/ sábado 12 de octubre de 2024

Dormir bien, base de una vida saludable y equilibrada

por Rocío Hinojosa Vega


Durante siglos, el sueño, fue considerado un simple “descanso del cerebro” después de un día de actividad, sin embargo, investigaciones que datan de la década de 1930 demostraron que el sueño no es solo un periodo de reposo. Hoy sabemos que se trata de un proceso biológico activo, cíclico y reversible, esencial para la recuperación física y mental.

En promedio pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo y la cantidad de sueño que necesitamos varía a lo largo de nuestra vida. Al nacer necesitamos entre 16 y 18 horas de sueño diario, mientras que en la edad adulta esta cifra se reduce a un promedio de 7.5 a 8 horas, sin embargo, no solo la cantidad de sueño es importante, la calidad también es crucial.

Los trastornos del sueño que afectan tanto la cantidad como la calidad del descanso, tienen consecuencias negativas durante el día, manifestándose en cansancio, problemas cognitivos y alteraciones del estado de ánimo.

La Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño identifica seis grandes categorías de trastornos, entre ellos, el insomnio es uno de los más comunes, caracterizado por la dificultad para quedarse o mantenerse dormido, despertarse temprano o experimentar un sueño no reparador. Otro trastorno significativo es la apnea obstructiva del sueño, marcada por episodios repetidos de obstrucción del flujo aéreo durante el sueño, con el ronquido como síntoma más frecuente.

Es más, existen trastornos como la narcolepsia que provoca somnolencia diurna excesiva y el sonambulismo que lleva a la deambulación durante el sueño. El bruxismo, que implica el rechinamiento de dientes, es otro ejemplo de cómo los trastornos del sueño pueden manifestarse de diversas maneras.

El tratamiento de estos trastornos busca mejorar tanto la calidad del sueño como mitigar los síntomas diurnos. Las intervenciones no farmacológicas, como la educación sobre la higiene del sueño, son la primera línea de tratamiento. Estas medidas incluyen establecer horarios regulares para dormir y despertar, evitar siestas de más de 45 minutos, reducir la ingesta de cafeína y comidas pesadas antes de acostarse y crear un ambiente propicio para el descanso. Estas intervenciones ayudan a establecer una rutina de sueño saludable.

En casos donde se requiere tratamiento farmacológico, éste debe ser cuidadosamente indicado y supervisado por un médico, adaptado a las necesidades individuales del paciente y limitado en duración para evitar efectos adversos como la somnolencia diurna.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), consciente de la importancia del sueño para una vida saludable, ofrece soluciones en sus tres niveles de atención para ayudar a sus derechohabientes a recuperar la calidad del sueño y, con ello, mejorar su bienestar general. Además, mediante su campaña: “Empieza Por Ti”, fomenta el autocuidado proporcionando recursos que incluyen medidas de higiene de sueño.


Titular de la División de Servicios de Salud Mental y Adicciones

Coordinación de Salud Mental y Adicciones del IMSS


por Rocío Hinojosa Vega


Durante siglos, el sueño, fue considerado un simple “descanso del cerebro” después de un día de actividad, sin embargo, investigaciones que datan de la década de 1930 demostraron que el sueño no es solo un periodo de reposo. Hoy sabemos que se trata de un proceso biológico activo, cíclico y reversible, esencial para la recuperación física y mental.

En promedio pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo y la cantidad de sueño que necesitamos varía a lo largo de nuestra vida. Al nacer necesitamos entre 16 y 18 horas de sueño diario, mientras que en la edad adulta esta cifra se reduce a un promedio de 7.5 a 8 horas, sin embargo, no solo la cantidad de sueño es importante, la calidad también es crucial.

Los trastornos del sueño que afectan tanto la cantidad como la calidad del descanso, tienen consecuencias negativas durante el día, manifestándose en cansancio, problemas cognitivos y alteraciones del estado de ánimo.

La Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño identifica seis grandes categorías de trastornos, entre ellos, el insomnio es uno de los más comunes, caracterizado por la dificultad para quedarse o mantenerse dormido, despertarse temprano o experimentar un sueño no reparador. Otro trastorno significativo es la apnea obstructiva del sueño, marcada por episodios repetidos de obstrucción del flujo aéreo durante el sueño, con el ronquido como síntoma más frecuente.

Es más, existen trastornos como la narcolepsia que provoca somnolencia diurna excesiva y el sonambulismo que lleva a la deambulación durante el sueño. El bruxismo, que implica el rechinamiento de dientes, es otro ejemplo de cómo los trastornos del sueño pueden manifestarse de diversas maneras.

El tratamiento de estos trastornos busca mejorar tanto la calidad del sueño como mitigar los síntomas diurnos. Las intervenciones no farmacológicas, como la educación sobre la higiene del sueño, son la primera línea de tratamiento. Estas medidas incluyen establecer horarios regulares para dormir y despertar, evitar siestas de más de 45 minutos, reducir la ingesta de cafeína y comidas pesadas antes de acostarse y crear un ambiente propicio para el descanso. Estas intervenciones ayudan a establecer una rutina de sueño saludable.

En casos donde se requiere tratamiento farmacológico, éste debe ser cuidadosamente indicado y supervisado por un médico, adaptado a las necesidades individuales del paciente y limitado en duración para evitar efectos adversos como la somnolencia diurna.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), consciente de la importancia del sueño para una vida saludable, ofrece soluciones en sus tres niveles de atención para ayudar a sus derechohabientes a recuperar la calidad del sueño y, con ello, mejorar su bienestar general. Además, mediante su campaña: “Empieza Por Ti”, fomenta el autocuidado proporcionando recursos que incluyen medidas de higiene de sueño.


Titular de la División de Servicios de Salud Mental y Adicciones

Coordinación de Salud Mental y Adicciones del IMSS