/ viernes 19 de julio de 2024

¿Divulgar o difundir la ciencia? Retos de la profesionalización de las personas divulgadoras

Julio César Domínguez Orta, responsable del Depto. de Divulgación, Centro de Investigación científica de Yucatán (CICY)

responsable.divulgacion@cicy.mx

Palabras clave: divulgación, difusión, enseñanza de la ciencia.

Área del conocimiento: Humanidades.

Cotidianamente se afirma que la ciencia es el motor del desarrollo económico, industrial, el crecimiento de una nación e incluso, más recientemente, un área generadora de alternativas para aminorar los impactos del cambio climático y para el cuidado del planeta. No obstante, para ser conscientes de la importancia que tiene la ciencia en la vida de las personas se requieren esfuerzos mayúsculos por parte de las personas que producen el conocimiento, la comunidad científica.

Pero qué hacer ¿divulgar o difundir? Para entender, hay que conocer un poco más de donde surgió este interés por comunicar la ciencia en México.

En nuestro país, la ciencia como formalmente la conocemos fui introducida en la época colonial con el establecimiento de las universidades, pero fue hasta mediados del siglo XVIII que científicas y científicos quisieron ir más allá de generar el conocimiento e iniciaron en la exploración de comunicar sus resultados en periódicos, libros y en reflexiones impresas, estos avances se truncaron un poco cuando estalló la Guerra de independencia y las prioridades se centran en la búsqueda de la libertad.

El trabajo de la comunidad científica se retomaría hasta el mediados del siglo XIX con la reedición de antiguos libros, la aparición de algunos nuevos y la conformación de las primeras asociaciones y sociedades científicas; y posteriormente, en el siglo XX este trabajo por comunicar la ciencia empezó a tomar fuerza con el surgimiento de más universidades y centros de investigación en el país (Patricia, 1996).

En la actualidad, la atmósfera científica ha ido evolucionando por diversas razones, entre ellas, el estudio de fenómenos sociales, problemas ambientales, de salud, entre otros. Igualmente, ha evolucionado cómo las personas que se dedican a la ciencia comunican sus resultados a la sociedad.

Esta tarea de comunicar la ciencia no siempre, ni para todas las personas, resulta una tarea sencilla, y es que hasta recientes fechas es que la divulgación científica se empieza a profesionalizar en el país, así es, las personas de diversas áreas de la ciencia: físicas, matemáticas, historiadoras, literatas, químicas, etc, además de tener una formación en dicho campo pueden adquirir conocimientos y especializarse, o al menos capacitarse, en el área de la comunicación de la ciencia a fin de comunicar de la forma más asertiva posible aspectos de interés o resultados de sus proyectos con público no especializado (Martín-Rivero et al., 2019).

Si bien la comunidad académica está muy familiarizada con la impartición de cursos sobre temas científicos, clases, capacitaciones, asesorías y similares, hay que considerar que esta acción corresponde a la «enseñanza de la ciencia» que, en general, sigue un modelo de transferencia de conocimientos, y aunque puede haber interacción e intercambio de saberes entre el estudiante y el profesor, la dominancia recae en el emisor, que es la persona que enseña sobre ciencia.

Otra acción que todo el tiempo suele confundirse con la divulgación es la «difusión científica». Y en esta última área, el personal de investigación tiene mucha experiencia, al ser una práctica muy habitual y cotidiana, ya que corresponde a comunicar aspectos de su trabajo académico en congresos, seminarios, publicación de pappers, es decir, se comunican con personas con un nivel de compresión de la ciencia igual o similar (Santos, 2010).

Y en realidad la «divulgación» se refiere al acto de comunicar la ciencia a un público no especializado y diverso, idealmente voluntario, con todo el trabajo que esto implica: habrá que ajustar el lenguaje, el formato, el medio para transmitir, el tono, incluso logísticas para organizar eventos, trabajar con públicos etarios diversos u otras particularidades.

Los artículos en revistas de divulgación, las exposiciones en centros interactivos y museos interactivos, los shows de ciencia, los talleres de ciencia, las ferias científicas, el stand up científico, las obras teatrales sobre ciencia, son algunos ejemplos de canales por los cuáles se puede divulgar conocimiento con el último fin de que el público se apropie de él y comprenda la repercusión de la ciencia en su entorno.

Aquí es donde se puede denotar la necesidad de profesionalización en el área de la divulgación científica, que si bien, existen grandes divulgadores y divulgadoras en México, también es cierto que hay una gran área de oportunidad en la comunidad científica para capacitarse en esta materia y comunicar de forma más efectiva su quehacer con la sociedad. Igualmente, en las instituciones existen oportunidades para crear o fortalecer áreas especializadas en la divulgación para asesorar o apoyar al personal de investigación.

Existen áreas muy concretas de necesidad para robustecer la labor divulgativa, algunas son: mayor reconocimiento a las personas divulgadoras en los ámbitos académicos y sociales; financiamiento de proyectos de divulgación, quizá pensar en la evaluación de la divulgación (a fin de mejorar las prácticas); y por supuesto, la capacitación y disposición de las personas que se dedican a la ciencia (Tonda & García, 2020)

Al final, la divulgación es benéfica y necesaria tanto para la población quien podrá acceder, como un derecho universal, a la ciencia y sus beneficios, pero lo más importante, comprenderla y utilizarla; y, para la comunidad científica tendrá ventajas como: conectar los proyectos de investigación con la sociedad; incidir en la sociedad y políticas públicas; contribuir a la construcción de una sociedad crítica; y poder comunicar temas o proyectos de forma más expedita y accesible.

Con la divulgación todas las partes de la ecuación ganan.

Pies de figuras

Figura 1. Libra astronómica y philosophica, de Sigüenza y Góngora. Explicaba el fenómeno natural de los cometas desde una perspectiva racional y basada en las teorías de Copérnico, Galileo y Descartes. Casó fuertes debates por oponerse a la visión del fraile Eusebio Kino, autor de Exposición astronómica de el cometa. Tomada de: https://nuevaescuelamexicana.sep.gob.mx/detalle-ficha/36935/

Figura 2. M.C. Isaí Olalde Estrada, técnico del CICY en una sesión de clases, octubre 2023.

Figura 3. Actividad de divulgación para público juvenil. Evento: CICY Casa Abierta 2023.

Figura 4. Demostración experimental El epazote polifacético con jóvenes de secundaria de Chapab, Yucatán. Evento: Ruta de la ciencia – Talento CICY, octubre 2023.

Referencias

Patricia, M. R. (1996, 1 septiembre). Divulgar la ciencia en México: un reto. http://hdl.handle.net/10469/12992

Martín-Rivero, M., Gorina-Sánchez, A., & Alonso-Berenguer, I. (2019). Profesionalización de profesores universitarios en la gestión de la comunicación científica para el desarrollo local. LUZ, 18(3), 3-17. http://eprints.rclis.org/39226/

Santos, V. E. (2010). DIFUSIÓN y DIVULGACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. Idesia, 28(3), 5-6. https://doi.org/10.4067/s0718-34292010000300001

Tonda, J., & García, M. S. R. (2020). Urge Juan Tonda Mazón la creación de un Sistema Nacional de Divulgadores de la Ciencia. Entrevista con Juan Tonda Mazón. Revista Mexicana de Comunicación, 145, 8. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7553898

Julio César Domínguez Orta, responsable del Depto. de Divulgación, Centro de Investigación científica de Yucatán (CICY)

responsable.divulgacion@cicy.mx

Palabras clave: divulgación, difusión, enseñanza de la ciencia.

Área del conocimiento: Humanidades.

Cotidianamente se afirma que la ciencia es el motor del desarrollo económico, industrial, el crecimiento de una nación e incluso, más recientemente, un área generadora de alternativas para aminorar los impactos del cambio climático y para el cuidado del planeta. No obstante, para ser conscientes de la importancia que tiene la ciencia en la vida de las personas se requieren esfuerzos mayúsculos por parte de las personas que producen el conocimiento, la comunidad científica.

Pero qué hacer ¿divulgar o difundir? Para entender, hay que conocer un poco más de donde surgió este interés por comunicar la ciencia en México.

En nuestro país, la ciencia como formalmente la conocemos fui introducida en la época colonial con el establecimiento de las universidades, pero fue hasta mediados del siglo XVIII que científicas y científicos quisieron ir más allá de generar el conocimiento e iniciaron en la exploración de comunicar sus resultados en periódicos, libros y en reflexiones impresas, estos avances se truncaron un poco cuando estalló la Guerra de independencia y las prioridades se centran en la búsqueda de la libertad.

El trabajo de la comunidad científica se retomaría hasta el mediados del siglo XIX con la reedición de antiguos libros, la aparición de algunos nuevos y la conformación de las primeras asociaciones y sociedades científicas; y posteriormente, en el siglo XX este trabajo por comunicar la ciencia empezó a tomar fuerza con el surgimiento de más universidades y centros de investigación en el país (Patricia, 1996).

En la actualidad, la atmósfera científica ha ido evolucionando por diversas razones, entre ellas, el estudio de fenómenos sociales, problemas ambientales, de salud, entre otros. Igualmente, ha evolucionado cómo las personas que se dedican a la ciencia comunican sus resultados a la sociedad.

Esta tarea de comunicar la ciencia no siempre, ni para todas las personas, resulta una tarea sencilla, y es que hasta recientes fechas es que la divulgación científica se empieza a profesionalizar en el país, así es, las personas de diversas áreas de la ciencia: físicas, matemáticas, historiadoras, literatas, químicas, etc, además de tener una formación en dicho campo pueden adquirir conocimientos y especializarse, o al menos capacitarse, en el área de la comunicación de la ciencia a fin de comunicar de la forma más asertiva posible aspectos de interés o resultados de sus proyectos con público no especializado (Martín-Rivero et al., 2019).

Si bien la comunidad académica está muy familiarizada con la impartición de cursos sobre temas científicos, clases, capacitaciones, asesorías y similares, hay que considerar que esta acción corresponde a la «enseñanza de la ciencia» que, en general, sigue un modelo de transferencia de conocimientos, y aunque puede haber interacción e intercambio de saberes entre el estudiante y el profesor, la dominancia recae en el emisor, que es la persona que enseña sobre ciencia.

Otra acción que todo el tiempo suele confundirse con la divulgación es la «difusión científica». Y en esta última área, el personal de investigación tiene mucha experiencia, al ser una práctica muy habitual y cotidiana, ya que corresponde a comunicar aspectos de su trabajo académico en congresos, seminarios, publicación de pappers, es decir, se comunican con personas con un nivel de compresión de la ciencia igual o similar (Santos, 2010).

Y en realidad la «divulgación» se refiere al acto de comunicar la ciencia a un público no especializado y diverso, idealmente voluntario, con todo el trabajo que esto implica: habrá que ajustar el lenguaje, el formato, el medio para transmitir, el tono, incluso logísticas para organizar eventos, trabajar con públicos etarios diversos u otras particularidades.

Los artículos en revistas de divulgación, las exposiciones en centros interactivos y museos interactivos, los shows de ciencia, los talleres de ciencia, las ferias científicas, el stand up científico, las obras teatrales sobre ciencia, son algunos ejemplos de canales por los cuáles se puede divulgar conocimiento con el último fin de que el público se apropie de él y comprenda la repercusión de la ciencia en su entorno.

Aquí es donde se puede denotar la necesidad de profesionalización en el área de la divulgación científica, que si bien, existen grandes divulgadores y divulgadoras en México, también es cierto que hay una gran área de oportunidad en la comunidad científica para capacitarse en esta materia y comunicar de forma más efectiva su quehacer con la sociedad. Igualmente, en las instituciones existen oportunidades para crear o fortalecer áreas especializadas en la divulgación para asesorar o apoyar al personal de investigación.

Existen áreas muy concretas de necesidad para robustecer la labor divulgativa, algunas son: mayor reconocimiento a las personas divulgadoras en los ámbitos académicos y sociales; financiamiento de proyectos de divulgación, quizá pensar en la evaluación de la divulgación (a fin de mejorar las prácticas); y por supuesto, la capacitación y disposición de las personas que se dedican a la ciencia (Tonda & García, 2020)

Al final, la divulgación es benéfica y necesaria tanto para la población quien podrá acceder, como un derecho universal, a la ciencia y sus beneficios, pero lo más importante, comprenderla y utilizarla; y, para la comunidad científica tendrá ventajas como: conectar los proyectos de investigación con la sociedad; incidir en la sociedad y políticas públicas; contribuir a la construcción de una sociedad crítica; y poder comunicar temas o proyectos de forma más expedita y accesible.

Con la divulgación todas las partes de la ecuación ganan.

Pies de figuras

Figura 1. Libra astronómica y philosophica, de Sigüenza y Góngora. Explicaba el fenómeno natural de los cometas desde una perspectiva racional y basada en las teorías de Copérnico, Galileo y Descartes. Casó fuertes debates por oponerse a la visión del fraile Eusebio Kino, autor de Exposición astronómica de el cometa. Tomada de: https://nuevaescuelamexicana.sep.gob.mx/detalle-ficha/36935/

Figura 2. M.C. Isaí Olalde Estrada, técnico del CICY en una sesión de clases, octubre 2023.

Figura 3. Actividad de divulgación para público juvenil. Evento: CICY Casa Abierta 2023.

Figura 4. Demostración experimental El epazote polifacético con jóvenes de secundaria de Chapab, Yucatán. Evento: Ruta de la ciencia – Talento CICY, octubre 2023.

Referencias

Patricia, M. R. (1996, 1 septiembre). Divulgar la ciencia en México: un reto. http://hdl.handle.net/10469/12992

Martín-Rivero, M., Gorina-Sánchez, A., & Alonso-Berenguer, I. (2019). Profesionalización de profesores universitarios en la gestión de la comunicación científica para el desarrollo local. LUZ, 18(3), 3-17. http://eprints.rclis.org/39226/

Santos, V. E. (2010). DIFUSIÓN y DIVULGACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. Idesia, 28(3), 5-6. https://doi.org/10.4067/s0718-34292010000300001

Tonda, J., & García, M. S. R. (2020). Urge Juan Tonda Mazón la creación de un Sistema Nacional de Divulgadores de la Ciencia. Entrevista con Juan Tonda Mazón. Revista Mexicana de Comunicación, 145, 8. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7553898