*Por Ricardo Gallegos
La semana pasada el FMI actualizó sus perspectivas de crecimiento para varios países, entre ellos México, cuya estimación para 2024 se redujo de un 2.5% a un 1.5%, coincidiendo con la baja de otras entidades y con la valuación del equipo de análisis de HR Ratings, donde revisamos que el crecimiento para el país en este año cerraría en 1.4%. Destaca también dentro de las previsiones del Fondo el crecimiento para Estados Unidos en 2024, dejándolo en un 2.8%. Lo anterior tiene implicaciones al inicio de la actual administración federal.
Si bien es normal que las expectativas se vayan ajustando a lo largo del año, destaca que, con la información disponible, México sí ha mostrado una desaceleración más marcada a lo esperado. Lo anterior se puede explicar a través de fenómenos tanto internos como externos, pero es un hecho que hace que el ambiente de cierre y cambio de administración federal se sume a un contexto particularmente más complicado.
Si revisamos rápidamente lo que publicó el FMI, en términos generales, la economía global se estima que tendrá un crecimiento de alrededor de 3.2%. Para el caso de América Latina, el Fondo estima un crecimiento promedio de 2.1%
Como lo mencionaba anteriormente, a pesar de que ha habido ciertos datos alentadores en la economía mexicana, como la inflación y el empleo; particularmente hablando del crecimiento del PIB es claro que se ha desacelerado particularmente en los últimos meses.
Por ejemplo, si observamos las estimaciones iniciales y actuales de diversos organismos, se puede apreciar claramente este fenómeno. Banxico al inicio del año estimó un crecimiento de 3%, al igual que Hacienda; hoy el Banco Central estima un cierre de crecimiento para este año de 1.5%, con lo cual coinciden J.P. Morgan y el FMI, el primero arrancando con una estimación inicial de 2.7% y el segundo de 2.1%. En el caso de la OCDE, la estimación inició en un 2.4% para luego reducirla en un 1.4%. En nuestro caso, la estimación inicial fue de 2.5% y en nuestros escenarios del 3T la redujimos a un 1.4%.
Vienen dos eventos importantes que traerán volatilidad y seguramente moverán las expectativas para 2025. Por un lado, tendremos el resultado de las elecciones en Estados Unidos, y con eso, además de cierta volatilidad en la cotización del peso, se definirá la retórica en torno a las relaciones comerciales con nuestro país, con todo lo que esto implica. Por el otro lado, se presentará el muy esperado paquete fiscal del 15 de noviembre, en donde se definirán elementos muy importantes de política económica para nuestro país. Desde el punto de vista de calidad crediticia, son dos los elementos críticos: el déficit en 2025 y la trayectoria de la deuda neta.
Las implicaciones en términos de la calidad crediticia para nuestro país (HR BBB+) podrían ser importantes si las nuevas autoridades no van por una consolidación fiscal tal cual se venía manejando de reducir el déficit del 6% de este año a un 3-3.5% y mantener acotada la trayectoria de la deuda neta a PIB en alrededor del 50%, todo esto en un ambiente donde la economía está mostrando signos claros de desaceleración. En general, esto parece una combinación complicada. Al tiempo.
*Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings