En estos días, queridos lectores, entre el frío y la pandemia, muchos trabajamos desde casa no sin dejar de informarles y de estar al pendiente de las noticias. Gracias a la tecnología, lo podemos hacer usando las redes sociales y el internet.
Gracias a esto, nos cuidamos y seguimos informándoles. En este artículo, les comento sobre la realeza, y la gente en general, que ya no tenemos privacidad, y los medios de comunicación, en parte, tenemos que informarles sobre la vida de las familias reales pese a que su intimidad, en este caso la de ellos, está siendo destacada, unos por corruptos, y, otros porque su vida sexual y matrimonial está siendo expuesta ante todos.
Los medios tenemos el derecho de dar a conocer cuando una familia real es corrupta y no les importa el daño que hacen a sus súbditos. Tanto Juan Carlos de Borbón, como Alberto II de Bélgica, quien se vio obligado a reconocer a una hija ilegítima, no tuvieron discreción y todos sus escándalos, de adulterio y de corrupción, los tenemos que dar a conocer, es un derecho que los periodistas ejercemos sin difamar.
Esa privacidad ya no existe. Los medios trabajamos para exponer estos casos de monarcas, como también el rey de Suecia, que cometen errores como infidelidades que, tarde o temprano, damos a conocer.
Si, en parte, nuestros artículos se dan a conocer gracias a la tecnología, aunque todos perdamos ese derecho a la privacidad, ya que, por doquier, nos pueden localizar hasta por satélites.
Ya nadie podemos echarnos una canita al aire. Todo esto ya es realidad. Los medios tenemos que investigar como por ejemplo, en este caso yo, que escribo de la realeza, su vida, sus aficiones e intereses, y los paparazzis tienen la ventaja de usar la cámara y cualquier persona puede usar sus celulares para retratar y grabar a la realeza, en este caso, en su vida independiente a los deberes reales.
Y aún así, se puede dar el caso de que, en algún acto oficial, como cuando Letizia discutió con la reina Sofía al salir de una catedral, todos pudimos ver su mala educación y soberbia, pudimos ver, en todo el mundo, como Leonor daba un manotazo a su abuela, la reina.
Podemos ver que este tipo de conducta trae como, consecuencia, primero, el escándalo, y el video se hacer viral, y se queda grabado, la familia real da una disculpa obligada y el gobierno debe de sugerir “un cambio de imagen”.
En otra ocasión, Juan Carlos de Borbón, tuvo que dar disculpas a sus súbditos por haber participado, junto con su “amiga”, en una cacería de elefantes, y pudimos ver al emérito posar con el pobre elefante muerto. Sí, pidió perdón. Hace poco, participó en una cacería de jabalíes. ¿le importó?
Este tipo de conductas se dan a conocer también gracias a testimonios, y por supuesto, esta cacería que era privada, se vuelve pública, haciendo quedar mal, en este caso, a la familia real, y a su pueblo.
En este momento, la familia real española debe dar cuentas al fisco por otros casos de corrupción. Juan Carlos debe, junto a su familia, asumir YA, su responsabilidad, aunque tenga 82 años. Toda su familia debe ser exiliada, porque la corrupción hace que, personas que supuestamente son honorables, sean vistas por los españoles, en este caso, como villanos.
Ya no se puede ocultar esto y sale a la luz, su vida privada de Juan Carlos, no solo saltó a la vista sus negocios, sino sus adulterios.
Solo así, mostrando con pruebas y testigos los escándalos de los royals, en este caso, se debe de investigarlos para que haya justicia para los pueblos. ¿tienen derecho, ellos, los mandatarios, a seguir teniendo privacidad cuando hay denuncias de corrupción e infidelidad?
Los dejo reflexionando.