano y Ortega) no tienen nada que ofrecer al electorado.

Movimiento Ciudadano se dice el ganón de la contienda, pero en los próximos días verá cómo lo mejorcito y más presentable de su militancia se comenzará a ir. Socialdemócratas sin mancha, como Patricia Mercado, Martha Tagle, Aurelien Guilabert y aun Salomón Chertorivsky, no caben junto a oportunistas como Dante Delgado, Máynez o Samuel García, que ya se frotan las manos para vender caros sus votos a Morena en el Congreso.

De esta escisión podría surgir un partido socialdemócrata de clases medias urbanas, académicas, capaces de ocupar el lugar que dejará Morena en el espectro político ahora que se ha vuelto el nuevo PRI hegemónico y clientelar al estilo de los años 70.

La ultraderecha trabajará para tratar de hacer crecer la figura de Eduardo Verástegui, que sin embargo no parece tener arraigo popular suficiente para volverse partido político. Tampoco vemos a fuerzas de izquierda radical moviéndose para la conformación de un partido obrero, sindicalista, de tintes socialistas o comunistas, que tampoco hay ya en el mundo.

De no darse todo lo anterior, la oposición dejará de ser poco competitiva, como lo es ahora, para volverse totalmente irrelevante de aquí a tres años.