/ sábado 6 de julio de 2024

Disco duro / Violencia vicaria, un logro 

Periodista con más de tres décadas de experiencia, ocupando siempre puestos editoriales desde columnista de negocios turísticos, redactor de temas de seguridad nacional, Subdirector de Opinión. Cotitular de programas informativos en Radio ABC y Radio Ibero. Coautor del libro "México Armado, Crónica de la Guerrilla en México 1943-1981". Analista de temas de seguridad de la cadena NTN24. Tengo maestría en Administración por la Universidad Iberoamericana. Actualmente soy el Coordinador nacional de Opinión de la Organización Editorial Mexicana. Voy Pumas y disfruto el tenis.

La violencia vicaria es el cobarde acto por el cual generalmente los padres usan a los hijos para chantajear al conyuge, para usarlos de moneda de cambio y así obtener ventajas económicas, emocionales o de venganza. Les impide o condiciona verlos, bloquea las convivencias en los años más importantes de la crianza de los hijos, incluso aunque un juez haya permitido las convivencias. Y en casos extremos, los llegan a secuestrar.

En México, este año ha sido el de la consolidación jurídica de la violencia vicaria como delito. El 17 de enero, el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto por el que se reformaron y adicionaron diversas disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, del Código Civil Federal y del Código Penal Federal, en materia de violencia vicaria.

De tal manera que ahora, en el artículo 6 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se especifica cuáles son los tipos de violencia contra las mujeres, y se encuentra la “violencia a través de interpósita persona”, comúnmente conocida como ‘violencia vicaria’.

A su vez, el 22 de mayo pasado, el Congreso de la Ciudad de México aprobó que la violencia vicaria fuera tipificada como delito en la capital, mismo que podría imponer penas de hasta seis años de cárcel en caso de comprobarse.

Con 43 votos a favor y ninguno en contra, quedaron aprobadas todas las modificaciones propuestas para el Código Civil y el Código Penal de la Ciudad de México en donde la sentencia mínima sería de dos años y la pérdida total de la patria potestad de los hijos a hombres que incurran en este delito.

Antes que en la Federación y en la CdMx, los estados de Zacatecas, Estado de México, Yucatán, Hidalgo y Puebla, ya habían hecho modificaciones en sus leyes para reconocerla. En Sonora, Chihuahua, Monterrey, San Luis Potosí, Nayarit, Guadalajara y Tabasco las reformas fueron presentadas y se encuentran en el proceso legislativo.

Aunque la violencia vicaria podría afectar a cualquier género, el marco legal y las políticas en México están diseñadas para abordar las desigualdades y patrones específicos que afectan desproporcionadamente a las mujeres.

Esto tiene una razón, históricamente las mujeres han sido más vulnerables a diferentes formas de violencia debido a desigualdades estructurales de género. La violencia vicaria se reconoce como una extensión de estas dinámicas de poder.

Estadísticamente, es más común que los agresores utilicen a los hijos para ejercer control y causar daño a las mujeres en contextos de violencia doméstica.

La legislación busca ofrecer una protección específica y más efectiva a las mujeres, quienes son mayormente las víctimas de este tipo de violencia. Reconocer la violencia vicaria en términos de violencia de género permite enfocar esfuerzos y recursos para la protección y apoyo de las víctimas.

Abogadas feministas dicen a este espacio que si un hombre es víctima del uso criminal de los hijos en su contra, por parte de su pareja, de todos modos existen maneras de defensa, alegando otro tipo de infracciones, de privaciones, de violaciones de acuerdos, pero no apegarse al princpio de violencia vicaria, que aplica exclusivamente a mujeres.

Como sea, es bueno que la sociedad haya visibilizado este problema, que debe erradicarse porque saca lo peor de las personas, quienes se escudan en lo más sagrado y delicado que puede haber, que son los hijos.