/ domingo 20 de octubre de 2024

El aborto, otra barbarie

Nuestro México lindo y querido, del que tanto presumíamos, se va despeñando de barbarie en barbarie.

Nos aterrorizó que al presidente municipal de Chilpancingo, a seis días de haber tomado posesión, lo decapitaran y depositaran su cabeza sobre el cofre de su camioneta. Asesinatos y degüellos así se multiplican en varias partes. Varias familias chiapanecas han huido a Guatemala, para escapar de los grupos armados que mandan en la región. Muchas personas han huido a Estados Unidos o a otras partes, solicitando asilo político, porque las bandas criminales les quitan sus bienes y hasta la vida. Los delitos de alto impacto y los de la llamada delincuencia común no disminuyen como se desearía; los noticiarios están llenos de notas rojas. Pareciera que el crimen organizado ha sentado sus reales en el país. ¿No es esto una barbarie? ¡Y eso que nos declaramos mayoritariamente cristianos, entre católicos y protestantes! Nuestros hechos demuestran lo contrario.

El partido en el poder arrasa con todo, regresando a un poder hegemónico y absolutista de otros tiempos. Como tienen mayoría en el congreso federal y en casi todos los estatales, hacen lo que quieren. Están destruyendo la autonomía del poder judicial y echando a la calle a muchos jueces que, después de tantos años de estudio y trabajo, no salieron positivos en una tómbola de la suerte. Con la falacia de que la mayoría de los votantes les favoreció en diversos cargos, deducen que nuestro pueblo les apoya en todo lo que deciden. ¿No es esto una barbarie?

Aumentan las legislaturas locales que despenalizan el aborto, porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación así lo determinó. ¡Quizá está pagando su pecado! Con el argumento de no criminalizar a las mujeres que abortan, porque dicen que pueden hacer con su cuerpo lo que quieran, no toman en cuenta el derecho natural del concebido a la vida. Es un ser humano al que se asesina, aunque tenga unos segundos de haber sido concebido. Es un ser inocente e indefenso, no un criminal que se elimina cruelmente. No es la religión, sino la ciencia misma la que afirma que hay ya vida humana no hasta la doceava semana, sino desde el inicio de la gestación. La mayoría de legisladores son creyentes en Dios, pero no les importa ir contra el quinto mandamiento que ordena no matar, sino que obedecen consignas del partido, y si no se ajustan a ellas, pierden poder e ingresos económicos. Traicionan su fe, venden su conciencia. Vamos al despeñadero moral. ¿No es esto una barbarie?

DISCERNIR

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en su Declaración sobre la Dignidad Humana, afirma:

“Sobre la base de este valor intangible de la vida humana, el magisterio eclesial se ha pronunciado siempre contra el aborto. En el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”, que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento”.

ACTUAR

Defendamos la vida humana del recién concebido, aunque los poderes de este mundo perverso impongan leyes en sentido contrario. El sentido humano, la ciencia y la fe cristiana nos invitan a defender el derecho a la vida humana en cualquiera de sus etapas.


Nuestro México lindo y querido, del que tanto presumíamos, se va despeñando de barbarie en barbarie.

Nos aterrorizó que al presidente municipal de Chilpancingo, a seis días de haber tomado posesión, lo decapitaran y depositaran su cabeza sobre el cofre de su camioneta. Asesinatos y degüellos así se multiplican en varias partes. Varias familias chiapanecas han huido a Guatemala, para escapar de los grupos armados que mandan en la región. Muchas personas han huido a Estados Unidos o a otras partes, solicitando asilo político, porque las bandas criminales les quitan sus bienes y hasta la vida. Los delitos de alto impacto y los de la llamada delincuencia común no disminuyen como se desearía; los noticiarios están llenos de notas rojas. Pareciera que el crimen organizado ha sentado sus reales en el país. ¿No es esto una barbarie? ¡Y eso que nos declaramos mayoritariamente cristianos, entre católicos y protestantes! Nuestros hechos demuestran lo contrario.

El partido en el poder arrasa con todo, regresando a un poder hegemónico y absolutista de otros tiempos. Como tienen mayoría en el congreso federal y en casi todos los estatales, hacen lo que quieren. Están destruyendo la autonomía del poder judicial y echando a la calle a muchos jueces que, después de tantos años de estudio y trabajo, no salieron positivos en una tómbola de la suerte. Con la falacia de que la mayoría de los votantes les favoreció en diversos cargos, deducen que nuestro pueblo les apoya en todo lo que deciden. ¿No es esto una barbarie?

Aumentan las legislaturas locales que despenalizan el aborto, porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación así lo determinó. ¡Quizá está pagando su pecado! Con el argumento de no criminalizar a las mujeres que abortan, porque dicen que pueden hacer con su cuerpo lo que quieran, no toman en cuenta el derecho natural del concebido a la vida. Es un ser humano al que se asesina, aunque tenga unos segundos de haber sido concebido. Es un ser inocente e indefenso, no un criminal que se elimina cruelmente. No es la religión, sino la ciencia misma la que afirma que hay ya vida humana no hasta la doceava semana, sino desde el inicio de la gestación. La mayoría de legisladores son creyentes en Dios, pero no les importa ir contra el quinto mandamiento que ordena no matar, sino que obedecen consignas del partido, y si no se ajustan a ellas, pierden poder e ingresos económicos. Traicionan su fe, venden su conciencia. Vamos al despeñadero moral. ¿No es esto una barbarie?

DISCERNIR

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en su Declaración sobre la Dignidad Humana, afirma:

“Sobre la base de este valor intangible de la vida humana, el magisterio eclesial se ha pronunciado siempre contra el aborto. En el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”, que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento”.

ACTUAR

Defendamos la vida humana del recién concebido, aunque los poderes de este mundo perverso impongan leyes en sentido contrario. El sentido humano, la ciencia y la fe cristiana nos invitan a defender el derecho a la vida humana en cualquiera de sus etapas.


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