/ jueves 8 de agosto de 2024

El Ejército

En México, sobre todo en el norte, el Ejército goza, hasta ahora, de un gran reconocimiento y estima. Ello se explica por varias razones, desde la institucionalidad que los alejó de las tentaciones golpistas, hasta su participación en todo tipo de acciones en favor de la comunidad.

Una buena parte de los integrantes de Morena, incluyendo al titular del Ejecutivo, mostraron, en el pasado, molestia con la participación de las fuerzas armadas en tareas públicas.

“Si por mí fuera desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”, dijo López Obrador a la Jornada. En 2017, Mario Delgado señaló: “Militarizar la seguridad pública es un cheque en blanco para la violación de los derechos humanos”. En 2012, Citlalli Hernández, ahora segunda en Morena, dijo: “Si AMLO fuera presidente retiraría el ejército en 6 meses de la calle. PRI y PAN se oponen… ¿En qué país viven eh?”.

Aparentemente las cosas cambiaron. De pronto hay una ostentosa relación pública entre gobierno, Morena y Ejército. Eventos, ceremonias y elogios son la expresión última de una actitud que en su dimensión más importante representa una serie de funciones que fueron trasladadas a la jurisdicción militar.

A quien antes criticaba Morena, ahora le encomienda construir desde un aeropuerto hasta un tren, pasando por instalaciones bancarias. A este se le ha trasladado casi en absoluto la responsabilidad de la seguridad del país y para ello se han realizado piruetas jurídicas que en otros tiempos hubieran sido de gran escándalo.

Algunos comentarios al respecto de la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad y otras actividades:

Primero.- En la actualidad, es endeble el soporte jurídico sobre el que se sostiene la operación de la Guardia Nacional. Una resolución de una acción de inconstitucionalidad prohíbe su adscripción al Ejército. Pero en la realidad, forma parte de él y sin sus efectivos no funcionaría.

Segundo.- No obstante los malabares estadísticos del gobierno, la seguridad va de mal en peor y el prestigio del Ejército tarde o temprano lo va a resentir.

Tercero.- ¿Por qué tanto amor al Ejército por Morena?

Posibles razones: 1. Es mano de obra ya pagada y que reduce el costo de servicios y obras del gobierno; 2. Cumple siempre las órdenes, pase lo que pase; 3. Por cuestiones de seguridad, muchas de sus acciones y erogaciones no son públicas; 4. Su uso en materia de seguridad permitió despedir a la mayoría de los elementos de la Policía Federal y, por lo tanto, suprimir el presupuesto; y 5. Usar a una institución con prestigio representa un valor adicional para el gobierno.

Como hemos visto, hay un evidente peligro para las fuerzas armadas. La construcción de la Guardia Nacional recuerda el mensaje de disolución del Ejército que en su momento hizo el ahora presidente. El traslado de cada vez más efectivos a la nueva corporación parece indicar que en algún momento se prescindiría de la institución castrense para tener solo una corporación de seguridad interior. Esto último lo comentan muchos militares en activo y retiro.

Sobre el tema, en los próximos días, en Editorial Cal y Arena, saldrá a la luz un libro del sonorense Rubén Aguilar Valenzuela. Conozco el texto y será de gran ayuda para el debate nacional.

En México, sobre todo en el norte, el Ejército goza, hasta ahora, de un gran reconocimiento y estima. Ello se explica por varias razones, desde la institucionalidad que los alejó de las tentaciones golpistas, hasta su participación en todo tipo de acciones en favor de la comunidad.

Una buena parte de los integrantes de Morena, incluyendo al titular del Ejecutivo, mostraron, en el pasado, molestia con la participación de las fuerzas armadas en tareas públicas.

“Si por mí fuera desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”, dijo López Obrador a la Jornada. En 2017, Mario Delgado señaló: “Militarizar la seguridad pública es un cheque en blanco para la violación de los derechos humanos”. En 2012, Citlalli Hernández, ahora segunda en Morena, dijo: “Si AMLO fuera presidente retiraría el ejército en 6 meses de la calle. PRI y PAN se oponen… ¿En qué país viven eh?”.

Aparentemente las cosas cambiaron. De pronto hay una ostentosa relación pública entre gobierno, Morena y Ejército. Eventos, ceremonias y elogios son la expresión última de una actitud que en su dimensión más importante representa una serie de funciones que fueron trasladadas a la jurisdicción militar.

A quien antes criticaba Morena, ahora le encomienda construir desde un aeropuerto hasta un tren, pasando por instalaciones bancarias. A este se le ha trasladado casi en absoluto la responsabilidad de la seguridad del país y para ello se han realizado piruetas jurídicas que en otros tiempos hubieran sido de gran escándalo.

Algunos comentarios al respecto de la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad y otras actividades:

Primero.- En la actualidad, es endeble el soporte jurídico sobre el que se sostiene la operación de la Guardia Nacional. Una resolución de una acción de inconstitucionalidad prohíbe su adscripción al Ejército. Pero en la realidad, forma parte de él y sin sus efectivos no funcionaría.

Segundo.- No obstante los malabares estadísticos del gobierno, la seguridad va de mal en peor y el prestigio del Ejército tarde o temprano lo va a resentir.

Tercero.- ¿Por qué tanto amor al Ejército por Morena?

Posibles razones: 1. Es mano de obra ya pagada y que reduce el costo de servicios y obras del gobierno; 2. Cumple siempre las órdenes, pase lo que pase; 3. Por cuestiones de seguridad, muchas de sus acciones y erogaciones no son públicas; 4. Su uso en materia de seguridad permitió despedir a la mayoría de los elementos de la Policía Federal y, por lo tanto, suprimir el presupuesto; y 5. Usar a una institución con prestigio representa un valor adicional para el gobierno.

Como hemos visto, hay un evidente peligro para las fuerzas armadas. La construcción de la Guardia Nacional recuerda el mensaje de disolución del Ejército que en su momento hizo el ahora presidente. El traslado de cada vez más efectivos a la nueva corporación parece indicar que en algún momento se prescindiría de la institución castrense para tener solo una corporación de seguridad interior. Esto último lo comentan muchos militares en activo y retiro.

Sobre el tema, en los próximos días, en Editorial Cal y Arena, saldrá a la luz un libro del sonorense Rubén Aguilar Valenzuela. Conozco el texto y será de gran ayuda para el debate nacional.