/ miércoles 21 de agosto de 2024

El Espectador / El reto sanitario de Claudia Sheinbaum

En la administración que está por iniciar el próximo 1 de octubre, el ya nombrado secretario de Salud federal, David Kershenobich, tendrá que enfrentarse a un problema de salud pública que no se ha podido solucionar durante años, pero que resulta urgente atender en un escenario en el que más de 14 millones de mexicanos, sus bolsillos y sus respectivas familias, se ven severamente afectados.

Se trata del padecimiento de diabetes, una enfermedad que se desarrolla y se extiende de manera silenciosa, y que se ha mantenido como la segunda causa de muerte entre los mexicanos. La diabetes además es un grave problema financiero; puede generar gastos de hasta dos millones de pesos por paciente; esto según las cifras que ha venido revelando Mónica Hurtado González, gerente académica de la Federación Mexicana de Diabetes.

Para la estrategia sanitaria del sector público, la diabetes y los padecimientos derivados de la enfermedad, cardiovasculares, renales o amputaciones, son también una pesada carga. Provocan la ocupación de cuatro de cada 10 camas en los hospitales y, en consecuencia, absorben una buena parte de los aproximadamente 128 mil millones de pesos que tienen de presupuesto los nosocomios gubernamentales.

En el equipo del doctor Kershenobich se sabe que la situación en el sistema de salud público podría volverse insostenible si no se actúa con políticas de prevención, educación y atención oportuna. Es una bomba de tiempo que podría colapsar en el mediano plazo. De entrada, se necesita una radiografía para identificar a las personas con prediabetes, a quienes ya la desarrollaron e incluso a su grado de control, para así tomar acciones diferentes para atender a cada grupo.

La fórmula de atención y prevención no es tan complicada, pero se requiere de un trabajo multidisciplinario y, sobre todo, de amplios recursos: cada persona diagnosticada requiere contar con tratamientos farmacológicos, consultas de nutrición e insumos como se adelantó ya la compra de unos 12 mil kits con glucómetros para los hospitales del IMSS-Bienestar, que en el próximo sexenio encabezará Alejandro Svarch.

Según los especialistas que se integrarán al nuevo equipo del sector salud en la administración de Claudia Sheinbaum, resulta fundamental que en la población se realice un monitoreo constante de los niveles de glucosa en sangre (hay que recordar que el 50 por ciento de las personas con diabetes desconocen que se encuentran en esta condición), además debe promoverse un peso saludable para prevenir el desarrollo del padecimiento u otros males como la hipertensión o ciertos tipos de cáncer.

México ya falló en la contención de la pandemia por Covid-19, tampoco pudo siquiera acercarse a la construcción de un sistema sanitario como el que se tiene en Dinamarca. Por tanto, el gobierno de Sheinbaum debe reivindicarse con el control de esta enfermedad que estará cada día más presente en la población mexicana, simple y sencillamente por la tendencia de envejecimiento de lamisma.

En la administración que está por iniciar el próximo 1 de octubre, el ya nombrado secretario de Salud federal, David Kershenobich, tendrá que enfrentarse a un problema de salud pública que no se ha podido solucionar durante años, pero que resulta urgente atender en un escenario en el que más de 14 millones de mexicanos, sus bolsillos y sus respectivas familias, se ven severamente afectados.

Se trata del padecimiento de diabetes, una enfermedad que se desarrolla y se extiende de manera silenciosa, y que se ha mantenido como la segunda causa de muerte entre los mexicanos. La diabetes además es un grave problema financiero; puede generar gastos de hasta dos millones de pesos por paciente; esto según las cifras que ha venido revelando Mónica Hurtado González, gerente académica de la Federación Mexicana de Diabetes.

Para la estrategia sanitaria del sector público, la diabetes y los padecimientos derivados de la enfermedad, cardiovasculares, renales o amputaciones, son también una pesada carga. Provocan la ocupación de cuatro de cada 10 camas en los hospitales y, en consecuencia, absorben una buena parte de los aproximadamente 128 mil millones de pesos que tienen de presupuesto los nosocomios gubernamentales.

En el equipo del doctor Kershenobich se sabe que la situación en el sistema de salud público podría volverse insostenible si no se actúa con políticas de prevención, educación y atención oportuna. Es una bomba de tiempo que podría colapsar en el mediano plazo. De entrada, se necesita una radiografía para identificar a las personas con prediabetes, a quienes ya la desarrollaron e incluso a su grado de control, para así tomar acciones diferentes para atender a cada grupo.

La fórmula de atención y prevención no es tan complicada, pero se requiere de un trabajo multidisciplinario y, sobre todo, de amplios recursos: cada persona diagnosticada requiere contar con tratamientos farmacológicos, consultas de nutrición e insumos como se adelantó ya la compra de unos 12 mil kits con glucómetros para los hospitales del IMSS-Bienestar, que en el próximo sexenio encabezará Alejandro Svarch.

Según los especialistas que se integrarán al nuevo equipo del sector salud en la administración de Claudia Sheinbaum, resulta fundamental que en la población se realice un monitoreo constante de los niveles de glucosa en sangre (hay que recordar que el 50 por ciento de las personas con diabetes desconocen que se encuentran en esta condición), además debe promoverse un peso saludable para prevenir el desarrollo del padecimiento u otros males como la hipertensión o ciertos tipos de cáncer.

México ya falló en la contención de la pandemia por Covid-19, tampoco pudo siquiera acercarse a la construcción de un sistema sanitario como el que se tiene en Dinamarca. Por tanto, el gobierno de Sheinbaum debe reivindicarse con el control de esta enfermedad que estará cada día más presente en la población mexicana, simple y sencillamente por la tendencia de envejecimiento de lamisma.